Perdonan una deuda de 40.000 euros a un vecino de Tarragona gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad

El hombre se vio endeudado porque su exmujer dejó de pagar el alquiler de una vivienda que él había avalado en Oviedo y, por lo tanto, le reclamaron todo lo que se le debía al arrendador

El Juzgado Mercantil número 1 de Tarragona ha perdonado una deuda de 39.042,40 euros a un vecino de la ciudad que se vio endeudado porque su exmujer dejó de pagar el alquiler de una vivienda que él había avalado en Oviedo y, por lo tanto, le reclamaron todo lo que se le debía al arrendador. En este sentido, el juez exonera del pasivo insatisfecho al hombre, cliente de Bergadà Abogados, gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad.

En cuanto a los hechos, estos se remontan al año 2018, cuando su exmujer se puso en contacto para pedirle ayuda a la hora de contratar el alquiler de una vivienda, puesto que tenía abandonar la que residía. “Me llamó y me pidió ayuda para buscar un piso de alquiler. Además, también me dijo que como ella no tenía nómina si le podía hacer el favor firmar el aval. Yo pensaba que sólo sería para un año y confié en su buena fe”, comenta el hombre.

La sorpresa llegó en 2022, “cuando recibí una demanda judicial porque ella había estado sin pagar el alquiler durante cuatro años y al ser yo el avalista me reclamaban a mí las cantidades pendientes”, expresa. Incluso, añade que “no sabía cómo afrontar esa situación. De hecho, dicho aval se fue renovando automáticamente, de la misma manera que el contrato de alquiler de la vivienda, sin que yo tuviera conocimiento”. Asimismo, indica que “mi exmujer me ocultó toda la situación”.

Esto provocó un endeudamiento que derivó en una reclamación judicial de la deuda hacia el hombre. De este modo, se vio inmerso en una situación ajena a su gestión financiera. “Desde entonces lo he pasado fatal, ya que tengo 54 años empecé a ver peligrar mi futura jubilación. Tampoco tenía la cabeza centrada en el trabajo y el no tener ingresos regulares por mi profesión me empezó también a afectar”, comenta.

A todo ello, hubo que sumarle gastos de mantenimiento actuales. Por ello, para hacer frente a los pagos mensuales una vez reducida su nómina por los embargos, se vio obligado a recurrir a tarjetas de crédito, una solución temporal para cubrir sus necesidades financieras inmediatas, pero que le podían pasar factura en un futuro debido a la discontinuidad de su trabajo, en el montaje y mantenimiento de instalaciones industriales y petrolíferas, y la deuda que se le reclamaba. De hecho, “mi situación de endeudamiento nos afectó en cierta manera tanto a mí como a pareja, porque los dos lo pasamos mal”, manifiesta el hombre.

Por su parte, la abogada que ha llevado el caso y socia fundadora de Bergadà Abogados, Marta Bergadà, indica que “son muchas las personas que se encuentran en una situación similar al ser avalistas. Por ello, hay que tener mucho cuidado con lo que se firma y estar muy bien asesorado”.

Fue a principio de año cuando el hombre escuchó por primera vez la Ley de la Segunda Oportunidad de boca de un amigo. “Yo la desconocía totalmente y al hablarme de ella me puse a indagar en Google. Busqué información y me di cuenta que me podía acoger a ella. La casualidad hizo siguiendo indagando encontrara el blog de Bergadà Abogados y una noticia en la que un juzgado había perdonado una deuda de más de 300.000 euros, así que rápidamente me di cuenta que tenía que contactar con ellos”.

De este modo, a mediados de febrero se estableció una primera reunión. “Estaba muy agobiado por toda la situación que estaba viviendo, por lo que al ver que claramente era un deudor de buena fe lo primero que hicimos fue calmarle y tranquilizarle”, señala Marta Bergadà. Por su parte, el cliente de Bergadà Abogados comenta que “ese día fue el primero que me sentí muy aliviado y optimista, ya que me tranquilizaron y me orientaron desde el primer instante”.

Así, se inició el correspondiente procedimiento y, recientemente, el Juzgado Mercantil número 1 de Tarragona perdonaba al hombre una deuda de 39.042,40 euros. “La llamada para decirme que se me había exonerado el pasivo insatisfecho supuso una gran alegría, paz y bienestar, porque habían sido muchos días pensando en ello y cuando peor lo pasaba era por la noche, porque no podía dormir al intentar buscar una explicación de porqué me había pasado eso a mí. Es algo que no se lo deseo a nadie”. Por todo ello, “ahora veo el futuro con mucho más optimismo y esto muy animado. Tanto yo como mi pareja vamos a tirar adelante con mucha fuerza”.