«Perder un hijo es terrible. Imagínate perderlo cuando lo acabas de traer al mundo»

La vida de Núria y de sus dos hijas corría peligro. La única solución era interrumpir el embarazo. Casi tres años después, este artículo recuerda a las pequeñas Matilda y Mafalda

Perder un hijo es de las cosas más terribles de la vida. Y perderlo cuando lo acabas de traer al mundo, todavía lo tiene que ser más. Esta es la historia de Núria y Tomás, un matrimonio de Tarragona cuya vida cambió el pasado 25 de agosto de 2021.

Núria se quedó embarazada de gemelas: Matilda y Mafalda. Todo iba sobre ruedas hasta llegar a la mitad del embarazo. La joven empezó a tener pérdidas importantes y acabó ingresada durante un mes en el Hospital de Santa Tecla. «Nunca supe lo que me pasaba. El embarazo estaba arraigado, pero mi cuerpo no reaccionaba bien», explica la protagonista. El diagnóstico fue fatal: la vida de Núria y de sus hijas corría peligro, y la única solución era interrumpir el embarazo. Y así lo hicieron. Núria tuvo que parir a sus dos hijas a la semana 21 y salió del hospital sin barriga y sin sus dos soles.

La protagonista vio y cogió en brazos a sus hijas tras el parto. Un momento que nunca olvidará, dice. Como tampoco olvidará el trato de las profesionales que le acompañaron en el proceso. Una enfermera, explica Núria, hizo una fotografía a Matilda y a Mafalda. «En ese momento de dolor, yo no hubiera podido tomar ningún tipo de decisión. Siempre estaré agradecida a la sanitaria que tomó la imagen. Gracias a eso, la cara de mis hijas nunca se me borrará», añade Núria, quien tiene la foto colgada en su comedor. «Las miro y les hablo cada día. Una madre que pare se siente orgullosa enseñando las fotos de sus hijas. Yo también lo hago», dice la protagonista.

Para Núria, una de las cosas más duras que vivió fue salir del hospital y que nadie le preguntase por su barriga. «Parecía que tenía que coger mi dolor y mi experiencia, ponerla en una caja cerrada y esconderla. Como si no hubiera pasado. Este tipo de dolor da miedo, la sociedad lo rechaza, no quieren saber de él», apunta Núria, quien asegura que algunas de las frases que más le dolieron fueron: Eres joven, ya tendrás otro hijo, Olvidate, todo pasará o No estés triste, no llores. «No lo entiendo. Estaban hablando de mis dos hijas. Les prometí que si me preguntaban por ellas, hablaría con total normalidad. Yo solo necesitaba un abrazo», explica. El testimonio de Núria puede ayudar al entorno de familias que pasan por situaciones como esta.

La vida de Núria y Tomás cambió ese día. «Después de esta experiencia soy otra persona. Mis hijas me enseñaron que todo se pone en su sitio y que enseñaron la importancia de las cosas. Me dieron una lección de vida», asegura la protagonista.

Núria destaca la actitud de los sanitarios durante todo el proceso. «Fueron un apoyo muy importante. Las decisiones que tomaron por mí han sido claves para que pueda seguir viviendo y para que el trauma no sea tan grande», añade. Hace casi año, la familia volvió a sonreír, dando la bienvenida a Candela, la hermana pequeña de Matilda y Mafalda.

Un espacio de duelo

Para Núria, el pasado lunes fue un día muy especial. El cementerio de Tarragona ha puesto en marcha un espacio para las familias que han perdido un bebé durante la gestación, el parto o a los pocos días de haber nacido. La Fundació Hospital de Sant Pau i Santa Tecla –propietaria del cementerio– ha impulsado esta iniciativa con el objetivo de dar visibilidad a este tipo de duelo que, a menudo, las familias todavía sufren en silencio y soledad.

«Estoy muy contenta con esta iniciativa. Facilita los procesos de duelo y permite a las familias tener un espacio para llevar a cabo los rituales de amor. Los padres que pierden hijos deben cuidarse también», explica Núria, que acaba diciendo: «Perder a un hijo es muy duro y más cuando lo acabas de traer al mundo. El futuro y la vida se rompen».

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