‘Overbooking’ en los parkings cerca del Joan XXIII en Tarragona por culpa de las zonas de pago
La mayoría de aparcamientos están al 100% de ocupación e incluso algunos tienen lista de espera. La zona regulada ha obligado a los trabajadores a buscar alternativas
Sold out. Este es el cartel que cuelga de la mayoría de parkings del entorno del Hospital Joan XXIII desde hace poco más de una semana.
El motivo del incremento de usuarios es la aplicación de la zona verde en este punto de la ciudad, que ha convertido las plazas de aparcamiento gratuito en plazas de pago. Algunos de los parkings, incluso, cuentan con lista de espera. El propietario de uno de ellos dice que, en una semana, han duplicado el número de abonados. Ni el nuevo aparcamiento disuasorio de la calle Guillem Oliver, ni el municipal ni los privados que hay en el entorno, son suficientes para dar respuesta al importante número de vehículos que llegan al lugar.
La mayoría de los nuevos usuarios son trabajadores. Y es que se trata de una zona en la que hay un hospital, un colegio y un número importante de comercios. «No quiero gastarme medio sueldo dejando el coche en zona verde», asegura Ana Bosch, vecina de Sant Pere i Sant Pau y que trabaja en un comercio de la calle Joan Miró, quien explica que antes de la llegada de la zona verde aparcaba en un parking ubicado en el Parc Francolí.
«Ahora, a las ocho de la mañana está completamente lleno», dice. Bosch lleva un mes buscando plaza, a la desesperada. «No hay manera. Me dicen que hay lista de espera. ¡Ya no sé en cuántas listas de espera estoy!», explica la joven.
Empecemos por el nuevo aparcamiento disuasivo ubicado en la calle Guillem Oliver. Tiene 388 plazas y es de zona naranja, lo que significa que cuesta un euro al día. Está lleno. A partir de las ocho y media de la mañana no cabe ni una aguja. De hecho, este parking buscaba minimizar los efectos de la aplicación de la zona verde, pero lo cierto es que antes de su llegada, el aparcamiento ya estaba siempre lleno.
En segundo lugar, el parking municipal, ubicado justo delante del hospital. Hasta esta semana había lista de espera. Parece que en los últimos días se han dado algunas altas y el contador ha quedado a cero.
Seguimos con un aparcamiento privado, que se llama Tgnpark Oliver, situado justo delante de la Escola Tarragona. Cuenta con 290 plazas. «Estamos al límite. Al máximo de ocupación», explica Guillermo Montserrat, trabajador del equipamiento, quien asegura que en la última semana se han duplicado el número de abonados.
«La puesta en marcha de la zona verde nos ha perjudicado porque la rotación ha bajado considerablemente», explica Montserrat. Para que nos hagamos una idea, hasta hace una semana pasaban por este parking unos 120 coches al día. Ahora, unos 50.
«La gente ahora deja el coche durante siete u ocho horas, toda la jornada laboral. A nosotros, en parte, nos interesa que haya cierta rotación», añade.
También está al cien por cien de ocupación el aparcamiento gestionado por la Fundació Onada, ubicado en el Parc Francolí, justo delante de la Escola Cèsar August. El equipamiento cuenta con unas 300 plazas y tiene dos tipos de tarifa para abonados. 45 euros si eres vecino, y 40 si eres trabajador de la zona.
El responsable del parking, Juan Carlos López, asegura que «aquí no cabe ya ni una aguja. Estamos llenos. De hecho, hay entre 20 o 30 personas en lista de espera». López asegura que la mayoría de las nuevas incorporaciones son trabajadores del Hospital Joan XXIII o de la zona.
Quienes también han notado un aumento de interesados en plazas de parking son las comunidades de vecinos. «Y ya se sabe: si sube la demanda, sube el precio. Que yo sepa, actualmente en esta zona solo hay una plaza de parking que se venda. Hacen pagar 28.000 euros», explica un vecino.
Los afectados
Uno de los colectivos más perjudicados por la falta de aparcamiento y por la llegada de la zona verde son los trabajadores del Hospital Joan XXIII. Algunos opinan que el Ayuntamiento debería preveer una tarifa reducida –como la de los vecinos– para ellos.
Pero como no es así, médicos y enfermeras buscan desesperadamente plazas de parking. «Es inviable que los trabajadores tengan que gastarse 15 euros cada día para aparcar», explica Uri Aguilera, delegado de personal del sindicato CATAC-CTS, quien añade que lo peor todavía está por llegar.
Y es que una parte de los trabajadores del Joan XXIII aparcan actualmente en un parking de trabajadores de pago. El problema es que está previsto eliminar provisionalmente este espacio durante las obras del nuevo hospital. «¿Alguien sabe decirme dónde irán a parar estos 300 vehículos?», se pregunta Aguilera, quien pide soluciones a la administración local.
Otro colectivo afectado es la comunidad educativa de la Escola Tarragona. Des de la AFA –asociación de familias– aseguran que algunos profesores han tenido suerte y se han hecho con plazas privadas.
Por su parte, los vecinos denuncian que hay coches aparcados en cualquier lugar. «Desde que hay zona verde encontramos coches en los rincones más insospechados. Solares privados, aceras, etc. En cambio, las calles están totalmente vacías. Al final parece que los únicos que pagamos somos los vecinos», explica la secretaria de la asociación de vecinos del Parc Francolí. Barrios explica que hay comercios, como gimnasios o talleres, que aseguran haber perdido clientes por la falta de aparcamiento.