Octavi Vilà: «Es un orgullo que Tarragona esté en mi ordenación»
El tarraconense ya es el obispo de Girona. Defiende la idea de «confiar en Dios y no avergonzarse de la fe»
Un millar y medio de personas se congregaron en la Catedral de Girona este domingo, a media tarde, para la ordenación episcopal del nuevo obispo de Girona, el tarraconense Octavi Vilà. Después de acceder al templo por la puerta dels Apòstols acompañado de Joan Planellas, arzobispo de Tarragona, y del nuncio apostólico, Bernardito Auza, quienes presidieron y concelebraron el acto, respectivamente, la ceremonia contó con todos los obispos catalanes, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, y una nutrida representación de la sociedad eclesial, civil y política catalana y tarraconense.
El obispo que «llega de la Catalunya nueva y, en especial, desde el cenobio que más ha hecho para irradiar los Evangelios de la Iglesia Tarraconense, el de Poblet», en palabras de Lluís Suñer, hasta ahora administrador apostólico de la diócesis, era definido más tarde, ya encima del presbiterio, por el mismo Planellas: «Después de más de dos años, esta querida Iglesia es provista del pastor que tanto necesitaba», subrayó el arzobispo.
«Como obispo, tendrás que aconsejar mucho, pero teológicamente, es decir, desde Dios, desde su mirada. Tu experiencia como monje y abad te ayudará muchísimo. Este consejo, además, lo ejercerás en el marco de una Iglesia sinodal y, por tanto, pidiendo el buen consejo a aquellos a quienes corresponde», reconocía el arzobispo, nacido en estas tierras, antes de proceder a la entrega de los Evangelios, del anillo, de la mitra y finalmente del báculo al nuevo obispo de 63 años, que bendijo a los presentes por todo el templo.
«He venido para serviros», declaró en su primera alocución ministerial Octavi Vilà aludiendo a su lema episcopal. «Hay dificultades y no hay un mundo fácil, pero debemos confiar en Dios y no avergonzarnos de nuestra fe», continuó el tarraconense, quien avisó de que todavía queda tiempo para encontrar la esencia del cristianismo. Más tarde, el que fuera monje y abad del Monasterio de Poblet tuvo palabras para su nueva Iglesia, llena de distintos carismas, mencionando «la joya con la que se vive la fe en estas tierras, que ya son como mi casa».
Tarragona, presente
Las comarcas de Tarragona fueron largamente representadas en una celebración en la que el alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, llegó junto con el líder de los socialistas catalanes, Salvador Illa. «Perdemos a un gran hombre, que hoy ha hecho gala de su tarragonismo, pero Girona gana a un gran hombre», sostuvo Viñuales. Los exalcaldes Pau Ricomà y Josep Félix Ballesteros, también en la ceremonia, hablaron de las grandes facetas humanas de Octavi Vilà.
Entre el público, veinticuatro feligreses de Vimbodí y l’Espluga de Francolí, junto con su sacerdote, Antonio Rosario, no perdieron detalle de ningún momento. En el grupo iban Maria Recasens y Marga Gonzalvo, conocedoras del paso de Octavi por la Hemeroteca de Tarragona, así como Carme Garcia, esposa del fallecido Lluís Navarro, doctor en Historia y padre académico de Vilà en su paso por la universidad tarraconense. «Octavi y su padre han sido siempre unos caballeros», afirmó emocionada la mujer, conocedora del obispo desde su juventud.
Otros rostros fueron los del rector de la URV, Joan Pallarès; el alcalde de Vimbodí, Joan Canela; el alcalde de Albinyana y secretario general de Presidencia de la Generalitat, Quim Nin; el director de Càritas y afincado en la Canonja, Francesc Roig, y el del eclesiástico de la Selva del Camp, Armand Puig, que se desplazó desde Roma para respaldar a Vilà en su ordenación. «Es un orgullo que el nuevo obispo sea tarraconense y, aún más, que venga de Poblet», sentenció Puig. También acudió el alcalde l’Espluga, Josep Maria Vidal.
Poco antes de las ocho de la tarde amigos, conocidos y familiares del flamante líder espiritual de Girona pudieron fundirse en abrazos con él, ya terminada la celebración. Cerca de doscientas personas siguieron el acto desde la plaza aneja a la catedral a través de una inmensa pantalla, colocada con previsión dado el aluvión de gente que se acercó al templo.
De La Salle y de la Sang
Tras finalizar la ordenación, Octavi Vilà se mostró «muy contento de que me acompañen el alcalde Viñuales, los exalcaldes Ballesteros y Pau Ricomà, así como el concejal Berni Álvarez. Es un orgullo que mi ciudad haya estado presente junto a amigos, conocidos y la Confraria de La Sang, de la que soy congregante».
Octavi Vilà, que estudió en La Salle Tarragona y que también agradeció especialmente la presencia de feligreses que acudieron desde Vimbodí i Poblet, aseguró que afronta el nuevo ministerio «con esperanza y mucha ilusión».