Mercè Gisbert: «Nuestra máxima: ningún euro que pase cerca se va a escapar»
La candidata a rectora de la URV cree que todavía hay muchas fuentes por explorar a la hora de buscar recursos, considera que se puede hacer más por retener el talento y por la ocupabilidad de los alumnos
Mercè Gisbert Cervera (La Sènia, 1964) es doctora en Ciencias de la Educación por la UB y Catedrática en Tecnología Educativa en la URV, Es investigadora principal del grupo ARGET (Applied Research Group in Education and Technology). Ha liderado y participado en más de 100 proyectos nacionales e internacionales con 350 artículos y 420 aportaciones a congresos y jornadas. Ha dirigido 60 tesis.
No tiene pareja ni hijos «mi vida está organizada en torno a mi trabajo» dice. Está muy unida a sus dos hermanos y sus cuatro sobrinos. Enamorada de la música, es vice presidenta de la Agrupació Musical Senienca. Le gusta caminar y cuando tiene oportunidad se va a recorrer tramos del Camino de Santiago.
La de Gisbert es la segunda de las tres entrevistas que ofrece el Diari con los candidatos a rector/a de la URV. Los comicios se celebrarán la semana próxima (del 23 al 25 de mayo) de manera telemática,
¿Por qué se presenta?
Primero porque me he formado y siempre he trabajado aquí. En los últimos años me ha comenzado a preocupar muchísimo la orientación de la universidad, como perdíamos visibilidad, como la marca URV se iba difuminando, como los indicadores de impacto científico iban cayendo... Viendo esto tienes dos posibilidades: te inhibes o eres proactiva y emprendes... Además, creo que tengo un curriculum muy equilibrado en todos los ámbitos de la universidad, tengo un currículum en docencia potente; tengo un perfil de investigación también potente; soy investigadora principal de un grupo de investigación reconocido por la Generalitat en el que somos 25 personas... Y mi vocación internacional me ha llevado a trabajar en 14 universidades de tres continentes; algunas mejores que la nuestra como la de British Columbia o la de Berkeley y otras como las de África que cuentan con muchos menos recursos, con lo cual tengo claro la dirección que tendríamos que tener y qué hacer cuando tienes pocos recursos.
¿Faltan recursos económicos en la universidad? ¿Qué haría para conseguir más?
El tema de los recursos económicos es crítico, una de las grandes líneas de nuestro programa es la sostenibilidad económica. El presupuesto de la universidad son 116 millones de euros de los cuales 84% lo dedicamos a personal, con lo cual solo nos queda un 16% para hacer políticas y esto es devastador. Es imprescindible buscar recursos donde estén... En primer lugar ser proactiva, no esperar a que me den recursos sino ir a buscarlos... Hay muchas consellerias en la Generalitat con las que podríamos hacer proyectos conjuntos. Por ejemplo ahora mismo hay toda una corriente para desarrollar los ciclos formativos de grado superior y para esto hay recursos. Además hay muchos recursos de la conselleria de trabajo para hacer cursos de formación continua y no hemos tenido la habilidad de recogerlos. También van a llegar muchos fondos Covid y tenemos que estar preparados. Nuestra máxima va a ser ningún euro que pase cerca se va a escapar. Hemos de terminar con el mantra de que no hay dinero, es cuestión de organización.
¿Qué haría para acabar con la precariedad de l personal docente?
Lo primero es un plan, tenemos que ver cuántas personas tenemos y dónde las tenemos. Tenemos que huir de los excels que dicen numéricamente cómo estamos y orientarnos cualitativamente también. Tenemos que definir otros perfiles profesionales que nos permitan destensionar el sistema...Tenemos perfiles de apoyo a la investigación, pero en la docencia no hemos tenido nunca. Necesitamos perfiles que permitan que el profesor o la profesora tenga ayudas que le oxigenen un poco su vida cotidiana... Vamos a sentarnos con los departamentos para sacar un plan a cuatro años vista y por otro lado ver cómo mejoramos las condiciones de las personas.
En infraestructuras, ¿Cuáles serían sus prioridades?
Esta pregunta es muy fácil porque además soy de esa facultad. La prioridad es máxima con la Facultad de Educación y Psicología por una cuestión de respeto a las personas que están trabajando allí y a los estudiantes que nos han escogido. Es un agravio comparativo muy grande con otras sedes... Mi segunda prioridad será la Facultad de Medicina. Para esto necesitamos recursos adicionales que no tenemos... Este año es el primero que tenemos presupuestos nuevos después de mucho tiempo y esto ha permitido incrementar un poco, pero el edificio de Sesceleades tiene todo tipo de necesidades y con los cinco millones actuales no hay ni para empezar.
Respecto a la investigación, ¿Se está en capacidad de atraer y mantenerlo el talento?
Creo que tenemos más capacidad de atraerlo que de mantenerlo Por una parte porque no hemos sido capaces de tener ofertas económicas suficientemente competitivas, pero no solo eso. Un profesor me comentaba el otro día que iba a llegar una persona con una convocatoria María Zambrano para la atracción de talento y no tenían ni idea de en qué espacio iba a trabajar, no tenía ordenador, ni despacho ni mesa... Hay toda una improvisación que nos juega en contra. El siguiente problema es que estos contratos son por unos años y después deberíamos estar preparados para quedárnoslos y no lo estamos haciendo.
El personal de administración ¿está dimensionado en número y capacitación a las necesidades de la universidad?
No, ninguna de las dos cosas. El personal administrativo tiene un problema que es que nunca ha tenido una carrera profesional, con lo cual tenemos personas que llevan 30 años aquí y no se han movido un milímetro del nivel profesional con el que llegaron. Por otra parte la institución ha ido evolucionando así que algunos de los puestos de trabajo que tenemos definidos no tienen sentido ya, y otros que necesitaríamos no los tenemos porque no nos hemos preocupado.
Muchos jóvenes están decidiendo ahora qué estudiar, ¿Qué haría para convencerles de que se queden en la URV?
Por una parte creo en la necesidad de organizarnos también con los ciclos formativos de grado superior porque las personas que vienen por esta vía tienen más claro por qué llegan a la universidad... Si tuviera que convencerles les diría que somos una universidad de tamaño medio, con lo cual hay más capacidad de estar próximo al estudiante. Tenemos una oferta de titulaciones distribuida geográficamente; somos una universidad vinculada al territorio. Y les diría que nuestra intención es organizar una universidad orientada a los estudiantes, a promover el asociacionismo, el acompañamiento del estudiante desde que llega hasta que se va y que podemos fomentar el grado de ocupabilidad.
La formación que se está ofreciendo, ¿repara a los estudiantes para conseguir empleo?
En parte sí, pero hay muchas cosas que tendríamos que revisar. Por ejemplo, quitamos al exigencia de un idioma extranjero del currículm del estudiante y no digo que se tenga que recuperar, pero por lo menos promover sí. No hay informe de los últimos veinte años que no hable de la necesidad de que los estudiantes tengan una lengua extranjera... Deberíamos incrementar la interacción de la universidad con los escenarios reales de formación más allá de las prácticas. Aunque no podemos convertir toda la universidad en dual, sí deberíamos propiciar estos escenarios reales... El contexto profesional y económico lo que quiere es gente cuanto más barata mejor pero es imprescindible formar a nuestros estudiantes para que lideren la transformación del mundo que les tocará vivir.
¿Falta más relación con la empresa para conocer sus necesidades?
No solo para conocer sus necesidades, que también, sino para diseñar los escenarios reales de los que hablaba. En la medida que seamos capaces de diseñar conjuntamente parte de la formación todo el mundo gana.
¿En qué áreas del conocimiento debería trabajar la universidad de cara al futuro?
En todo lo relacionado con las energías verdes, aunque hemos comenzado ya un master ligado a la Vall de l’hidrogen verd. Aquí hay un nicho a explorar. También en todo lo relacionado con el envejecimiento y la salud; así como la nutrición, porque aunque ya tenemos unos estudios muy potentes hay más camino por recorrer... Y promover titulaciones híbridas entre varios ámbitos del conocimiento, algo que hacen en otros países y que a nosotros nos cuesta más.
Después del acelerón que supuso la pandemia, ¿La universidad realmente ha asumido el reto de la digitalización? Especialmente en la docencia
No, es un punto débil que tenemos y que nos preocupa muchísimo. Después del esfuerzo que todo el mundo hizo para cambiar de lo presencial a lo virtual en un entorno tecnológico no hemos tenido la capacidad de incorporarlo de facto a nuestros planteamientos. Hace años que la universidad tiene un plan de e-learning para desarrollar pero que los últimos equipos directivos no han tenido la voluntad de tirar adelante.
Si además de la comunidad universitaria pudieran votar los ciudadanos de la demarcación. ¿Por qué tendrían que votarle a usted?
Porque por una parte conozco muy bien el territorio, tengo una vinculación al voluntariado y a la cultura popular. También me podrían votar por mi visión del papel que tienen los campus en los territorios que tenemos y que no hemos explotado nunca. Hay mucho trabajo por hacer con los ayuntamientos... Además necesitamos un programa de cultura, la universidad debe ser un espacio donde la sociedad que crea pueda utilizar las infraestructuras.
Tiene confianza en el proyecto de la Vall de l’Hidrogen Verd. ¿Cómo lo enfocaría?
Se tiene que poner en valor el trabajo de las personas que lo han liderado y creado una macro organización para promover estos planteamientos, pero creo que hace mucho tiempo que decimos todo el rato lo mismo y tendríamos que avanzar. Es un proyecto que tiene un componente económico y empresarial claro, pero nos falta el componente educativo y social. Si no educamos y creamos una cultura ciudadana de cambiar los hábitos no avanzaremos mucho.
Un momento en la universidad en que haya sido feliz.
Son muchos... Uno es cuando veo que a algunas de las cosas que promoví siguen existiendo y son valoradas, como el servicio de recursos educativos.