«Nos invitaban a comer con lo poco que tenían»
Personal de Repsol de Tarragona y voluntarios de empresas contratistas fueron a Benetússer a ayudar en la limpieza
«Había vivido otras emergencias como voluntario de Protecció Civil, en búsquedas y alguna inundación, pero nada como esta. Me ha dejado impactado». Así definía Carlos Ballester, jefe de emergencias y seguridad de Repsol en Tarragona, lo que se ha encontrado en València.
Él, junto con tres compañeros del complejo y 14 colaboradores de empresas contratistas, se desplazaron el domingo a la zona devastada por el agua para colaborar en las tareas de limpieza. Tuvieron a su cargo dos calles de la localidad de Benetússer, donde se encargaron de sacar agua de los aparcamientos de viviendas y también realizaron tareas de coordinación.
El grupo marchó a las ocho de la mañana del domingo de Tarragona hacia València. Lo mismo hicieron otros grupos de Repsol de otros complejos de España, todos coordinados desde Madrid tras recibir el visto bueno de la Comunitat Valenciana. Además de las 18 personas, el convoy estaba formado también por vehículos y material: un todoterreno, detectores de gases, un camión-grúa, cinco camiones con bombas de aspiración y bombeo así como de limpieza con agua a presión, EPIs, medios de limpieza manuales, mangueras, etc.
Al grupo se le asignó un sector de la localidad. Las directrices iniciales era limpiar las calles con agua a presión y vaciar los parkings inundados de agua. Pero al llegar a destino comprobaron que la primera parte del objetivo era imposible: «No se podían limpiar unas calles con dos metros de escombros», afirma Carlos. Por ello, centraron su actividad en vaciar los aparcamientos. A pesar de que las calles estaban llenas de escombros, «podías pasar porque antes habían abierto camino los camiones».
Los cinco camiones especializados desempeñaron una función crucial: remover el barro de los desagües de las calles para prevenir la solidificación y obstrucción del sistema de alcantarillado. Este esfuerzo implicó jornadas intensivas de trabajo desde el primer día, y a la vez consolidó una estrecha relación de colaboración con los residentes y también con los otros equipos de emergencia.
«Hemos terminado haciendo amistades con los vecinos. Nos invitaban a comer con lo poco que tenían. Recuerdo que nos hicieron unos macarrones», señala Carlos. También les enseñaban fotos de como estaban antes sus casas –situadas en la plantas bajas y entresuelos– y como han quedado ahora, solo con las paredes, como cuando se terminan que construir.
La solidaridad
Por encima de todo destaca la solidaridad, de gente venida de toda España para ayudar y también la solidaridad de los vecinos hacia estos voluntarios, «gente que venía con picos y palas a ayudar». A medida que pasaban los días también se notaba un incremento de los equipos de emergencia y rescate.
Trabajaban de sol a sol, hasta las seis de la tarde, como el resto de personal. Carlos destaca la buena coordinación habida con el resto de los equipos de emergencias. En el caso de Benetússer, estaba también el Ejército con la UME (Unidad Militar de Emergencias), bomberos de València, de Torrelavega, de Albacete, de Cantabria, etc.
A las seis de la tarde del miércoles, los cuatro voluntarios de Repsol volvieron a Tarragona y bajaron otros cuatro. Respecto al resto de empresas contratistas, durante esta semana también tendrán relevo. Carlos reconoce que «es una tarea dura, tanto física como psicológica. La adrenalina va a tope y después baja.
Pero cuando estás más tranquilo recuerdas las historias que te explica la gente que lo ha perdido todo y te das cuenta que nosotros somos unos privilegiados de vivir como vivimos». Detrás dejan las casas de las dos calles sin agua ni barro en su interior.