La vida de un médico de Tarragona en los Emiratos Árabes: «Llegan a triplicarnos el sueldo»
Diego y Miriam ejercían en la demarcación, pero se fueron: él a Oriente Próximo y ella a Murcia. Admiten que las condiciones son mejores y que hay una menor presión asistencial
Cuando Diego Valdez era pequeño, ya tenía claro que quería ser médico. Argentino de nacimiento e hijo de doctores, estudió la carrera de Medicina en su país natal desde el 1998 y la terminó en el 2004: «Me pareció más justo el sistema español y, en 2006, me vine a España», recuerda.
Desde temprana edad, sabía que se especializaría en traumatología: «Lo viví en carne propia; tuve problemas de rodilla y ahí fue cuando me interesé por la traumatología». Llegó a Salou a trabajar en medicina general mientras realizaba el MIR, los estudios que cursan los médicos que tienen la licenciatura y están formándose para conseguir la especialidad.
Con 28 años, Valdez terminó llevando a cabo la residencia de traumatología en el Hospital Joan XXIII: «Allí conocí muy buenos profesionales», indica. En esa época, se casó con una vasca y tuvieron el primero de sus dos hijos.
En 2016, cuando terminó la residencia en Joan XXIII, decidió marcharse hasta el Hospital Sant Joan de Reus, donde se hizo cargo de la unidad de artroscopia: «Llegó un momento en el que la presión asistencial era muchísima y eso fue probablemente lo primero que me motivó a buscar otras opciones».
Finalmente, terminó marchándose a Abu Dabi, en los Emiratos Árabes Unidos. Admite que el sueldo puede llegar a triplicar el que se cobra en España: «Los impuestos son muy inferiores y, en cuanto al coste de la vida, depende del tipo de rutina que quieras llevar: puedes gastar muy poco o mucho».
Explica que, pese a que la zona ya ha experimentado lo que significa la globalización, la mayoría de sus pacientes hablan en árabe y no conocen el inglés, motivo por el cual, durante su jornada laboral, tiene al lado a un intérprete para facilitar la comunicación: «A la mayoría nos ponen traductor porque hay pocos médicos que sepan árabe». Con su familia y sus hijos, confirma que, en el ámbito laboral, se encuentra a gusto trabajando allí.
La de Miriam Abellán es una historia diferente. Ella nació en Murcia y estudió allí, a partir del 1999 y hasta el 2005, la carrera de Medicina. Posteriormente, cursó el MIR para especializarse en cirugía general y digestiva.
«Cuando terminé la especialidad, me fui de mochilera a Mozambique y a Sudáfrica un verano», recuerda. Cuando volvió, estuvo un tiempo trabajando en el Hospital de Sant Pau de Barcelona hasta que se marchó un año y medio a Bilbao.
Ella siempre había tenido el sueño de ejercer en un país extranjero y, en especial, en uno anglosajón. En verano de 2013, se fue a Londres, al hospital de St. Mark’s. Después, trabajó en el de Queens hasta enero de 2017, cuando ya se decidió a venir hacia Tarragona.
En la demarcación estuvo hasta mayo del pasado año. «En mi caso, decidí volver a Murcia por motivos personales, ya que, en Tarragona tuve mellizos, vivía en Cubelles porque mi marido trabajaba en Barcelona... estábamos desbordados», admite. Por lo que a condiciones laborales se refiere, destaca que «el sueldo base es casi el mismo, pero las guardias sí que están mejor pagadas en Murcia».
Como Diego y Miriam, hasta 97 doctores y doctoras abandonaron Tarragona el pasado año 2023 para marcharse o al resto de Catalunya, a otros puntos del Estado o al extranjero. Las ‘fugas’ han aumentado un 73% en el último lustro.