Más de 30 municipios ya saben quién será su alcalde

En el 20% de núcleos de Tarragona no hay emoción. En 21 poblaciones solo hay una lista. Al menos en otras 13 las candidaturas fantasma de partidos no tienen opciones y dejan vía libre

Ni mítines para pedir el voto ni carteles con la cara del candidato. En más de 30 municipios ya saben quién será el alcalde o, al menos, el partido que gobernará en los próximos cuatro años, a falta de un mes para las elecciones. En ellos solo hay un aspirante, lo que les asegura la victoria el 28-M antes incluso de saltar al campo.

La mayor parte se encuentran en zonas rurales. Son pueblos pequeños en los que construir candidaturas es tarea ardua. En esos pueblos no solo no hay competencia por hacerse con las riendas de un ayuntamiento sino que, en muchos casos, asumirlo se percibe como un ‘marrón’ que pocos quieren encarar. En concreto, en 21 municipios como La Palma d’Ebre, Poboleda, Porrera, Blancafort, Aldover, Solivella, Salomó, Nulles o Puigpelat, solo hay una lista.

En otros 13 hay más candidaturas, pero son las llamadas listas fantasma, propuestas que presentan generalmente el PSC o el PP únicamente para captar votos a través de candidatos que son de fuera del pueblo. Estos partidos, en pequeños núcleos con votantes detectados pero sin opción de encontrar aspirantes, crean listas con personas completamente ajenas al municipio. Es algo habitual en cada cita local con las urnas. A la práctica, no hay opciones de que prosperen. Ahí figuran poblaciones como La Figuera, Margalef, Caseres, El Milà o Pontils.

Es lo que se extrae de las listas provisionales publicadas ayer en el Butlletí Oficial de la Província de Tarragona (BOPT), pistoletazo de salida para estos comicios.

En Vilaplana (Baix Camp) Josep Bigorra (31 años) se dispone a revalidar el mandato. Tomó el relevo en 2019 de su padre, Tomàs, tras 16 años de mandato, y ahora se siente con fuerzas para seguir: «El hecho de que no se presente ninguna lista más, de alguna manera, hace que se esté valorando un poco lo que hacemos. Hemos cumplido el 90% de las propuestas».

A pesar de que la victoria está asegurada, Bigorra hará campaña para reivindicar el trabajo hecho y dibujar los ejes de la próxima etapa: «Haremos el acto de campaña igual y explicaremos nuestras propuestas». El joven alcalde de Vilaplana reconoce que una de las razones de no haber más listas puede deberse a otro motivo: «Esto es muy sacrificado y no todo el mundo tiene la disponibilidad para presentarse. Tienes que dedicar mucho tiempo, a veces vives situaciones un poco duras o no demasiado agradables. Hay una parte de sacrificio personal, de estar disponible en cualquier momento, también los fines de semana».

Para un alcalde de pueblo pequeño cuadrar las labores en la agenda es un sudoku: «Trabajo en una agencia de comunicación. El teletrabajo me permite mayor flexibilidad y combinármelo para poder llevarlo todo adelante».

También sabe que será alcalde Francesc Calpe para los siguientes cuatro años en Bellmunt del Priorat (Priorat). «Si no se presenta nadie más quiero pensar que es una manera de que la gente nos dé confianza para seguir. También quiere decir que esto es una responsabilidad, porque la figura del alcalde de pueblo, que se encarga prácticamente de todo, es muy exigente». Francesc incluso hace broma: «Hasta mi psicóloga me pregunta que por qué repito, si a veces me siento mal por estar haciendo un trabajo que a veces es agradecido».

Sacrificio personal

Hay, por fortuna, momentos buenos. «Las cosas que hacemos también me llenan», indica. Francesc reconoce que no es fácil encontrar un perfil disponible para volcarse en las exigencias de una alcaldía: «Sería muy difícil hacer esto si tuviera un trabajo de ocho horas. Yo tengo una pensión porque no puedo trabajar en el sector agrario. Entonces con eso y con lo que cobro de alcalde, que son 13.000 euros brutos al año, voy haciendo», explica Calpe, de 54 años, los tres últimos como máximo representante municipal de Bellmunt del Priorat. Antes había sido concejal siete años.

Su ejemplo también ilustra una de las claves politológicas de esta nueva visita a las urnas: la preeminencia de la persona sobre las siglas: «Yo no siento que haga política, yo me dedico al pueblo. Antes había concurrido por Junts y ahora vamos asociados con ERC. Lo importante es el municipio».

Una batalla decidida

La batalla electoral decidida de antemano se da sobre todo en pueblos pequeños del interior. En El Priorat, hay cinco núcleos con solo una lista: Bellmunt del Priorat, Els Guiamets, Poboleda, Porrera y Ulldemolins. En el Alt Camp, Figuerola del Camp, la Riba, Nulles y Puigpelat están en esa misma situación.

En la Conca de Barberà los aspirantes de Blancafort, Barberà de la Conca, Pira y Solivella también tienen vía libre, igual que Aldover, Xerta y Paüls en el Baix Ebre. A Vilaplana, se añade La Pobla de Massaluca (Terra Alta) y Palma d’Ebre (Ribera d’Ebre). En el Tarragonès tampoco habrá emoción en Salomó y Vespella de Gaià.

En otros lugares como La Febró, Vallfogona de Riucorb o la Bisbal de Falset concurren más listas pero son fantasma o de relleno, de forma que más de 30 poblaciones conocen, a la práctica, los designios que comandarán al municipio en el mandato 2023-2027.

En 2019 ya se presentaron listas de esta índole por parte de diferentes fuerzas. En La Figuera, la candidatura ganadora logró 61 votos y los cinco escaños a disposición, y el PSC tres votos testimoniales. En Colldejou, los socialistas no consiguieron ni un solo sufragio, a pesar de haberse presentado. El PP se presentó siguiendo una estrategia similar en Torroja del Priorat y no se agenció ni una sola papeleta.

Para estas municipales, hay 574.681 ciudadanos residentes en Tarragona que están llamados a las urnas, casi un 4% más que en 2019. Es un 70% del censo total de la provincia. Ellos elegirán el futuro de las 184 alcaldías del Camp de Tarragona y de las Terres de l’Ebre. De ellos, un total de 30.558 tarraconenses votarán por primera vez en unos comicios locales, por haber superado los 18 años desde la pasada cita municipal.

En las municipales, a diferencia de las generales y las autonómicas, podrán emitir su sufragio algunos colectivos de extranjeros. En ese grupo se incluyen 8.655 ciudadanos foráneos residentes aquí, lo que supone un retroceso respecto a la cifra de hace cuatro años (9.237), todo ello según los datos recientemente publicados del INE. Este 28-M los tarraconenses podrán depositar su voto en alguna de las 1.039 mesas distribuidas por 368 locales.

Atrás queda un mandato marcado por temas como el golpeo de la Covid y los intentos por amortiguar sus efectos, las consecuencias de una inflación histórica o la digestión del Procés. Las tensiones de otros años han desaparecido pero no el impacto de la cuestión de Catalunya en el tablero político. Como ya sucedió en 2019, la atomización y diversificación de propuestas harán decisivos los pactos para formar los ayuntamientos.

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