La historia de la Camorra en Tarragona: lujos, detenciones, amor y persecuciones

Venidos a España alrededor de los años 90, la demarcación y la costa mediterránea se han convertido en un punto de presencia de este tipo de organizaciones criminales y de sus filiales

La presencia de la mafia italiana en España empieza a detectarse en los 90, cuando surge un cambio en la delincuencia organizada y se dan los primeros pasos hacia la internacionalización.

En esta línea, el crimen que dominaba Italia consideró necesario establecer una presencia en España. ¿Por qué? «Es una ruta de entrada del hachís, sustancia que en ese momento era mucho más solicitada que la marihuana», comenta Héctor Muñoz, jefe de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la comandancia de la Guardia Civil de Tarragona.

Las Terres de l’Ebre han sido siempre un punto caliente en desembarcos de esta droga, ya que, históricamente, el territorio contaba con rutas establecidas para el contrabando de tabaco.

En palabras de Muñoz, «sobre el 1992 y el 1993, comienza a intentarse la utilización de esas rutas para traficar con hachís, ya que, a pesar de que el riesgo era elevado, la rentabilidad también lo era».

Además, a nivel demográfico y orográfico, el Delta siempre ha sido un punto idóneo para actuar: es un terreno llano, dominado por los arrozales, con poblaciones diseminadas... Hay cierta tranquilidad y seguridad.

Eso también tiene un lado negativo. Muñoz destaca que «ellos tienen capacidad de observar a mayor distancia, pero es más posible que sean detectados desde lejos; en L’Ametlla de Mar, por ejemplo, es más fácil ocultarte, pero también es más difícil detectar la presencia policial».

Años después de que empezaran a establecerse estas rutas, la presión policial en puntos de la costa andaluza y del Campo de Gibraltar también ha provocado que los desembarcos fueran subiendo hacia el norte del Mediterráneo.

Por otro lado, también se empezaron a establecer núcleos en Galicia para controlar la cocaína que llegaba a la península desde Sudamérica. La idea era la de tener tentáculos de las propias organizaciones en puntos claves.

Uno de los primeros grupos que se estableció en Tarragona fue el clan ‘Nuvoletta’. Tras su declive en los años 90, surgió el de los ‘Polverino’, uno de los nuevos brazos de la Camorra.

«No se trata de una estructura operativa con capacidad de actuar y de introducir un desembarco por sus propios medios, es simplemente un enlace que puede ponerse en contacto con las organizaciones autóctonas» para que ellas realicen el ‘trabajo sucio’, pero con personalidades de la mafia italiana supervisando las operaciones.

El clan ‘Polverino’ llegó en 2007, se movió por diversos puntos de la Costa Daurada y tuvo su centro de operaciones en un chalé de Coma-ruga. El grupo contaba con la colaboración, según los autos judiciales, de un constructor, de un contable y de un asesor fiscal, así como del director de una oficina del Banco Sabadell, donde operaban dos miembros de la organización y a quienes alertó de las investigaciones de la Audiencia Nacional.

En la década de 2010, en el ámbito de tráfico de drogas en Tarragona, hubo un descenso de las aprehensiones de hachís gracias a la puesta en marcha del sistema SIVE de la Guardia Civil, que permite detectar narcolanchas.

En consecuencia, aumentaron las de otras drogas como la marihuana, menos castigada por el Código Penal, más fácil de producir y con una mayor aceptación social. Se produce tanto que se comercializa el excedente en Europa, donde es mucho más caro cuanto más al norte. El problema, no obstante, es que una actividad constante como el cultivo de marihuana es más fácilmente detectable que el tráfico de hachís.

Poco a poco, empezaron a llegar las investigaciones y las detenciones. Una de las más sonadas de las que llevó a cabo la Guardia Civil fue la de Domenico Verde, número dos del grupo y arrestado en 2009 en L’Hospitalet de l’Infant.

Todo se produjo a raíz de una aprehensión de hachís en Italia y de un requerimiento de la policía de Nápoles, que tenía información que situaba a Verde en la demarcación. Se emitió una orden europea de detención y, posteriormente, la Audiencia Nacional realizó una primera valoración y lo extraditó a Italia.

Otra de las detenciones que se gestaron en el territorio fue la de Giuseppe Simioli, alias ‘Petruciolo’. Lo aprehendieron los Carabinieri en 2017 cerca de Roma, después de vigilar durante siete años a su novia, que vivía en el chalé de Coma-ruga.

Ella, de nombre Katrin, viajaba a Italia para que los dos hijos que tuvo con Simioli pudieran verlo. Las investigaciones se alargaron desde 2010 hasta que los agentes pudieron seguirla en uno de sus muchos desplazamientos.

‘Petruciolo’ fue el capo y sucedió a Giuseppe Polverino, alias ‘O Barone’ o ‘Pepe’, que fue arrestado en 2012 en Jerez de la Frontera y también tuvo relación con Tarragona, ya que tenía planificado su escondite en la provincia: un zulo de hormigón armado en un chalé en la playa de Alcanar.

La Audiencia Nacional acabó absolviendo en 2016 a 21 acusados, entre ellos a Polverino, de blanquear dinero del narcotráfico y de que conformaran para ello una asociación ilícita, al no quedar demostrada «una planificación». Por último, el 30 de mayo de 2019 fue detenido en Marruecos Raffaelle Vallefuoco, el último capo de los ‘Polverino’ en territorio español.