Los puntos negros del litoral de Tarragona
Uno nuevo está ubicado en la playa de L’Arrabassada, en la parte más próxima al Miracle, tocando a las rocas. El servicio de socorrismo lo ha detectado después de realizar rescates en los últimos días
Los servicios de socorrismo de Tarragona alertan de un nuevo punto peligroso en las playas tarraconenses. Está ubicado en la playa de L’Arrabassada, en el tramo de poniente, el más cercano a la playa del Miracle. Según parece, se han detectado una fuertes corrientes que, en los últimos días, han obligado a los servicios de socorrismo a realizar más de un rescate. «Hemos observado que, sobre todo durante los días que hay mala mar o temporal, en este punto se generan unas corrientes de retorno bastante importantes», explica Oriol Román, coordinador de las playas de la Creu Roja de Tarragona, entidad que se encarga del servicio de socorrismo en la ciudad.
En la playa de L’Arrabassada hay tres torres de vigilancia, una de ellas ubicada justo en el punto problemático. Además, la playa dispone de una moto de agua que cubre la Savinosa y el Miracle.
Este punto negro de L’Arrabassada se suma a las dos zonas más peligrosas de la playa del Miracle, en los dos extremos. El primero es el espigón, cercano al Port Esportiu, donde el año pasado murieron tres personas. En este punto, el Ayuntamiento optó por instalar unas boyas que prohiben el baño en caso de bandera amarilla o roja. Además, estas boyas pueden ayudar a los bañistas si se les lleva la corriente.
Al otro extremo de la playa, las rocas. La zona más peligrosa se encuentra a la altura del Fortí de la Reina. El Consistorio también ha actuado, colocando carteles informativos y otra señalización, alertando de la peligrosidad del lugar. Los mensajes están escritos en varios idiomas. De poco han servido por el momento, teniendo en cuenta que el pasado mes de marzo murieron dos jóvenes ahogados. Uno de ellos era un turista que se tiró al rescate de otro chico. Ambos fallecieron.
«La orografía propia de la playa del Miracle hace que haya fuertes corrientes, sobre todo cuando hay bandera amarilla y roja», explica Román, quien añade que «el problema es que, si hay oleaje importante, hay peligro de chocar contra las rocas». Por ello, el servicio de socorrismo de la Creu Roja cuenta con dos casetas, una en cada extremo de la playa. Donde no hay vigilancia es en la zona del Fortí de la Reina.
Otra de las medidas que también puso en marcha el Ayuntamiento después de los ahogamientos del año pasado fue la de ampliar el horario del servicio de socorrismo. Hasta entonces, los vigilantes estaban hasta las siete. Ahora, la jornada es hasta las ocho.
Playas más tranquilas
La playa de la Savinosa, la Llarga, La Móra y la Cala Capellans son más tranquilas. Uno de los principales factores es el perfil de usuario. Normalmente, en las playas de carácter más urbano suelen ir jóvenes, que no cuentan con vehículo propio. La juventud –en algunos casos– implica más temeridad, lo que hace que aumente el riesgo. También se concentran más turistas, que conocen menos el lugar. En cambio, en playas como la Savinosa o la Llarga, el perfil de usuario es más familiar o gente más mayor.
En el caso de la Llarga, está prohibido el baño en el canal náutico, a la altura del Club de Vela. «De aquí salen embarcaciones y bañarse supone un peligro», añaden desde la Creu Roja.
En el caso de Cala Capellans, se trata de una playa pequeña, «más fácil de vigilar que el resto», dice Román. En cambio, en la playa de La Móra hay otro punto negro. Se encuentra en la zona de poniente. «Se forma una especie de remolino que nos ha obligado a actuar en alguna ocasión», dice el coordinador de playas. El servicio de socorrismo también destaca Cala Jovera, donde si hay mala mar, puede llegar a ser peligrosa.
«El perfil de persona que se ahoga es alguien que no sabe nadar y que hace caso omiso a las indicaciones de la bandera y de los socorristas. Da igual la edad, solo deben cumplir estos dos requisitos para ser víctimas de un ahogo», dice Román.
En Tarragona, trabajan diariamente 31 socorristas. También hay operativa una ambulancia –ubicada en la sede de la Creu Roja del Port Esportiu–, con dos técnicos en emergencias, además de tres motos acuáticas con tres patrones.
Playas más seguras
Pablo Martín, doctorando industrial de la Universitat Rovira i Virgili, ha llevado a cabo el proyecto «Platges Segures», que cuenta con el impulso del Grup de Recerca d’Anàlisi Territorial i Estudis Turístics de la URV (GRATET). El objetivo del estudio es encontrar las herramientas que permitan coordinar mejor los servicios de socorrismo, a la vez que asignar de manera más efectiva los recursos en materia de seguridad en las playas catalanas.
Martín asegura que la clave para convertir las playas más seguras pasa por dos factores. «Sería necesario una normativa que regulase el despliegue que debe haber en cada playa», dice Martín. Cabe recordar que, actualmente, la seguridad en las playas se organiza en base a normativas del año 1972. «Entonces, la regulación estaba hecha con buen criterio. El problema es que el uso de las playas en el año 72 es distinto al de ahora», añade Martín.
Por otro lado, otra de las conclusiones de este estudie contempla la creación de un ente supramunicipal que determine la distribución del servicio de vigilancia de las playas. «Nos encontramos con Ayuntamientos pequeños, con poco presupuesto, que deben hacer frente al servicio de socorrismo de kilómetros y kilómetros de playas. No dan abasto y, por lo tanto, quedan zonas descubiertas, con el riesgo que esto supone», explica Martín.
Tarragona y el resto del país se encuentra de pleno en el verano. Un verano que prevé ser menos negro que el anterior, con un balance de tres muertes en menos de un mes en la playa del Miracle.