Los pactos municipales en Tarragona dan la puntilla a la unidad independentista
La sociovergencia se impone en la primera tanda de alianzas pero PSC y ERC logran ententes claves en la provincia. El eje nacional se diluye años después. Guerra abierta de Junts y ERC
Los últimos acuerdos de gobierno, concretados solo horas antes de que se constituyan este sábado los ayuntamientos, han hecho saltar por los aires el poco entendimiento que quedaba entre Junts y ERC, en los rescoldos de lo que un día fue la unidad soberanista.
La sociovergencia se ha erigido con fuerza, al menos en una parte de las alianzas, que ha dado al traste de forma definitiva con lo que quedaba de la conexión independentista. «Aquellas palabras del president, Pere Aragonès, después de las elecciones, llamando a la unidad, se las llevó el viento... por ambas partes», explica Marc Guinjoan, profesor de Derecho y Ciencia Política en la UOC.
Esos acuerdos PSC-Junts marcaron algunos pactos en la primera tanda de negociaciones, en poblaciones como Calafell, La Ràpita, Vilallonga del Camp, Riba-roja d’Ebre, Perafort o Cunit, o en el Consell Comarcal del Montsià y el del Baix Penedès. «En algunos lugares se ha impuesto una lógica de pacto moderado PSC y Junts, que desde el punto de vista de ciudad, es más conservador, más tradicional», señala Guinjoan.
Tensión y ruptura definitiva
Pero en la recta final, antes de la configuración de los consistorios, el PSC y ERC se han entendido en lugares decisivos y de poder relevante en la provincia, como Reus o la Diputació de Tarragona, pero también en Tortosa, Móra La Nova o La Selva del Camp.
Nueve meses después de que Junts saliera del Govern de la Generalitat, plasmando así la ruptura definitiva con ERC tras mucho tiempo de tensión, los acuerdos los ayuntamientos acaban de finiquitar el entendimiento en clave Procés que se ha prolongado en los últimos mandatos. Esas lógicas ultralocales en los municipios conviven con otras de mayor rango en la que algunos pactos en administraciones superiores puedan estar interrelacionados entre sí.
«Se impone la dinámica local a la nacional, un debate que ha tenido poca relevancia en la última campaña. Quizás desde las direcciones de los partidos en otros momentos había más interés en tener determinadas coaliciones, pero ahora no, quizás se ha dado más libertad para que en cada pueblo se negociara», explica Guinjoan.
Más allá del divorcio entre las dos grandes fuerzas soberanistas, el 28-M deja un nuevo escenario, que en realidad es un regreso a la normalidad, como indica Ana Sofía Cardenal, profesora de Derecho y Ciencia Política en la UOC: «Históricamente en los municipios los pactos habían tenido poco reflejo de lo que pasaba a nivel autonómico o nacional. Lo que sí fue extraordinaria para mí es que durante el Procés la situación de polarizó tanto que caló a nivel de pactos locales entre partidos». El enfrentamiento entre Junts y ERC, que están a la greña, es abierto y se endurece por momentos. Esa relación de conveniencia en clave soberanista tantos años ha terminado de saltar por los aire. La Diputació o la alcaldía de Tortosa, con el inesperado relevo de Meritxell Roigé (Junts) por un pacto entre ERC y la coalición Movem-Tortosa, son solo dos ejemplos. Republicanos y socialistas también han acordado el gobierno en el Consell Comarcal del Baix Ebre.
Pero en esa normalización, Cardenal señala algunos aspectos positivos. «Estos sistemas de pactos son una buena noticia y hay que celebrarlo, desde el punto de vista de que la política no está tan polarizada. Es bueno que no se rija por bloques tan monolíticos. Es cierto que en la democracia se habían llegado a hacer pactos entre izquierda y derecha, y que esos bloques ideológicos se suelen romper a nivel municipal. Para mí es saludable que esté pasando».
Otra prueba palpable de que cada localidad es un mundo, por mucho que las cúpulas manden: Torredembarra, la 11ª población más importante de la provincia, forma consistorio con un acuerdo a tres entre ERC, PSC y Junts.
A pesar de que las directrices de los partidos tienen influencia en los ayuntamientos y las instituciones más grandes, a nivel municipal la situación es diferente. Guinjoan añade: «En este contexto se está pactando ya sin muchos complejos, en base a lógicas locales, a la afinidad entre candidatos o a si comparten en mayor o menor medida un programa».
De entrada, cuatro de los diez principales ayuntamientos de la provincia (Reus, Tortosa, Cambrils, Calafell), que suman más de 200.000 habitantes, gobernarán bajo pactos, pero es probable que en Salou y Valls también se concrete algún acuerdo de última hora. O incluso en El Vendrell. Solo en dos de ellos, Vila-seca y Amposta, hay mayoría absoluta.
ERC superó a Junts en los resultados
Esquerra perdió mucho poder territorial en los resultados de las pasadas elecciones del 28-M a pesar de ser la formación que más votos cosechó: 74.957, repartidos en sus 54 victorias en los 184 municipios de la provincia. Logró 579 concejales. Junts, por su parte, fue el segundo partido, ligeramente por detrás: se embolsó 67.545 sufragios que le permitieron vencer en 44 poblaciones y llevarse 459 ediles.