Los funcionarios de prisiones estallan: «Somos invisibles»
Los trabajadores de la cárcel de Mas d’Enric mantienen el pulso con el Departament de Justícia a raíz del asesinato del pasado miércoles. Exigen seguridad y más personal
«Los funcionarios de prisiones estamos escondidos. Todo el mundo conoce la situación de los Mossos, los profesores o los sanitarios, mientras que nosotros somos completamente invisibles». Así se expresaba Esther, una de las trabajadoras de la cárcel de Mas d’Enric, que este viernes se concentraba en las puertas del centro penitenciario de El Catllar, tras el asesinato el pasado miércoles de Núria, una de las trabajadoras de cocina del centro.
El colectivo de profesionales coincide en que esta ha sido la gota que ha colmado el vaso. Por ello, desde primera hora de mañana cortaron el acceso y alrededor de unas 200 personas se concentraron en las puertas de la prisión. «No nos había pasado nunca venir a trabajar y no volver a casa», añadía esta compañera.
Allí reunidos había trabajadores sociales, sanitarios, funcionarios y personal del Centre d’Iniciatives per a la Reinserció (CIRE), encargado del servicio de cocina y el economato, entre otros. También se habían desplazado algunos compañeros de Brians II, donde había trabajado la víctima durante un tiempo.
Agentes de la autoridad
«Es una indefensión total. La dirección está haciendo experimentos con nosotros, mientras todos los centros estamos con plantillas de mínimos y completamente desprotegidos», afirmaba Fran, que en este caso se había desplazado desde el centro barcelonés.
La falta de personal y las condiciones de seguridad son algunas las principales reivindicaciones del colectivo, que exige que sean considerados agentes de la autoridad. Esto les permitiría llevar armas y defenderse si la situación lo requiere. «Debería hacerse una revisión exhaustiva de las necesidades reales, ya que muy a menudo trabajamos bajo mínimos», decía la responsable de Presons del sindicato UGT en Catalunya, Núria Nasarre, quien afirmaba con rotundidad que «la política penitenciaria no funciona y se está demostrando día a día».
En una área como la cocina de Mas d’Enric, que ocupa aproximadamente unos 1.000 metros cuadrados, por las tardes los cocineros pueden trabajar con ocho o nueve internos, sin ningún funcionario. Tan solo una persona en la cabina, que no puede salir, y otra haciendo ronda. En el momento del trágico incidente, la víctima estaba a solas con su agresor.
La situación, aseguran los trabajadores, todavía es peor durante los fines de semana, cuando el centro está con la plantilla mínima. «En lugar de incrementar el personal, lo han reducido y encima no se cubren las bajas», lamentaba otro de los trabajadores.
«Era de esperar»
Los representantes sindicales afirmaban que lo sucedido esta semana «era de esperar». «Hace mucho tiempo que lo venimos denunciando y no se nos escucha. No es moco de pavo trabajar aquí», decía desde la CGT Rubén Cobos.
El personal considera que las políticas de «buenismo» del Departament de Justícia no se ajustan a la situación que se vive en el interior de los centros, donde ha cambiado el perfil de los reclusos. Por este motivo, prevén mantener el pulso hasta que su máxima responsable, Gemma Ubasart, y la cúpula de prisiones dimitan. Están dispuestos a ir a todas y los ánimos están encendidos, por lo que prevén llevar la situación hasta donde haga falta y ayer mismo acudían dispuestos a pasar la noche delante de la puertas del centro.
Las emociones afloraron cuando los familiares de la víctima llegaron a las puertas del centro, alrededor de las doce del mediodía. Estos fueron recibidos con gritos de ‘Todos somos Núria’. Unas proclamas que solo cesaron durante los cinco minutos de silencio en recuerdo a esta trabajadora que destacaba entre sus compañeros por su «afable» carácter.
Todos en sus sitios
Alrededor de las 13.30 horas de la mañana se preparaba el cambio de turno, para reorganizar el personal y sustituir a los 22 trabajadores, que en algunos casos estaban en sus puestos desde la mañana del día anterior. Sin embargo, estos decidieron permanecer en sus sitios y tan solo entró un equipo de intervención, ya que en uno de los módulos se detectó tensión.
En el interior del centro, los presos permanecían en sus celdas, igual que en el resto de prisiones de Catalunya, donde también se extendieron las protestas. El director del centro, Francisco Romero, pidió que se facilitara el relevo y aseguró que «de momento está todo controlado». Lo decía después de una breve interlocución con el personal que lamentó la «deshumanización» con la que se está viviendo la situación. «Se está trabajando como si no pasara nada», le reprocharon. Romero aseguró que trasladará el malestar a las administraciones competentes y pedía a los representantes sindicales que se sienten a negociar. Este también reconocía la falta de personal. «La petición se viene haciendo semanalmente desde hace nueve años», apuntaba.