Las últimas tortugas del Miracle regresan a la naturaleza

La playa ha vivido esta tarde la liberación de 22 tortugas, la mayoría provenientes del nido que sorprendió a los tarraconenses el verano pasado. El CRAM las ha criado con mimo durante un año para ayudar a su supervivencia

Se llaman Neftis, Toht, Amon, Seth... (Todas tienen nombres de dioses egipcios) y esta tarde se han despedido de Tarragona. Con suerte dentro de 15 o 20 años alguna emprenderá el camino de vuelta para poner sus huevos en la playa del Miracle.

Son 22 tortugas marinas de la especie Caretta caretta o tortugas bobas, la mayoría (17) provenientes del nido que sorprendió a los tarraconenses el año pasado en medio de la concurrida playa. Otras cinco de un nido de Arenys de Mar que no pudieron ser liberadas en su momento.

Explica Silvia Giralt, oceanógrafa responsable del área de investigación y conservación de la Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos, CRAM, que cuando se detecta un nido se retira una pequeña parte de huevos para incubarlos. Es lo que se hizo en este caso para garantizar su supervivencia si había cualquier incidente en la playa.

Una vez eclosionaron los huevos de las incubadoras del CRAM una parte de las tortugas se quedó en el centro y otra fue llevada al mar al cabo de dos semanas. A su vez, cuando nacieron las de los huevos de la playa también se llevó algún ejemplar al centro.

Unos y otros animales nacieron hace ya poco más de un año y en el CRAM los han cuidado con mimo. Giralt cuenta entre risas que los primeros meses «he sido una madre muy ocupada» porque a las tortugas recién nacidas había que alimentarlas una por una con una papilla de pescado azul, pescado blanco, mariscos y crustáceos.

Posteriormente su dieta se fue adaptando hasta comer sólido y a tener que despedazar piezas más grandes o hacer ayunos intermitentes como les tocará en la naturaleza.

También simularon en los tanques condiciones adversas como el fuerte oleaje o las tormentas. Todo este proceso forma parte del proyecto Head Starting que consiste en la cría en cautividad temporal hasta que las crías consiguen un peso y tamaño óptimo.

Cuenta Giralt que cuando nacen estas tortugas son completamente negras y su caparazón es blando, lo que las hace muy vulnerables a los depredadores: solo una de cada mil sobrevive. En cambio las tortugas liberadas ayer ya tenían entre dos y dos kilos y medio de peso, lo que, estiman, les dará un 70% más de posibilidades de sobrevivir. Eso sí, su edad de reproducirse no llegará hasta dentro de 15 o 20 años (estas tortugas pueden vivir hasta los noventa).

Y he aquí una de las razones de liberarlas en la misma playa a donde llegó su madre a poner los huevos. Todas las tortugas marinas tienen filopatría, es decir el recuerdo y la tendencia de ir a desovar al lugar donde nacieron.

Aunque todavía está por ver el efecto que tendrá el cambio climático en este comportamiento, ya que una de las teorías es que algunas han comenzado a llegar a las costas catalanas buscando aguas menos calientes.

Si vuelven, se podrá confirmar que son ellas porque cada una ha sido marcada con un microchip como el que se coloca a los perros y los gatos para identificarlos. En el proyecto ha participado CT BETA de la Universidad de Vic, Fundación Oceanográfico de Valencia, LIMIA y Palma Aquarium, enmarcado en el programa Santander for the Seas de Fundación Banco Santander.

Espectadores de lujo

La liberación ayer de las tortugas ha estado rodeada de gran expectación ya que se había preparado una actividad para que los niños conocieran cómo se actúa en caso de encontrar una tortuga o un nido y pudieron verlo desde la primera fila. De hecho algunos como Ariadna, Lucía, Daniel y David, cuatro primos, ya venían con la lección bien aprendida. En estos casos, explicaban, «hay que llamar al 112».

Lo sabían porque en su escuela asistieron a una charla promovida por el Ayuntamiento de Tarragona sobre el tema que les dejó muy impactados. «Hay que pensar que nosotros también podemos hacer cosas como no tirar basura al mar» decía Ariadna... Pocos minutos más tarde una técnica del CRAM les recordaba que la inmensa mayoría de las tortugas que llegan al hospital de la fundación tienen plásticos en sus excrementos.

Xavier Llopart, técnico de Medio Ambiente del Ayuntamiento explica que la aparición de este nido ha significado una oportunidad para hacer formación medioambiental en las escuelas en particular y para el público en general.

En esta misma dirección hablaban la concejal de Medio Ambiente, Eva Miguel y el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, que aprovechaban para dar las gracias a todas las instituciones ambientalistas de la ciudad y a voluntarios a título particular que el año pasado se prestaron a vigilar el nido. Miguel también aprovechó para pedir más apoyo logístico de la Generalitat «porque es su competencia». En el proceso se ha contado además con la colaboración de la Diputació de Tarragona y del Port.

Las tortugas se han ido liberando de a poco; y si en la arena parecía que les costaba moverse, una vez dentro del agua enseguida se les perdía la pista, en medio del «¡Ohhhh!» emocionado de algún niño y las cámaras de cientos de teléfonos móviles. El tiempo dirá si han heredado el poder de los dioses egipcios y si esta pequeña ayuda humana ha sido suficiente. Si las volvemos a ver será una estupenda señal.

Es probable que en las costas haya algún nido que no ha sido identificado, algo que ya ha pasado en otras ocasiones y que es posible hasta octubre. Si se detecta un nido, a tortugas que acaban de salir de los huevos o el rastro de tortugas el mensaje es el mismo: llamar al 112 e intentar protegerlo.

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