«Las tortugas al final no eran tan bobas... Pero nos necesitan»
Los niños descubren, a través de un taller, que la playa es mucho más que un sitio donde chapotear en verano y se preparan para saber qué hacer en caso de encontrarse con una tortuga o con su rastro
A Biel se le ponen los ojos como platos cuando Txiki López, técnico de Medio Ambiente, lo coloca junto a una réplica de tamaño real de una tortuga adulta y constata que mide exactamente lo mismo que él, con la diferencia de que si Biel pesa 25 kilos una tortuga de su tamaño puede pesar 100 kilos más.
Estamos en uno de los talleres que ha organizado el Departament de Medi Ambient del Ayuntamiento de Tarragona para que los niños de la ciudad conozcan un poco más sobre cómo el medio natural que les rodea y, especialmente, qué hacer si se encuentran con una tortuga boba en la playa o con su rastro. Los talleres se han impartido en algunos colegios durante el curso, pero ahora es el turno de los casales de verano. Acudimos a uno en la Escola Tarragona.
Una de las primeras cosas que descubren los niños es que, pese a estar en un entorno urbano en la ciudad hay espacios naturales. López comienza por enseñarles una foto del Pont del Diable y les pregunta qué tipo de animales creen que viven en ese bosque. Un niño levanta la mano entusiasmado y dice «¡osos!» pero luego se lo piensa mejor... Siguen con el Río Francolí «que ahora está seco» y, como no, con la playa.
Explica López que la idea es que los niños se den cuenta de que, además de un sitio de esparcimiento, la playa es un espacio natural que hay que cuidar y donde también hay animales. Que ¿cuáles son esos animales? un niño dice que hay tiburones y una niña salta: ¡Nooo!». Pero sí, sí que hay y López comienza a hablarles de las especies más comunes como la tintorera.
Es entonces cuando llegan al momento más esperado, al de las tortugas bobas. Descubren, por ejemplo, que deben su nombre a que los pescadores las descubrían temprano por la mañana, cuando todavía el sol no las había calentado y apenas se podían mover.
La tortuga boba es la especie de tortuga marina más abundante del Mediterráneo y está catalogada como vulnerable. Tradicionalmente nidificaba en le costa oriental (Turquía, Grecia, Chipre) pero desde el 2001 comienzan a nidificar de manera esporádica en España, el sur de Francia e Italia. Es algo directamente relacionado con el cambio climático: la temperatura marca el sexo de los animales y si hace mucho calor la mayoría de los ejemplares son hembras. Por eso buscan nuevas costas para garantizar la supervivencia de la especie.
Las tortugas han elegido Tarragona para poner sus nidos en dos ocasiones, en 2014 en la Platja Llarga y l’Arrabassada y el año pasado en el Miracle. López explica que hay precedentes en Italia donde las tortugas comenzaron con tres o cuatro nidos y ya van por los 30 o 40, con lo que es previsible que regresen a Tarragona.
Antes de que se lo expliquen algunos niños ya tienen claro lo que deben hacer si encuentran una tortuga o su rastro: «llamar al 112».
Entre las muchas cosas que sorprenden a los niños está el hecho de que las tortugas tienen un pico como el de los pájaros, o que sus huevos son del tamaño de una pelota de ping-pong. Aunque tal vez lo que llama más la atención es que salen al mar todas a la vez para protegerse de los depredadores y que son capaces de dar la vuelta al mundo y recordar el sitio donde nacieron. «Al final no eran tan bobas» dice un niño, «pero necesitan nuestra ayuda», concluye otro.
La clave: Qué hacer ante un hallazgo en la playa
Si se encuentra una tortuga adulta o recién nacida o una huella en la playa hay que llamar inmediatamente al 112. De esta forma se pondrá en marcha todo el protocolo de respuesta.
Ante una tortuga lo primero es procurar evitar todo contacto, hay que salir fuera de su campo de visión. La fotos con flash provocan que huyan y que, por tanto, no puedan poner huevos. Además, las luces de las linternas o de cualquier tipo afectan su visión.
Si se hace todo bien la tortuga hará un agujero, pondrá sus huevos y camuflará el nido antes de regresar al mar.
Delante de un rastro es importante saber que aportan mucha información y procurar que nadie lo borre. Se pueden descubrir tanto de día como de noche. Normalmente se encuentra uno de salida desde el mar y otro de regreso, los dos son claves a la hora de interpretar la acción de la tortuga.
Si se encuentra una tortuga adulta o recién nacida o una huella en la playa hay que llamar inmediatamente al 112. De esta forma se pondrá en marcha todo el protocolo de respuesta.
Ante una tortuga lo primero es procurar evitar todo contacto, hay que salir fuera de su campo de visión. La fotos con flash provocan que huyan y que, por tanto, no puedan poner huevos. Además, las luces de las linternas o de cualquier tipo afectan su visión.
Si se hace todo bien la tortuga hará un agujero, pondrá sus huevos y camuflará el nido antes de regresar al mar.
Delante de un rastro es importante saber que aportan mucha información y procurar que nadie lo borre. Se pueden descubrir tanto de día como de noche. Normalmente se encuentra uno de salida desde el mar y otro de regreso, los dos son claves a la hora de interpretar la acción de la tortuga.