Las Teclas de Tarragona ya tienen sus particulares monas
Es una tradición que nació hace años con la intención de preservar este nombre entre las tarraconenses
Ayer miércoles, el alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, entregó la Mona de Pascua a todas las niñas de la ciudad que se llaman Tecla. Y es que el alcalde ejerce de padrino de todas ellas hasta que cumplen los 16 años.
No es la primera vez que el consistorio tiene un gesto con ellas. Desde el 1991, cada 22 de setiembre, el Ayuntamiento de Tarragona celebra una comida conjunta. Es una manera de celebrar las fiestas. Y la entrega de las Monas no deja de ser un acto más.
Se trata de una tradición que nació hace unos años con la intención de preservar este nombre entre las tarraconenses, pero también de reivindicar aunque sea de manera implícita su procedencia.
Actualmente, en la ciudad hay treinta mujeres que llevan el nombre de la patrona. La más joven tiene casi siete años, mientras que la más mayor tiene 87.
«Siempre he vivido las fiestas de Santa Tecla con mucha intensidad. Tenía muy claro que si algún día era madre de una niña, la llamaría así. No fue fácil porque a algunos familiares no les acababa de convencer, pero finalmente me salí con la mía. Tuve que insistir muchísimo», recuerda Marta Puig.
La primera vez que vino con su hija a recoger la Mona de la mano del alcalde, Tecla Nieto apenas tenía seis meses de vida. Ahora está a punto de cumplir los catorce y la joven es consciente que dentro de poco dejará de recibir la tradicional Mona de Pascua.
«Me gusta mucho mi nombre y para mí es todo un honor poder participar de los actos que realizan desde el Ayuntamiento», afirma Nieto.
Marta no es la única que decidió ponerle el nombre de la patrona a su hija. Miquel Díaz y su mujer, Marta Jérez, también apostaron por Tecla. Él es un auténtico defensor de las tradiciones tarraconenses. Forma parte de diferentes entidades culturales de la ciudad como el Esbart Santa Tecla o la Semana Santa.
Este sentimiento y amor incondicional hacia su ciudad le llevó a hacer un pacto con su mujer. Si era niño se llamaría Magí, en honor al patrón, y si era niña, le pondrían Tecla. Al final, la niña nació el día de Sant Magí, pero se llamó Idunn Tecla y como no podía ser de otra manera fue bautizada en la capilla de la Santa.
En total cuatro niñas entre seis y catorce años recogieron su Mona, producto de la Pastisseria Conde. La figura, una imagen de la Nineta del Club dels Tarragonins. Para los hermanos también hubo premio. El alcalde les entregó una piruleta de chocolate.
«Es muy bonito que mantengáis la tradición de llamar Tecla a vuestras hijas. Espero que la disfrutéis todos juntos», afirmó Rubén Viñuales. Finalmente, el alcalde comentó que «es un honor ejercer de padrino de todas ellas». Ahora espera que el nombre de Tecla no se pierda y que las nuevas generaciones sigan apostando para poner este nombre a sus hijas.