Las familias de Tarragona tiran de ahorros para amortizar hipotecas

Las reservas del Covid no irán al consumo sino a esquivar el alza de tipos en los hogares. «He pasado de cinco euros en intereses a 260. He amortizado una parte», dice una tarraconense

Lídia Pascual pagaba cinco euros al mes de intereses por una hipoteca. La cifra subió después a 25 y en los últimos meses la escalada de su variable ha hecho que la factura se encarame a 260 euros, y debiendo menos capital. «He hablado con el banco y vengo de amortizar otra parte, porque creo que esta subida es criminal. Es indecente lo que está haciendo el Banco Central Europeo», explica esta tarraconense.

«En poco más de un año he pasado de 25 a 260 euros, de forma que estoy pagando prácticamente lo mismo de capital que de intereses. Por eso en cuanto puedo procuro sacarme de encima hipoteca porque me molesta y me trastocan mucho estos incrementos. Intento bajar la cuota mensual que pago cada mes para poder llevarlo mejor», indica.

Su caso no es excepcional. Cada vez más ciudadanos se esfuerzan en amortizar parte de su préstamo financiero para esquivar en la medida de lo posible el golpe de un euríbor que sigue en escalada. Reducir la cuota mensual o despojarse de los años de duración del préstamo son opciones para aquel que se lo puede permitir.

Inversión financiera

Así lo ha reconocido el mismo Banco de España, que ha puesto el foco en el ahorro acumulado durante la pandemia. Aunque han pasado tres años de la emergencia sanitaria, ese remanente puede tener ahora un papel clave. El Banco de España, en un informe publicado este mismo mes, establece que hasta finales de 2022 «los hogares apenas han recurrido al ahorro extraordinario acumulado durante la pandemia para adquirir bienes y servicios de consumo. El grueso de estos recursos se ha destinado a la inversión financiera; en concreto, a depósitos y a fondos de inversión».

Esto es, más que ocio, viajes o servicios, se ha preferido invertir. Además, «una proporción más modesta, pero creciente desde 2021, de dicho ahorro se ha destinado a la adquisición de activos no financieros (en particular, inmuebles) y a la amortización de préstamos para vivienda».

El regulador relata que «los hogares habrían destinado una parte creciente –aunque aún reducida– de ese ahorro a la amortización de préstamos contraídos en el pasado para la compra de vivienda».

Por lo tanto, el Banco de España detecta que ese colchón extra derivado del parón económico en la Covid-19 sigue existiendo y alcanzaba a finales de 2022 los 100.000 millones de euros. La inflación, eso sí, ha erosionado ese dinero restándole una sustancial capacidad de poder adquisitivo. De ese extra, unos 50.000 millones se mantienen en efectivo y depósitos bancarios.

A finales del año pasado, los tarraconenses tenían 14.463 millones acumulados en depósitos. En diciembre de 2019, poco antes del estallido del coronavirus, la cifra era sensiblemente inferior y se situaba en 12.209 millones.

El problema es que el supervisor tiene claro que, en el contexto actual de subida de los tipos, la bolsa de ahorro no proporcionará en los próximos trimestres «un impulso muy significativo» al consumo de los hogares.

Ello se debe precisamente a la losa de la deuda con entidades financieras. «El repunte significativo que se ha observado en el coste de la deuda en los últimos trimestres podría incentivar a destinar una mayor proporción del ahorro a la amortización de préstamos en lugar de a otros usos alternativos, y favorecer el desplazamiento desde los activos más líquidos hacia otros con mayor rentabilidad», indica el Banco de España.

Recursos para vivienda

Se perpetuará así la tendencia de los últimos años, en los que las familias vuelcan a la compra de vivienda y a la amortización de hipotecas una proporción cada vez superior de sus recursos embalsados. Eso explica, en parte, la pujante salud de la compraventa de viviendas en los últimos meses.

Miquel Riera, responsable de hipotecas de la plataforma HelpMyCash, indica que «amortizar la hipoteca es algo normal, si se tiene en cuenta que las variables se han disparado en los últimos meses, y eso provoca que se pague una media de 300 euros más al mes».

«Una de las cosas que se puede hacer es aprovechar el dinero ahorrado durante la pandemia porque, además, los bancos aquí no remuneran los depósitos como sí hacen otros países europeos, así que sale más rentable amortizar una parte que meter en esos depósitos, que están muy poco remunerados», añade Riera.

¿Todo hipoteca debería acometer esa amortización? Riera reconoce que «hay que valorar cuánto de ese dinero estás dispuesto a invertir en el adelanto de la hipoteca, que sea el suficiente para reducir la cuota pero no tanto como para no quedarte sin colchón para posibles imprevistos».

Pongamos un ejemplo tipo. «Una persona con un sueldo normal y una hipoteca variable contratada en los últimos años, entre 2016 y 2022, con el euríbor en negativo, con lo cual se paga una cuota muy pequeña. Durante la pandemia se ahorró, así que familias con un perfil medio o medio alto, que han conseguido guardar algo de dinero y que ven cómo el interés sube, son candidatas a amortizar», indica Riera.

A partir de ahí surgen dos opciones en función del perfil: «O bien reducir la cuota o bien acortar su plazo manteniendo el importe. Ajustando plazos se ahorra más a la larga pero si se reduce la cuota te permite ir mejor mes a mes».

Los bonos o las pagas extra

Laura Martínez, de la plataforma iAhorro, reconoce que «como el euríbor está alto, es el mejor momento para amortizar si tienes una hipoteca variable». Aunque admite que «no hay un perfil determinado» sí que detecta algunos factores claves: «Suelen ser trabajadores que en sus contratos cuentan con bonos o con 14 pagas. Es bastante común que dediquen el dinero de la extra».

Martínez recomienda, a la hora de buscar hipoteca, que no tenga una comisión por amortizar y, a partir de ahí, decidir: «Puedes elegir cuota o plazo. Si quieres ahorrar el mayor número de intereses posibles, tienes que amortizar plazo, es decir, la duración. Pero hay ciudadanos a los que les interesa reducir la cuota, porque van más ahogados. Entonces puedes reducir la cuota pero tienes que saber que vas a ahorrar menos intereses. Amortizar siempre es una buena idea pero aún es mejor si se hace en los primeros años de vida. En el caso de variable, siempre que el euríbor esté alto, es mejor comerte años en lugar de cuota».

Ferran Font, director de estudios de la plataforma Pisos.com, también ha detectado la tendencia: «No todo el mundo lo puede hacer, no es en todos los casos, pero aquellos que sí pueden lo hacen. Es una decisión que hay que tomar de forma muy racional, y valorando cada opción, con sus pros y sus contras». Desde el punto de vista estrictamente económico, Ferran Font recomienda «amortizar plazos, porque te ahorrarás intereses, aunque hay personas que prefieren recortar deuda porque así viven de una manera más holgada y relajada».

Crece la cancelación de hipotecas para evitar el alza de tipos

La subida de tipos ha trastocado los planes de muchas familias. «Ha habido muchas reacciones ante estos aumentos que hemos vivido. No son solo las subidas, sino la velocidad a la que se han producido», explica Ferran Font, director de estudios de la plataforma Pisos.com. Font indica que «en estos tiempos abundan las renegociaciones, las subrogaciones, las cancelaciones de hipotecas para evitar las subidas de tipos... Hay muchos movimientos a nivel financiero. Aunque los bancos endurecen el acceso a las hipotecas, también intentan captar a las de otros bancos».

Este encadenamiento de subidas impacta en un indicador: el de las cancelaciones de hipotecas. Crecen los tarraconenses que están acelerando el final de sus créditos con las entidades financieras para escapar de esas temidas revisiones. La cancelación de hipotecas de vivienda creció un 8% en 2022 en Tarragona, al ascender de 7.453 a 8.096, según cifras del INE. Fue el mayor dato de la década.

También se incrementó la cancelación de hipotecas totales, no solo de vivienda, al pasar de 10.612 a 11.217. La deriva es generalizada. Hay prisas por sacarse las hipotecas de encima, sobre todo porque se tiene la sensación de que esto aún no ha acabado. «Hay una previsión de que los tipos continúen subiendo, al menos una o dos veces, así que el escenario es incierto y por eso hay muchas familias haciendo números». Es posible que también todo 2023 sea de aumento. «Posiblemente vayamos hacia una situación de altiplano, en la que se tarde en bajar, porque la inflación no está cayendo lo suficiente», dice Font.

Juan Villén, director general de idealista/hipotecas, admite que «seguiremos viendo muchos cambios de hipoteca de variable a fija o mixta, renegociando en su propio banco (novaciones) o cambiando de entidad (subrogaciones) buscando un tipo más bajo y seguro». Villén detecta una presión en los bancos «por la mayor amortización anticipada de la cartera hipotecaria» y una «pelea por captar clientes» en un mercado a la baja.

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