La zona cero de Tarragona: el día después del desastre en La Móra
La DANA hizo desbordar el canal de La Móra y muchas viviendas quedaron totalmente inundadas. Esta mañana, los vecinos sacaban muebles y limpiaban su casa
Ziewei y su familia llevan casi 24 horas limpiando el bazar que regentan en La Móra, a escasos metros de la playa. La tienda fue uno de los locales más afectados por el desbordamiento del canal de La Móra. El agua entró al bazar, ocupando una altura de más de un metro y medio y llevándose por delante todo lo que se encontraba a su paso. Como la familia de Ziewei son muchos los vecinos de la urbanización que durante todo el día de hoy se han dedicado a quitar el barro y el agua de sus casas. La DANA se cebó sobretodo con las calles que quedaban al margen derecho del canal. Bages, Anoia u Osona fueron algunas de las avenidas más afectadas.
Esta mañana, en La Móra se respiraba un ambiente de desesperación absoluta. Vecinos sacando muebles y electrodomésticos estropeados, y también colchones y sofás totalmente rotos y llenos de barro. Para nada se esperaban que la DANA les diera tan fuerte.
Ziewei, propietario del bazar, explicaba cómo se había encontrado la tienda. «Era todo agua y barro. Enseguida me di cuenta de que los daños materiales serían muy importantes», comentaba el joven. Hoy, su familia se ha dedicado a sacar todos los artículos fuera, limpiarlos con cubas grandes llenas de agua y secarlos al sol. La escena era de lo más curiosa. Había desde ropa, hasta juguetes, pasando por utensilios de cocina. Todo encima de una grande lona, en el suelo del aparcamiento de La Móra. Su madre, muy agobiada, decía: «Hemos perdido mucho dinero. Estamos intentando salvar lo que podamos, pero no lo vemos muy claro». El agua ha dañado tanto la tienda como el almacén.
Otro de los afectados fue Daniel Comín, un vecino de la calle Ribera d’Ebre, que vive en una planta baja. «Estaba durmiendo y oí un ruido muy extraño. Cuando saqué la cabeza y vi cómo iba el agua decidí subir rápidamente al tejado. Mi casa era una piscina», explica Comín, quien ha intentado intentando sacar lo que quedaba de agua y barro. «Por suerte, sabía lo que vendría y dejé todo lo de valor en alto», añade Comín. Para este vecino, la presencia del muro del camping Torre de La Móra agravó la situación. «Era curioso ver como fuera del muro había metro y medio de agua y, en cambio, dentro del camping, nada», comentaba.
También limpiaba la familia Muñoz, quienes utilizan la casa de La Móra como segunda residencia. «Vivimos en Barcelona y hasta esta mañana no hemos podido venir. Por suerte, unos voluntarios nos han ayudado a sacar las cosas más pesantes, como colchones y la nevera, que quedó flotando», explica Noemí, mientras sacaba con una escoba el barro de su comedor.
Reivindicación vecinal
Núria Vaqués y Manel Sanromà también fueron víctimas del desastre. Su jardín y el sótano quedaron totalmente inundados. Esta mañana han llamado a sus amigos para que les vinieran a ayudar a sacar agua y barro. «Yo soy productora de vino y tenía la botellas en el sótano. Ha quedado todo destrozado», explicaba Vaqués, quien aseguraba que «la causa de todo esto no es la lluvia, es una mala gestión urbanística de la ciudad». La mejora del canal de La Móra es una de las reivindicaciones históricas por parte de los vecinos. Piden que se limpie y que se renaturalice para que no vuelva a desbordarse y a causar tantos daños.
A pocos metros de allí, en la calle Osona, los vecinos se abrazaban unos a otros. «Llevamos 40 años aquí y nunca había pasado una cosa así. Lo tengo que tirar todo. También los dos coches», explicaba Carmen. Sus sobrinos, que viven delante en una planta baja, se cobijaron en casa de Carmen. «Cuando vimos que el agua empezaba entrar, decidimos pedir ayuda», añadía la sobrina.
El chalet de la familia Vilaseca también quedó destrozado. «Somos de Barcelona, pero mis padres estaban aquí. Ya les dijimos que no se movieran de la segunda planta y que tuvieran los móviles cargados a tope. Y así lo hicieron», explica su hija, Elisenda. Toda la familia ha viajado hasta La Móra para limpiar y secar todo lo mojado. El jardín estaba lleno de ropa y de muebles. El agua bajó tan fuerte que rompió el muro que separa su casa con la de los vecinos y la puerta principal.
Como dato curioso, algunas furgonetas conducidas por chatarreros se acercaban a La Móra preguntando si los afectados tenían hierros, y echando la mirada a los contenedores.