La sequía dispara el precio del aceite en Tarragona

Algunos supermercados han colocado antirrobo a botellas y garrafas. Las tarifas superan ya a las del cava. Hay familias que se pasan al de girasol

«Antes las cajas de aceite de girasol en el supermercado me duraban un mes y ahora una semana. La gente lo coge más porque el de oliva está muy caro. Cambian la dieta y buscan los precios más baratos», admite Joan Poch, responsable del supermercado Coviran junto a la Torre dels Vents, en Tarragona. En su establecimiento el aceite de oliva, convertido casi en un artículo de lujo, escasea y registra tarifas prohibitivas.

En su ordenador está la comparativa de precios: botellas que hace un año se situaban en 4,99 ahora valen 8,95, un 80% más. Las subidas son también recientes. Precios que en julio estaban en 6,70 euros ahora se han encaramado a los 7,93. Y así con cualquier tipo de aceite –virgen extra incluido– o marca que se mire. «El incremento es una burrada y la gente cuando ve los precios se enfada mucho», admite él y muestra algunos tipos de cava de las gamas más exclusivas que son más baratos que el aceite. También supera a algunos vinos y se acerca a los costes de bebidas como el whisky. El encarecimiento de este producto básico golpea a unas familias ya impactadas desde hace dos años por la escalada de la inflación.

Algunos supermercados de Tarragona incluso han puesto sistemas antirrobos en garrafas o botellas. El IPC también influye pero la causa principal de este alza es otra. «El problema número uno es la sequía. No es una excusa, es una realidad, un problema grave desde hace años que hace que la producción haya ido bajando», explica Jordi Pascual, responsable de aceite en Unió de Pagesos.

De 100 toneladas a 20

Su propia marca, Torclum, de La Bisbal del Penedès (Baix Penedès), es un ejemplo: «Hace dos años hicimos 100 toneladas de olivas y este año no llegaremos a las 20». Es, pues, una derivada más del cambio climático: «Y todo eso teniendo en cuenta que el olivo aguanta bien en nuestro clima mediterráneo, pero claro, estamos hablando de que prácticamente ya es desértico».

Ahí interviene entonces la inercia de la ley de la oferta y la demanda, que ante momentos de escasez hace subir los precios. Pero no acaba ahí la tormenta perfecta. «Los costes de producción también han agravado la situación, el combustible, la electricidad, el abono, los envases, el vidrio, el cartón... todo eso se ha encarecido el 50% o más», añade Pascual.

De ahí el impacto que acaba padeciendo en su bolsillo el consumidor, al final de toda la cadena. De comprar una botella a tres o cuatro euros, a tener que pagar ocho o nueve. Un informe de la OCU muestra que el aceite de oliva virgen extra ha llegado a subir hasta un 32% solo entre julio y septiembre, por ejemplo de 6,4 euros el litro a 8,5 en algunas marcas blancas. La media de estas subidas se ubica en el 22,8%. Esta pasada semana el INE apuntaba que el precio en agosto se disparó un 52,5% en relación a un año atrás. Es la mayor subida en 21 años, y un 8,7% respecto a julio.

«Hasta ahora habíamos tenido unos precios del aceite bastante económicos. Nos habíamos acostumbrado a un producto de calidad bastante asequible, hasta el punto de que se vendía incluso por debajo del precio del coste. Comercializar una botella igual cuesta cuatro euros y se había vendido por debajo, a pérdidas, y el payés tenía que tirar de otros productos para que le salieran las cuentas», dice Pascual.

«Una rotura de mercado»

Albert Ferré es productor con molino propio y gerente de Set d’Oli, en Figuerola del Camp (Alt Camp): «La situación actual viene dada por la sequía, que arrastramos desde hace tres años y ha llevado a una rotura de mercado».

Ferré y también el responsable de Unió de Pagesos no esconden otro factor que interviene. «Hay gente que ha salido a especular, ha comenzado a subir los precios sin gran criterio. Cuando tú tienes un producto que se acaba y te llama la gente porque no lo encuentra, es esa necesidad la que hace disparar los precios», añade Ferré.

Este productor tarraconense reconoce que «nosotros no hemos especulado pero puede haber gente que haya jugado a eso». Pascual cree que «siempre hay quien, al ver que no habrá buena cosecha, aumenta el precio pero en el fondo esto es algo que no nos conviene a nadie, porque el consumidor, si ve que sube mucho, irá a por otro tipo de producto, como el aceite de girasol». También Albert Ferré recalca que «estos precios y un estancamiento de mercado no benefician a nadie» y muestra una inquietud: «Como productores no podemos perder toda la masa de consumidores que hemos creado y que se pueden ir». Los precios no bajarán a corto plazo, debido a que los efectos de la sequía de los últimos meses persistirán.

Anuncio en un establecimiento de Tarragona. Foto: P. Ferré

Un batacazo en la cosecha de 35.000 toneladas a 7.000

«Si Catalunya en un año normal llega a las 35.000 toneladas, el año pasado se hicieron 15.000 y en este no llegamos a las 7.000. Es una bajada del 50% primero y luego otra más igual», admite Jordi Pascual, responsable de Unió de Pagesos. De ahí que las tarifas vayan a seguir siendo altas en los siguientes meses. «De cara al próximo año los precios no van a subir tan desorbitadamente pero difícilmente bajarán», dice Pascual. El productor tarraconense Albert Ferré asume que «se ha perdido un 70% de la cosecha en secano y en el caso del regadío es un 40%».

¿Por qué el aceite está más barato en otros países?

Las imágenes de botellas de aceite a cuatro o cinco euros en otros países de Europa han proliferado en redes indignando a muchos. ¿Cómo puede estar más barato que en España, un país productor? La respuesta hay que buscarla en la escasa rotación de ventas y el mínimo consumo en esos lugares comparado con este país. Esos lotes fueron adquiridos por las cadenas hace meses a un precio barato y aún se mantienen esas remesas. «A veces, es una cuestión de que estamos ante contratos antiguos», indica Jordi Pascual, de Unió de Pagesos. En cambio, la demanda masiva en España y la mayor rotación del producto impide disfrutar de esos precios en los lineales de los supermercados.

La alimentación sube el triple que los salarios en Tarragona

El último IPC por provincias publicado esta última semana por el INE muestra que la alimentación es uno de los productos que más suben. La comida se encareció en Tarragona en agosto un 11,8%, más del triple de lo que han crecido los salarios bajo convenio en la provincia en el último año.

Hasta el pasado mes, los sueldos habían aumentado 3,19% en la provincia, según el Ministerio de Trabajo y Economía Social, un alza récord pero no lo suficiente para compensar la galopante dinámica de los precios de la cesta de la compra. Esa lógica se ha ido reproduciendo en los últimos meses, ahondando así en la pérdida de poder adquisitivo de la ciudadanía.

Lo que más aumenta

En agosto, los alimentos subieron más que las bebidas alcohólicas (9,8%), las no alcohólicas (7,1%), el tabaco (7,2%), el calzado (3,6%), la conservación de la vivienda (6,8%) o el vestido (1,7%). Por grupos de bienes, solo los paquetes turísticos (22%) aumentaron más, algo lógico en plena campaña.

A su vez, las partidas de la electricidad, el gas y los otros combustibles experimentaron un descenso de casi el 39%. Por tanto, mientras que la luz ha ido abaratándose en los últimos meses, los productos de la alimentación han seguido subiendo. El aceite de oliva es el ejemplo reciente más claro.

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