La rotonda de la UNESCO: la mejor de Catalunya
Viles Florides. La ciudad acoge la 11ª Gala de Viles Florides de Catalunya y mantiene las tres flores de honor de la última edición
Estaba previsto que la 11ª Gala Viles Florides se celebrara en los Jardins de l’Amfiteatre, seguramente un emplazamiento mucho más adecuado visto el resultado final. Pero la amenaza de lluvia obligó a trasladar la fiesta catalana de las flores y los pueblos floridos por antonomasia al Auditori del Camp de Mart. Unas 300 personas (todas representantes de los casi 160 municipios catalanes y comunes andorranos que forman parte de Viles Florides), entre alcaldes y concejales, asistieron al acto que se organiza anualmente alrededor de las Viles Florides. Se celebró ayer por la tarde y por primera vez en Tarragona, una ciudad que forma parte del selecto club de villas floridas desde marzo de 2020. Asistieron al acto Mercè Martínez, la presidenta de la Confederació d’Horticultura Ornamental de Catalunya (CHOC), que impulsa el movimiento Viles Florides, el jurado y la consellera d’Acció Climàtica de la Generalitat, Teresa Jordà, además del alcalde Pau Ricomà i la concejala de Parcs i Jardins de l’Ajuntament, Elvira Vidal.
Las galas de las Viles Florides se celebran con el objetivo de entregar las Flors d’Honor a los municipios participantes, que pueden recibir entre una y cinco flores en función de la puntuación por turismo, sostenibilidad, pedagogía, compromiso con el proyecto y gestión y el mantenimiento de los espacios públicos verdes, entre otros elementos.
La ciudad de Tarragona mantiene por ahora las tres flores de honor que recibió el año pasado, como Salou, Torredembarra, Riudoms y Prades. Altafulla y Vinyols i els Arcs se quedaron con sus dos flores mientras que Vila-seca y Reus se alzaron con cuatro flores cada una, el máximo premio otorgado por el jurado teniendo en cuenta que todavía no hay ningún municipio que haya ganado las cinco flores de honor.
Más allá de las Flors d’Honor, que tienen la razón de ser de la propia gala, hubo las tradicionales menciones del jurado por elementos que, a su juicio, merecían una mención a parte. El premio a la mejor rotonda florida es el más clásico desde 2017, y ayer fue ni más ni menos que para la rotonda de la Plaça de la UNESCO de Tarragona, entre el Amfiteatre y la Torre de les Monges. La rotonda de Les Lletreries de la Seu d’Urgell también tenía opciones de ser la mejor. Otros reconocimientos temáticos fueron para Salou, por las acciones de mejora del litoral y el impulso del Camí de Ronda, para Martorell (Baix Llobregat) por flores con anima social y el Naut Aran (Val d’Aran) por las soluciones más sostenibles frente a la climatología.
El premio más importante de la tarde se lo llevó Vila-seca al recibir la Flor d’Or Pere Cabot por «su trayectoria, calidad y adaptación del patrimonio vegetal, su intensa actividad de educación ambiental y la excelente gestión del agua y los sistemas de riego», según el jurado de esta edición.
En su discurso, la presidenta de la CHOC, Mercè Martínez, hablaba Tarragona como «la única capital de demarcación» que forma parte de Viles Florides y reivindicaba la importancia de preservar el urbanismo verde como «un nuevo modo de hacer política».
Xavier Martínez, miembro del jurado, reconocía «haber constatado mejoras en casi todos los municipios y en varios aspectos.
La consellera municipal de Parcs i Jardins, Elvira Vidal, se mostraba contenta y hasta exultante después de la gala por mantener las flores de honor, la mención de la rotonda y el éxito del acto. «Así se demuestra que apostamos por la calidad de vida del ciudadano y por convertirlo en ‘cuidadano’ de lo verde». Así definía Vidal unos de sus proyectos más personales y más importantes de su departamento. El objetivo del año que viene: ganar cuatro Flors d’Honor.