La pesadilla de los vecinos de la calle Cervantes de Tarragona

Denuncian inseguridad e incivismo por parte de algunos usuarios del comedor social

«No podemos más. Tenemos miedo incluso de pasar por nuestra calle y de entrar a nuestro portal. La situación se ha vuelto insostenible». Este es el grito desesperado de Xavier Albiach, propietario de un hotel de la calle Cervantes, quien asegura que algunos de los usuarios del comedor social que hay en esta calle han generado muchos episodios de inseguridad y de incivismo en los últimos meses. Como él, son muchos los vecinos que piden que el Ayuntamiento traslade el centro social a otro punto de la ciudad. «No pararemos. Recogeremos firmas para hacer oír nuestra voz», explica otra vecino, quien prefiere no dar a conocer su nombre. Por su parte, el Ayuntamiento descarta el traslado del comedor social a otro barrio donde ya existen otros servicios, y añaden que la Guàrdia Urbana ya tiene esta calle controlada como «uno de los puntos conflictivos de la ciudad».

Ocupan la calle

La pesadilla para los vecinos de la calle Cervantes y entorno comenzó justo después de la pandemia. «Antes el perfil de usuario era distinto al de ahora», explican los vecinos. Problemas de insalubridad, de trapicheo de drogas, de peleas y de ocupación de la vía pública. «El comedor empieza a servir a las doce y media del mediodía, pero a las once y media ya empieza a haber gente merodeando por la zona. Llegan, se tumban en plena acera, y no dejan acceder a los vecinos a sus casas», explica Albiach, quien añade que, en los últimos días, él mismo ha sido víctima de insultos y amenazas. Algunos de los usuarios, explica otra vecina, llegan ebrios y se ponen en medio de la carretera. Un día tendremos un susto».

Otra de las quejas tiene que ver con el incivismo. «Algunos de los usuarios salen a comer fuera, dejando los restos de comida en plena calle o en la terraza de un restaurante que hay en la calle», explican. Papel de plata, la piel de las naranjas o las bolsas de plástico, eran algunas de las cosas que se podían ver ayer en la calle. «Además, algunos también fuman porros. Cuando mi mujer va a buscar a los niños al colegio al mediodía, intenta taparles la boca y la nariz para que no respiren estas sustancias», asegura otro vecino. El propietario del hotel, por su lado, asegura que algunos turistas, al llegar, le preguntan: «¿Esto es una calle segura? Algunos acaban yéndose ante el espectáculo», dice Albiach.

Además, los vecinos aseguran que la problemática está afectando a todas las calles adyacentes, como Gasòmetre, Fortuny, Unió e incluso el Fòrum de la Colònia. «Después de comer, estos grupos se quedan el resto del día por estas calles, generando suciedad e incivismo», explican.

Refuerzo en limpieza

El Ayuntamiento asegura que últimamente no tiene constancia de nuevas incidencias, cosa que sí que ocurrió durante la pasada primavera. El Consistorio explica que se está «en constante comunicación con los vecinos», y asegura que se ha reforzado la limpieza en los últimos días. «Trabajamos con colectivos delicados y equipamientos como estos son necesarios también en el centro de la ciudad», añaden fuentes municipales.

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