La Part Baixa de TGN reclama que el edificio de la calle Santiyán se abra para el barrio
Bajo el lema ‘Hagamos que no quede en titulares’, los vecinos empapelaron la fachada del inmueble abandonado. El Ayuntamiento dice que trabaja para sacar el proyecto a licitación
Manoli Vílchez vive del otro lado de la calle, así que ha sido testigo de cómo el edificio de la calle Santiyán 8, en la Part Baixa, se ha ido deteriorando década tras década. Dice que «es muy triste, al menos el patio podría dar servicio al barrio». Ella guarda buenos recuerdos del edificio, porque fue allí a la escuela cuando era pequeña «y había hasta un estanque con peces», rememora.
Manoli es una de las vecinas que está ayudando a empapelar la fachada del inmueble con periódicos. Es la manera que han encontrado la plataforma Xarxa la Marina y la Associació de Veïns del Barri del Port para llamar la atención sobre el edificio abandonado que es de propiedad municipal.
El lema de la acción para presionar al Ayuntamiento de Tarragona a actuar era «Hagamos que no quede en titulares». Además de los papeles de periódico ahora en la fachada hay siluetas de adultos y niños y carteles con algunos de los usos anhelados por los vecinos, como ‘espacio cívico’ o ‘jardín social’.
Papel mojado
También pegaron en la pared la moción que aprobaron en diciembre del año pasado todos los partidos políticos del consistorio para iniciar la rehabilitación del jardín y la planta baja para poder abrirlos a los vecinos y entidades del barrio. Al ver como los folios se arrugaban al humedecerse con el pegamento un vecino advertía de la metáfora de la situación: «ahora mismo es papel mojado, literalmente», señalaba.
La construcción, del siglo XIX, nació como escuela religiosa con la iglesia de Sant Nicolau, pero que se hizo sobre una primera planta de lo que debían ser almacenes o tiendas vinculadas al puerto, tal como explica el arquitecto Ramón Corbella, uno de los miembros de la Xarxa de la Marina. Recuerda que apenas quedan edificios como este, representativos del tipo de construcción característica del barrio.
El inmueble después se dedicó a una escuela religiosa de la orden de La Presentación y al marchar las monjas, pasó a ser escuela pública hasta finales de los años 60, cuando, con la construcción de la escuela Pau Delclòs, se dejó y se cedió como cuartel de la policía nacional. Tuvo este uso hasta que pasó en manos municipales en los años ochenta cuando fue tapiado y abandonado.
El anterior gobierno municipal había decidido cederlo al Institut Català del Sòl (INCASÒL), para derribarlo y construir vivienda social. El gobierno actual detuvo la operación y lo salvó del derribo.
El hecho de que el edificio se salvara es un gesto que los vecinos agradecen, como reconoce Jaume López, también miembro de la Xarxa, pero les preocupa que siguen sin darse los pasos para abrirlo.
Apunta que han presentado al ayuntamiento un presupuesto ‘low cost’ en el que se comenzaría por arreglar y abrir el jardín para que sea un espacio verde comunitario. Luego se seguiría rehabilitando y utilizando el resto de zonas del edificio, que ocupa una manzana, en función de las necesidades: «es algo muy asumible si hay voluntad política».
La presidenta de la Associació de Veïns del Barri del Port, Mari Carmen Puig recuerda que el barrio está especialmente necesitado de equipamientos y espacios comunes y tener un patio abierto sería ideal, en especial para las personas mayores. «En nuestro barrio es donde hay mayor proporción de mayores que viven solos de toda la ciudad y después de lo mal que lo pasaron con la pandemia sería ideal contar con un espacio donde relacionarse».
Los vecinos que participan en la acción enumeran otros espacios que no hay en el barrio: centro cívico, llar de jubilats, biblioteca, llar d’infants municipal... Cristina Collado, una vecina más joven que lleva a su bebé en brazos coincide «he venido a la reivindicación pensando en él», dice señalando al niño.
Tramitar el proyecto
Consultado al respecto, Xavier Puig, concejal de Territori i Mobilitat asegura que: «estamos tramitando el encargo de la redacción del proyecto». Dice que: «Santiyán tiene que ser el equipamiento que sirva de punto de encuentro en el barrio, que lo dinamice, que favorezca que la gente de Tarragona venga a ver las cosas que pasan en el barrio».
Y confirma que «la idea que llevamos, hablada y pactada con los vecinos, es la de hacer un primer proyecto que rehabilite la planta baja del edificio para poderlo abrir al barrio y a la ciudad. Trabajamos en esta línea».
Señala además que la idea es coherente con la peatonalización de la calle Orosi, ahora en fase licitación, y el plan integral de la Part Baixa, que empieza su parte más visible de cara a las entidades.