La pandemia que trae el móvil: «El 50% de la población será miope a partir del 2050»
El 81% de los españoles de entre 18 y 35 años padecen nomofobia, una adicción que termina derivando en enfermedades mentales, pero sobre todo también a nivel ocular
Suena la alarma. Abres los ojos. Buscas la mesilla y encuentras el móvil. No te da tiempo a pestañear y ya estás sumergido en su pantalla. Miras el WhatsApp, las redes sociales, el correo electrónico... y te levantas de la cama. ¿Les suena esta rutina? Probablemente a muchos de ustedes sí. Si la pregunta se fórmula a los jóvenes, la mayoría es absoluta.
Ainara es una joven tarraconense de 17 años que reconoce que el móvil es su compañero inseparable durante todo el día. «Creo que es algo que todos los jóvenes, o la mayoría, ya hemos aceptado. Necesito el móvil a todas horas porque es el que me ayuda a comunicarme, a interactuar por redes sociales... Ahora mismo no me imagino una vida sin él».
La dependencia que ha generado este dispositivo es total. El camino ha culminado y se puede asegurar con claridad que una parte importante de la población presenta comportamientos que indican una clara dependencia. A esta enfermedad se le conoce como nomofobia. ¿En qué consiste? Pues es el miedo a estar sin teléfono móvil. Así se simple. Así de torturador.
Los españoles de entre 18 y 35 años son los europeos que más sufren nomofobia, solo superados por los jóvenes italianos. El 81% de los españoles de entre 18 y 35 años padecen nomofobia, convirtiéndose en los jóvenes europeos más afectados por este miedo irracional a no utilizar el teléfono móvil y sólo superados por los italianos (un 82 por ciento), según un estudio realizado por la compañía de telefonía móvil OnePlus.
Este trauma genera unas consecuencias. Son enfermedades que hay que tratar con la importancia que merecen. La salud mental es la principal perjudicada de esta adicción. Una persona adicta al móvil tiene muchas posibilidades de terminar sufriendo ansiedad, depresión e incluso aislamiento social.
Así lo confirma, Benito Rosas, psicólogo experto en adicciones y trastornos emocionales del centro tarraconense Interapia: «Las consecuencias de la nomofobia son muchas, pero si hablamos de las principales son la ansiedad, la irritabilidad, estrés y sobre todo el aislamiento, que se nota mucha en todas las personas, y por último también puede aparecer la falta de atención y concentración».
Para Rosas conviene recalcar que hay que diferenciar lo que es un uso excesivo del teléfono móvil de una ansiedad: «A veces la ansiedad ya preexistía y el móvil lo único que suele hacer es potenciarla o ya es directamente consecuencia de la adicción al móvil. Por eso hay que dejar claro que hay líneas muy finas entre un uso excesivo del móvil y la ansiedad».
Para el psicólogo hay una manera evidente de intenta erradicar una adicción que cada vez tienen más personas y desde una edad más temprana: «La palabra clave es prevenir antes que curar. La prevención se tiene que hacer desde pequeños. A partir de los 10 años deberían tener su primer móvil. Habría que educar a las familias para que enseñarán usar este dispositivo de manera correcta porque no hay que satanizarlo porque si se usa es muy útil tanto a nivel educativo y social. Hay que saber ponerle los límites adecuados».
Pero la cosa va más allá y es que la adicción al móvil también genera otras patologías que no se suelen relacionar tanto de manera popular con la nomofobia. Están presentes, cada vez más, y también pueden terminar siendo muy perjudiciales para la salud de todos.
A nivel ocular está más que demostrado que pasa facturas esta conducta adictiva. El síndrome del ojo seco, la astenopia (fatiga visual), miopía y la degeneración ocular asociada a la edad son las principales patologías que se provocan. Montserrat Fosch, responsable de formación de la provincia de Tarragona de Óptica & Audiología Universitaria, las confirma y explica porque se dan: «Vivimos en una sociedad con un perfil digital. Desde grandes hasta pequeños estamos durante ocho horas trabajando delante de una pantalla y luego en casa continua la cosa por puro ocio. Al trabajar delante de una pantalla retroiluminada lo que pasa es que el ojo parpadea menos veces. Esto lo que provoca es que el usuario termine teniendo dolor de cabeza, fatiga ocular y sequedad ocular como principales síntomas».
Fosch va más allá y advierte de los peligros en un futuro que tendrá está adicción a las pantallas: «Los niños de hoy en día solo juegan con la pantalla en muchas ocasiones. Hay un dato que diec que a partir del 2050, el 50% de la población será miope. Esto es debido al uso abusivo de usos electrónicos porque la vida ha cambiado y esta es la gran pandemia que viene».
Por ello, la óptica cree que hay que vigilar la vista desde pequeños porque el asunto puede terminar desembocando en enfermedades de mayor gravedad: «No pasa nada porque un niño sea miope, pero si está todo el día delante de la pantalla y no tiene higiene visual pues tendrá una miopía de mayores diotrías y eso implica que en un futuro pueda llegar a tener patologías de mayor gravedad como puede ser por ejemplo un desprendimiento de retina».
Más allá de los transtornos mentales y las patologías oculares, la nomofobia también podría tener un impacto negativo en algunos músculos como las cervicales o los dedos. En este sentido todavía es una afirmación repleta de incertidumbre porque todavía no hay una base científica que lo asegure. Así al menos lo afirma la fisioterapeuta y vocal de la sección territorial del Camp de Tarragona del Col·legi de Fisioterapeutes de Catalunya, Laura Menés Fernández: «Ahora se está poniendo muy de moda el text neck y este tipo de conceptos e intentar mirar si hay relación entre el dolor cervical y el uso de los smartphone, pero la verdad es que la evidencia dice que no existe esta relación. Por lo tanto podríamos decir que la evidencia todavía no refuerza este hecho y que muchos profesionales están divulgando de manera errónea por los medios de comunicación».