La Muralla, el poder de multiplicar un euro por doce
Una investigación de la Universitat Rovira i Virgili contabiliza en dinero los beneficios que aporta este club social que atiende a personas con enfermedad mental
Cuenta Berny Sánchez que cuando llegó al Club Social La Muralla hace once años «mi vida cambió». En plena adolescencia le habían diagnosticado una enfermedad mental que le ha llevado a estar ingresado varias veces. Poder compartir con otras personas que están en su situación y disfrutar con ellas de aficiones como la pintura ha sido crucial para su estabilidad. «Espero devolver algún día todo lo que me han dado», asegura.
Escuchándolo hablar parece imposible contabilizar el beneficio que ha supuesto para Berny en particular y para la sociedad en general, el trabajo del club. Y, sin embargo William Alomoto, graduado en economía y finanzas, se ha empeñado en poner ese beneficio en números.
Para hacerlo ha utilizado la metodología SROI (Social Return On Investment), una herramienta que no solo tiene en cuenta el dinero invertido, sino también los beneficios sociales, medioambientales y comunitarios generados. Después de un minucioso estudio de toda la actividad del club, encontró que, por cada euro que recibe la entidad, la sociedad obtiene doce de retorno.
Menos reingresos hospitalarios
El Club Social La Muralla, fundado en 1998, atiende a 120 personas con enfermedades mentales. Es, como su nombre indica, un club, donde van a diario a hacer diferentes actividades, desde talleres artísticos hasta deportes y excursiones.
Alomoto se enteró de su existencia gracias al Programa d’Aprenentatge Servei de la URV, donde está haciendo su Doctorado en Economía y Empresa. El programa se encarga de poner en contacto a las entidades del territorio, que muestran sus necesidades, con alumnos de la universidad que pueden ayudar a resolverlas. En este caso La Muralla necesitaba medir el impacto del trabajo que realiza.
Así fue como comenzó el estudio que recientemente ha sido publicado por la revista científica Social Enterprise Journal que se especializa en la investigación sobre empresas sociales.
Para la investigación Alomoto realizó 108 encuestas y 18 entrevistas y determinó todas las inversiones que recibe la entidad, desde el dinero que destina la Generalitat de Catalunya, hasta las horas que emplean los voluntarios que colaboran con los profesionales del club.
Por otra parte asignó un valor monetario a los beneficios que aporta. En el caso de los usuarios está demostrado que asistir al club reduce las visitas al médico, las recaídas y los reingresos hospitalarios. Y es que, como explican ellos mismos en el estudio, si no acudieran a La Muralla, no tendrían un motivo para salir de casa.
También se calculó, por ejemplo, el beneficio, para los usuarios que acuden a las actividades deportivas regularmente. En su caso el beneficio era de 7.506€ de ahorro al año por persona.
Pero el ahorro en lo que a la Seguridad Social se refiere podría ser incluso mayor si se tiene en cuenta que el 91% de los usuarios se medica, pero el 41% disminuyó sus dosis desde que va al club.
Alomoto considera que es un tema que las administraciones deberían tener en cuenta. No es algo menor si se tiene en cuenta que España y Portugal son los países con mayor número de casos de enfermedad mental de Europa (20.000 por millón de habitantes).
El investigador resume: por cada euro que se gasta en prevención en esta entidad se ahorran doce «y los beneficios se verán con los años». Y recuerda que en la demarcación hay más de 30 entidades que trabajan con personas que tienen alguna discapacidad psíquica o mental.
Hace unos días Alomoto presentó su estudio a los miembros del club en la Cambra de Comerç de Tarragona. Ángel Urbina, presidente de la Associació Ment i Salut La Muralla, le agradeció por haber hecho una «investigación con alma» porque «la investigación no es un ejercicio de torres de marfil, aislado de la realidad. No es un laberinto de datos y teorías que se quedan en las páginas de un libro. Es un faro que ilumina el camino hacia un futuro mejor».
El punto de partida del estudio que contabiliza el retorno social del trabajo de La Muralla es el Programa d’Aprenentatge Servei que impulsa desde 2011 la URV.
Avril Lombardi, técnica del programa, explica que se trata de una metodología educativa que pone en contacto a las entidades sociales del territorio con los estudiantes y profesores para que hagan proyectos que respondan a sus necesidades.
El programa organiza un ‘Mercado de proyectos sociales’ en el que los alumnos pueden conocer directamente a las entidades. Elaboran, además, un catálogo con propuestas que pueden tomar como referencia los estudiantes para hacer sus trabajos de grado, máster o doctorado. «El objetivo es tener futuros profesionales socialmente responsables», señala Lombardi.
Desde su puesta en marcha, a través del programa se han llevado a cabo 932 proyectos en los que han participado más de 6.000 estudiantes.