La Generalitat estudiará la ampliación o el traslado del CAP Jaume I
El equipamiento de la Part Baixa ha quedado pequeño, teniendo en cuenta que ahora atiende a un 30% más de la población que hace 20 años, cuando se inauguró
La Generalitat se compromete a estudiar el futuro del CAP Jaume I de Tarragona, el centro de atención primaria que más población atiende de la ciudad. Los trabajadores y usuarios llevan años denunciando que el equipamiento ha quedado pequeño. Los médicos, por ejemplo, comparten despacho y no caben en la sala de reuniones. Finalmente, ahora, la gerente de la Regió Sanitària Camp de Tarragona, Dolça Cortasa, asegura que se analizará la manera de descongestionar el CAP. El estudio se pondrá pronto en marcha y las opciones pueden ser tres: ampliarlo, trasladarlo o convertirlo en dos áreas básicas separadas.
Cortasa y su equipo fueron hace unos meses a visitar las instalaciones del CAP Jaume I. «El personal nos explicó sus inquietudes. Entre ellas, la falta de espacio. Somos conscientes de la situación y, por eso, nos comprometemos a estudiar el caso junto con el proveedor, que es el Institut Català de la Salut (ICS)», explica la directora territorial. De hecho, en breves empezará a activarse la unidad de planificación del Departament con la mirada puesta en 2038 «para diseñar cómo será entonces el mapa sanitario de la ciudad», añade Cortasa.
Está claro que el equipamiento se ha quedado pequeño. Todos coinciden en esta afirmación. Y es que, actualmente, el CAP Jaume I atiende un 30% más de la población de la que se atendía en los mismos metros cuadrados hace más de 20 años, cuando abrió puertas por primera vez el centro de atención primaria de la Part Baixa. Hoy en día, el equipamiento da respuesta a 31.280 personas. Y lo más importante de cara al futuro: el barrio está creciendo por momentos –con, por ejemplo, la construcción de edificio Kronos, de delante de la Tabacalera–. Se prevé que en cuestión de dos años se añadan unas cinco mil personas más en la área básica de salud.
Los facultativos del ambulatorio de la calle Jaume I explican cómo deben buscarse la vida para poder encontrar un despacho vacío y poder pasar visita. La situación no solo genera angustia y tensión entre los profesionales, sino que también causa confusión entre los pacientes que no saben dónde acudir.
«Cuando tenemos que celebrar reuniones, la sala más grande queda pequeña y la mitad de los profesionales se ven obligados a quedarse fuera, en el pasillo», explica un médico de familia del CAP Jaume I, quien añade que «el caos estaría garantizado, sino fuera por el esfuerzo y sacrificio de los profesionales que, en varias ocasiones, nos vemos obligados a colgar un cartel en la puerta de nuestro despacho e irnos con los bártulos a otro lado».
La situación empeora
Durante los últimos años, desde el Departament ya se ha intentado llevar a cabo medidas para descongestionar el CAP. Lo primero que se hizo fue sacar del equipamiento los pediatras, para concentrarlos todos en el CAP de la Rambla Nova. También se habilitó otro equipamiento –en la misma calle, en la esquina siguiente–, que funciona como subsede del CAP Jaume I, y que acoge los servicios relacionados con la salud de la mujer, como ginecología y atención maternoinfantil.
En un principio parecía que, con estas actuaciones, el equipamiento se había liberado un poco. Pero no ha sido así. Ahora, con el fortalecimiento de la atención primaria tras la Covid, los CAP se han dotado de psicólogos, psiquiatras, fisioterapeutas y nutricionistas, lo que ha saturado y tensionado todavía más las instalaciones. Los profesionales no saben ni donde ponerse. Además, la Covid también ha obligado a generar dos circuitos separados: las enfermedades respiratorias y las que no lo son. «Inevitablemente, para adaptarnos a la actualidad, necesitamos más espacio», apunta Cortasa, quien añade «y más todavía teniendo en cuenta el crecimiento demográfico que se espera en esta zona de la ciudad».
Las opciones
«El proyecto es incipiente, todavía no hay nada claro. Solo la intención y el compromiso de estudiarlo», explica la directora territorial. Las opciones que están sobre la mesa, según explica Cortasa al Diari, son ampliar el equipamiento, trasladarlo, o bien, teniendo en cuenta el importante número de población a la que atiende, convertir el CAP en dos áreas básicas. La primera propuesta es la más complicada, ya que el centro está ubicado en los bajos de un edificio, lo que no permite ganar metros cuadrados. Por lo tanto, la única opción en este sentido sería trasladar las instalaciones en otro punto de la Part Baixa. La última sería dividir el CAP en dos áreas básicas, para poder dar servicio a todo el barrio, que se encuentra actualmente en pleno proceso de expansión. Empieza así el primer paso para el futuro del CAP Jaume I.