El gasto familiar en colonias y ‘casals’ llega a los 1.200 euros por hogar en Tarragona

Cuadrar las vacaciones de hijos y padres con campus o estancias lastra la economía del hogar. Solo un mes ronda los 600 euros por niño. Las actividades estivales aumentan la brecha de las desigualdades

«Pagando. Así podemos conciliar el verano», resume Andreu Carrasco, padre de familia numerosa, las semanas que vienen. La suya, en Reus, es uno de tantos hogares que hacen durante estos días encaje de bolillos para cuadrar agendas con presupuestos, y encajar en el puzle el trabajo con las vacaciones escolares.

Un estudio catalán reciente, a cargo de la asociación Educació 360, radiografía el coste y la tipología de las familias que optan por estas actividades. Esta ‘Enquesta de participació d’infants i adolescents a les activitats d’estiu a Catalunya, 2022’ establece que «la plena participación en las actividades de verano aún es un reto y un objetivo deseable».

Indica que en 2022 el 60% de niños y adolescentes de entre seis y 16 años tomaron parte en alguno de estos eventos aunque dibuja una brecha: «La diferencia en la participación en actividades de verano entre los niños de familias de nivel socioeconómico alto (72%) y de bajo (41%) es la evidencia más clara de las desigualdades que existen en el acceso a oportunidades más allá del sistema escolar».

¿Y los más desfavorecidos?

Por tanto, el estudio constata que «es necesario intensificar las medidas políticas que permitan aumentar la participación de los menores de nivel socioeconómico bajo, tales como más becas y ayudas o más oferta en todo el territorio, especialmente en los barrios menos favorecidos, más acompañamientos a las familias y más recursos para la inclusión».

El informe apunta que «como precio medio, las familias dicen haber pagado 247 euros para la participación en ‘casals’ de verano, con una media de 3,2 semanas, y 460 euros por colonias o campamentos, y una estancia promedia de 1,3 semanas. Según estas cifras, la semana en un casal tiene un precio de 77 euros y las colonias de 354. Pongamos, a partir de ahí, un ejemplo tipo de una familia con dos hijos que intenta cubrir el mes de julio, suponiendo que los padres hagan vacaciones en agosto y ahí sí estén disponibles. Tres semanas de casal de verano se elevan a 231 euros y una más de colonias se queda, de media, en 354. Son casi 600 euros por niño, una cifra que se dispara a 1.200 en las familias con dos hijos.

El estudio también señala que «el precio es el principal motivo de las familias de bajo nivel socioeconómico con hijos que no participan» en este tipo de programas.

«Necesitan una rutina»

Volvamos al ejemplo de Andreu Carrasco, una familia numerosa donde todo se complica más. Su hija Maria, de 15 años, y sus gemelos, Martí y Àlex, de 12, han terminado las clases. «Está claro que somos partidarios de que no se queden en casa todo el día. Creemos que necesitan una rutina, al menos por las mañanas», explica Andreu. Él, junto con su mujer, Anna Sánchez, planifican un mes de agosto de vacaciones en familia pero tienen que definir antes julio, porque los padres aún seguirán trabajando. «Alguna semana la pasan en casa de los abuelos, pero hay que buscar actividades porque, si no, el verano se hace largo», reconoce Carrasco.

La opción elegida son los campus. Maria hará baloncesto y los pequeños fútbol sala. Por cada uno de los gemelos, pagarán 160 euros por tres semanas y 60 por otra en otro campus. Son 220 euros por niño, 440. A eso se añaden los 200 euros para la chica.

«Todo es caro. Es un no parar»

En total, la factura al completo rondará los 640 euros. Los hijos pagan alrededor de 55 euros cada uno por semana. Son cantidades que, en mayor o menor medida, trastocan los planes de todo hogar. «Todo es caro. Económicamente vale mucho. Además, es un no parar. Nuestros hijos van a la concertada, y ahora cuando llega el verano tampoco tienes un respiro. Y luego llegan los libros en septiembre», explica el padre de familia. Y eso que la cobertura es solo parcial, abarcando una parte del mes de julio, y sin tener en cuenta algo que suele disparar más las facturas: las colonias.

Ese es el caso, por ejemplo, de Eugeni Cabré y Meritxell Boj, padres de otra familia numerosa, en este caso de Miquel (15), Ferran (12) y Aleix (8). «Lo llevamos como podemos. El padre y la madre trabajamos en educación. En agosto sí tenemos vacaciones pero en julio trabajamos o tenemos formación telemática. Tenemos que resolver tres semanas de julio y una de septiembre», explica Eugeni: «En una de esas semanas nos ayudan los abuelos. Como acabamos a las cuatro de la tarde, a partir de ese momento podemos estar con ellos. Suerte de que tenemos algo más de disponibilidad».

En el resto han optado por una semana de colonias y otra en un campus. Para uno de los hijos, una semana de colonias cuesta 350 euros y para otro la tarifa se enfila a los 450, solo una semana. Los campus cuestan alrededor de 70 euros la semana, aunque la cifra puede crecer si se incluye la comida. En global, la factura de una familia numerosa puede alcanzar los 1.500 euros. «Depende del tiempo que cojas, cada familia cuadra sus horarios, y hay algunas que lo necesitan todo el mes, o que lo tienen más complicado. Se tienen que hacer muchos números, pero en 15 días se te puede ir una nómina entera», cuenta Eugeni.

Flexibilidad laboral y ahorro

La otra opción es ajustar más la economía e intentar ahorrar. Es el caso de Tomàs Gómez y Laia Campo, padres de Berta (10), Cèlia (7) y Quim (2), en Castellvell del Camp. «Nunca les hemos llevado a ‘casals’, siempre hemos tirado de abuelos. Hemos tenido la suerte de tener trabajos flexibles o poco estables y nos hemos podido combinar bien. Está claro que es un gasto importante de dinero. De momento, no lo hacemos, por ahorrar pero también porque intentamos no sobercargar en exceso a los pequeños, que ya hacen durante el curso muchas actividades», explica Tomàs, el padre.

Elisa Boza, delegada en el Baix Camp de Fanoc, la Asociación de Familias Numerosas de Catalunya, sostiene que «cada vez hay más colegios que hacen una continuación una vez acaba el curso, con ‘casals’, y eso es positivo». Ella parte de un análisis: «En una encuesta de cómo incidía la jornada intensiva del mes de junio, el 70% de familias decían que sí se veían afectadas y eso se traspasa luego a las vacaciones».

Boza apunta que «muchas familias optan por el recurso de los abuelos, que están en todas las estaciones del año, no solo en verano, por los ‘casals’ o por las colonias, que suponen un gran gasto económico».

La representante de Fanoc admite que «no queda otra que hacer números, igual que cuando buscas actividades extraescolares», y asumir hasta dónde se puede llegar: «Viene el verano y en algunos casos todas estas programaciones pueden suponer más de una nómina para una casa».

A la igualdad de oportunidades para acceder, se suma otra reivindicación, expuesta por Boza: «Deberíamos huir de la necesidad de tener que estar siempre ‘colocando’ a los niños, de que puedan estar también tiempo en casa, y en eso el llamamiento es a nivel de conciliación, como empresas y como sociedad, para que haya flexibilidad en los empleos, empezando por el teletrabajo».

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