La ciencia y la divulgación se apoderan de la plaza Corsini de Tarragona en la Nit de la Recerca
Nit europea de la Recerca 2022 Éxito total del participación de este evento cultural y científico organizado por la URV, que ha contado este año con 40 talleres diferentes y más de 200 científicos e investigadores implicados
Una noche que duró una tarde entera. La Nit Europea de la Recerca aterrizó ayer en Tarragona para acercar al público infantil y familiar las curiosidades del mundo de la ciencia. La plaza Corsini quedó pequeña con el gran recinto que se había preparado, desde las cuatro y media de la tarde hasta las nueve de la noche: centenares de participantes sobrepasaron con creces las mejores previsiones de la organización y saturaron de gente los cuarenta talleres con más de dos cientos científicos e investigadores. En resumen, la Nit de la Recerca, un éxito total: la ciencia no ha perdido ningún interés entre los más pequeños.
Bajo la batuta organizativa de la Universitat Rovira i Virgili, inscrita en el paraguas europeo que impulsa la Nit de la Recerca a lo largo del continente, diversas organizaciones se sumaron al evento. El Institut Català d’Arqueologia Clàssica, el Institut Català d’Investigació Química, el Institut d’Investigació Química Pere Virgili y el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social no quisieron perderse la oportunidad de llegar a la ciudadanía con sus talleres. «El objetivo de la Nit de la Recerca es llevar la ciencia y la investigación a la calle y hacerla participativa», explicaba Montse Cartañà, técnica del área de Comunicació Científica de la URV. Cartañà, junto con Cristina Mallo, fueron las responsables de organizar esta fiesta científica que se celebra en toda Europa y que contiene todas las disciplinas científicas: química, física, biología, historia, psicología, antropología, etc.
Josep Manel Ricard, profesor de Química de la Universitat Rovira i Virgili y responsable de uno de los talleres, explicaba al Diari el interés visible de los niños y niñas que se acercaban a su tienda. Aprendían deferentes modos de transformar sustancias químicas en electricidad, con utensilios y productos que se tienen por casa. «Durante un apagón, ¿qué haríais si no tubieseis velas para alumbraros?», les preguntaba el profesor Ricard.
Adrià Torrente, arqueólogo de Gresepia, un centro de investigación asociado a la URV, remarcaba la importancia de llegar a las niñas y los niños y de hacerlo en una temprada edad: «Es muy importante que se vayan animando desde pequeños y a medida que crecen, que lleguen a casa y digan que quieren ser arqueólogos aunque no lo acaben siendo». En su taller, los críos descubrían, mediante huesos de diferentes especies animales, la utilidad y el tipo de vida de nuestroa antepasados, una ciencia que recibe el nombre de geoarqueología.
«Tener esto lleno de niños és clave para sus vocaciones, muchas veces se piensan que no podrán conseguir ser lo que quieren por los estereotipos, pero por eso es tan importante que vengan y descubran que no es así», reivindicaba Montse Cartañà, rodeada de críos. A los pequeños no les importan los problemas de los mayores, solo quieren aprender y pasárselo bien, cualquier curiosidad se podría convertir en su vocación.
Daniel, Ènia y Elena salían de un taller con su mochila nueva llena de papeles y aprendizajes. No se pondrían de acuerdo para decidir cuál les ha gustado más, si uno de comer o uno donde bufaban vidrio. No les entretuvimos mucho porque querían ir a otro taller per aseguraban que el lunes lo contarían todo en clase. Ariana, Carlos y Marc, sus padres, se mostraban contentos de las reacciones de sus hijos (todos de menos de ocho años) con las ciencias. «Es importante que descubran la ciencia desde pequeños, que experimenten, que les guste y tengan ganas de saber más, y este es un buen lugar para hacerlo», decían los padres.