La alta mortalidad se frena desde el final del verano en Tarragona
Las muertes regresan a cifras normales tras los incrementos que hubo de mayo a agosto. La provincia registra este año 450 más decesos de los esperados
Los niveles de mortalidad se han estabilizado en Tarragona en los últimos meses y dejan atrás una anomalía que se había prolongado de mayo a agosto. En esos meses hubo 421 muertes más de las esperadas, según la estadística del panel Momo, de monitorización diaria de defunciones que realiza el Instituto de Salud Carlos III, que compara las muertes observadas con las que se estimaban.
Especialmente letal fue julio: se notificaron 717 fallecimientos, 141 por encima de los 576 pronosticados. Y así ha sucedido en buena parte de este año, en un momento en el que los fallecimientos por Covid, con la pandemia controlada, eran bajos.
¿Qué ha sucedido, entonces? Los motivos concretos no se sabrán hasta que el INE publique a largo plazo las causas de defunciones pero podría deberse a los efectos colaterales de la pandemia, como el afloramiento del infradiagnóstico que se dejó de hacer por las restricciones del sistema sanitario durante las olas o la falta de seguimiento de los pacientes con enfermedades crónicas.
¿El efecto del calor?
Otra de las hipótesis es la intensidad y, sobre todo, la duración de las oleadas de calor que ha habido este verano y que siempre son un factor que suele disparar los fallecimientos entre la población mayor y vulnerable.
Pero lo cierto es que la dinámica, que se reproduce en toda España, ha cambiado a partir de septiembre. En ese mes, ya no hubo ningún exceso de mortalidad. En los siguientes, octubre, noviembre, y en lo que llevamos de diciembre, las cifras de muertos están incluso bastante por debajo de lo esperado.
Eso no quita que el balance general de 2022 sea preocupante: Tarragona ha registrado 450 muertes más de las estimadas. Eso supera de lejos el excedente de 83 fallecidos cuantificados en 2021 pero está por detrás de los 745 que hubo en 2020.