Ir 100 veces a Sant Simplici para ponerlo en valor
Patrimonio. Anna Saballs, una ‘runner’ tarraconense, ha promovido una iniciativa para que se proteja la torre del siglo XI que corona la colina ubicada en el Baix Gaià
Son muchos los tarraconenses y habitantes de los municipios de la comarca, sobre todo los aficionados al excursionismo y al trail running, que conocen la colina de Sant Simplici, a 111 metros de altura, y su torre, con el mismo nombre, construida en el siglo XI en lo más alto del monte. Pese a que hasta hace bien poco la atalaya ubicada en el entorno del Baix Gaià mantuvo su estructura más o menos estable, actualmente se ha convertido en un montón de piedras apiladas que no hacen justicia a la historia del emplazamiento. Por ello, la tarraconense Anna Saballs, aficionada al running, decidió que subiría corriendo hasta Sant Simplici nada más y nada menos que 100 veces durante todo el 2022, con el objetivo de poner en valor el espacio. A día de hoy ya lo ha hecho en 39 ocasiones.
«Es el sitio al que siempre he ido a entrenar y un día decidí iniciar este proyecto para que se preserve la torre y se tenga en cuenta la memoria histórica», explica Saballs, que lamenta que «en los últimos años no se le ha dado valor y creo que tenemos que protegerla». En este sentido, la deportista se ha reunido con varios concejales del Ayuntamiento con la intención de conseguir el apoyo municipal para cumplir con el objetivo de su proyecto. Por un lado, con Mary López, concejal de Esports, con la que hablaron de organizar un par de carreras. «La idea es que una sea más competitiva y otra más familiar, y que pasen por las diferentes masías, como el Mas Cosidó o el Mas d’En Sorder, y dar a conocer todo el entorno hasta llegar a Sant Simplici», cuenta Saballs, que añade que «desde el departamento municipal lo están valorando, porque hay que ver si es viable económicamente, pero su idea es hacerlas durante las fiestas de Santa Tecla».
Asimismo, Saballs también tuvo un encuentro con Hermán Pinedo, concejal de Patrimoni, para poner sobre la mesa la importancia monumental de la torre y la necesidad de que se proteja desde la administración local. Según la joven, la atalaya se encuentra en una finca privada y depende de los propietarios que esté en buenas condiciones. No obstante, tras la reunión con Pinedo, el edil le habló de la posibilidad de que acabe en manos del consistorio a través de algunas gestiones administrativas, y así poder llevar a cabo acciones de conservación. «Hay que consolidar la torre, pues hace 10 años estaba tan bien que incluso podías entrar en el interior y ahora es una montaña de piedras», señala Saballs.
Finalmente se reunió con Eva Miguel, concejal de Medi Ambient, a quién le propuso arreglar los caminos que van desde Tarragona, la Platja Llarga y la Móra-Tamarit hasta Sant Simplici a través de su limpieza y el acondicionamiento de los carteles informativos. En este sentido, Saballs comenta que «la respuesta fue que lo valorarán con los técnicos y Miguel también me recomendó que hable con asociaciones medioambientales para llevar a cabo campañas de limpieza del entorno», y añade que «la idea es hacer divulgación y pedir la protección de la torre de Sant Simplici, pero también de las masías de los alrededores para preservar el patrimonio agrario».
En relación a la idea de subir hasta 100 veces a Sant Simplici, Saballs explica que «al principio fue como un proyecto personal y las primeras veces fui sola, pero lo fui publicando y contando por las redes sociales y mucha gente se ha acabado apuntando». En este sentido recuerda que primero fueron algunos amigos los que se animaron a subir con ella y que ha acabando organizando diferentes quedadas con clubes de running y excursionismo y otras entidades de la ciudad. Mientras que la media de gente que se apunta a estas excursiones –algunas son andando y otras corriendo– suele ser de 10 o 15 personas, una de las subidas batió todos los récords de asistencia. Fue la organizada conjuntamente con el Patronat de Turisme y el Camping Tamarit Beach Resort, que consistió en ir y volver del Castell de Tamarit a Sant Simplici, acabando con un aperitivo y una cata de vinos. Participaron alrededor de 150 personas. Por otro lado, una de las últimas subidas la hizo con la Associació d’Il·lustradors de Tarragona, cuyos miembros aprovecharon para hacer un dibujo de la torre que Saballs quiere aprovechar para montar una exposición.
Protección ante los piratas
Saballs explica que la torre de Sant Simplici, construida en el siglo XI, funcionó primero como frontera natural entre Al-Andalus y los contados catalanes, y más tarde como torre de vigilancia para proteger a las masías de los alrededores de la llegada de piratas. La colina está a 111 metros de altura, por debajo de los 176 del Gurugú, el monte más alto de la zona.