Hay vida más allá de la compra convencional y del alquiler

La Càtedra d’Habitatge de la URV promueve alternativas como la propiedad compartida,
la propiedad temporal o la masovería urbana ante un mercado de alquiler muy tenso

Son muchos los factores que han contribuido a que los precios del alquiler, sobre todo en las grandes ciudades, estén por los aires. A esto hay que sumarle lo todavía más difícil, que supone comprar una vivienda. Ante esto, hay alternativas habitacionales que pasan por la propiedad compartida, la propiedad temporal y la masovería urbana.

Héctor Simón, director de la Càtedra d’Habitatge de la Universitat Rovira i Virgili, recuerda que «durante la burbuja inmobiliaria de 2007 aumentó mucho la adquisición de vivienda en propiedad y a partir de 2008, con la crisis, se complicó el acceso al crédito hipotecario». Una situación, explica Simón, que se agravó en 2019 con la ley del crédito hipotecario, que obliga a los bancos a ser más cuidadosos a la hora de conceder préstamos, «con lo que solo los conceden a familias solventes y, entonces, para adquirir en propiedad debes tener el 20% ahorrado como entrada para acceder al préstamo».

Para el director de la Càtedra, este panorama cuadra con que la tasa de vivienda en propiedad haya caído del 82 al 73% entre el 2011 y el 2020, con una disminución todavía mayor en jóvenes menores de 35 años: del 69 al 36%. Simón señala que ante estas dificultades para comprarse un inmueble, la alternativa escogida ha sido el alquiler, lo que ha provocado que la burbuja se haya trasladado a esta opción habitacional. «Si solo confías en el alquiler, y todo el mundo va hacia este, no hay suficiente oferta para tanta demanda, con lo que suben los precios», afirma Simón, que justifica sus declaraciones con las cifras oficiales de Incasòl, que reflejan que el precio medio del alquiler en la ciudad de Tarragona pasó de los 429,77 euros de 2014 a los 539,96 de 2021.

Entonces apareció en combate la ley de contención de rentas, que limitaba los precios del alquiler, y que, aunque más tarde se declarara inconstitucional, hizo que muchos propietarios pasaran de alquilar a vender su inmueble o que si lo arrendaban se aseguraban de que fuera a personas muy solventes, algo que no suele ocurrir con la gente joven.

A partir de aquí, desde la Càtedra d’Habitatge «defendemos que haya una diversificación de tenencias inmobiliarias». Por un lado está la propiedad compartida, con la que compras una parte de la vivienda, como el 25%, y pactas con el propietario un plan para adquirir progresivamente más cuota hasta comprarlo al 100%. En cuanto a la propiedad temporal, compras el inmueble a un precio de acuerdo al tiempo definido que vayas a estar. Finalmente, la masovería urbana consiste en vivir en una vivienda a cambio de reformarla y rehabilitarla.

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