Guerra abierta en la zona de Llevant de Tarragona
El futuro albergue previsto en la Ciutat de Repòs dinamita la Federació d’Associacions de Veïns de Llevant y divide la entidad en dos. Boscos y Cala Romana abandona la agrupación y quieren crear otra de nueva
Crisis en la Federació d’Associacions de Veïns de Llevant. Dos entidades vecinales deciden abandonar la agrupación tras desavenencias con la actual junta. Se trata de las asociaciones Mas Vilà de Boscos de Tarragona y Cala Romana, y el principal motivo de la disputa es el futuro albergue de la Ciutat de Repòs i Vacances. La guerra está servida entre los dos bandos que representan las urbanizaciones de Llevant.
La historia se remonta al pasado mes de marzo, cuando Josep Maria Bertran, de la Vall de l’Arrabassada, era reelegido presidente de la Federació de Llevant. En los comicios también se presentó Josep Solé, de la asociación Mas Vilà de Boscos. Bertran ganó por la mínima a Solé. Cinco votos a cuatro.
Al cabo de unos días, el nuevo presidente de la federación daba unas declaraciones al Diari acerca del albergue de la Ciutat de Repòs, que no gustaron a una parte de la junta, concretamente a su contrincante en las elecciones y a otra asociación.
De hecho, por todo el mundo es conocido que dentro de la agrupación había dos bandos bien diferenciados. Los que estaban a favor del albergue, y los que estaban en contra. Parece ser que las declaraciones lo dinamitaron todo.
Bertran venía a decir en el artículo en cuestión que, desde la federación, nunca se habían aceptado los resultados de los referendums que la plataforma Pro Llevant había celebrado en contra del proyecto del albergue. Estas palabras cayeron como un jarrón de agua fría a una parte de la junta. «El presidente debe funcionar como correa de transmisión de los acuerdos de la federación, y no hacer manifestaciones personales», explica Josep Solé, presidente de la Associació de Veïns Mas Vilà de Boscos de Tarragona, quien añade que «Bertran era consciente de que no todos pensamos igual que él».
Pese a la opinión de Solé, lo cierto es que las asociaciones y plataformas vecinales contrarias al albergue han enterrado el hacha de guerra después de que el alcalde de la ciudad, Rubén Viñuales, les prometiera alguna que otra pequeña modificación del proyecto, como por ejemplo, la creación del nuevo centro cívico de Llevant en el equipamiento.
«Todas las entidades vecinales llevamos más de 12 años reclamando una solución para la Ciutat de Repòs. Ahora tenemos un proyecto con cara y ojos. Debemos aprovecharlo», explica Bertran, defendiendo su apoyo al albergue.
Por todo ello, la asociación de Boscos comunicó hace unos días su marcha de la federación. Les ha seguido la de Cala Romana. De esta manera, la agrupación, que hasta ahora contaba con diez entidades, se ha quedado en ocho.
El vicepresidente de la Associació de Veïns de Cala Romana, Miguel García, acusa a Bertran de «no contar con las opiniones del resto de entidades», y asegura que después de celebrarse una asamblea general con los miembros de la Associació de Cala Romana, «hemos decidido abandonar la federación».
Por su parte, Josep Maria Bertran insiste en que «nosotros no queremos entrar en conflictos que no aportan nada. Nuestra única preocupación es trabajar por y para los vecinos de Llevant. Con o sin ellos –refiriéndose a las dos entidades que han abandonado–».
Una nueva federación
Las dos voces disidentes de la federación se plantean crear una agrupación nueva, para desmarcarse completamente de la de Bertran. «No estamos conformes con la estructura, ni con los estatutos, de la Federació», dice Solé.
La del albergue no es la única discrepancia entre unos y otros. Una de las principales quejas se centra en el sistema de votación para escoger el presidente. «No es justo que los votos de todas las asociaciones cuenten por igual. Sería necesario que dependiera del número de población que representa», opina Solé, quien, recordemos, perdió las elecciones contra Bertran el pasado mes de marzo.
Solé explica que en cuestión de días se reunirá con la asociación de La Móra-Tamarit para presentarles la propuesta de la nueva agrupación. «La Móra-Tamarit también dejó la federación por motivos parecidos hace años», añade Solé.
La polémica en Llevant demuestra que esta parte de la ciudad está totalmente dividida en dos por motivos ideológicos. La política –en el concepto más amplio de la palabra–, una vez más entra de lleno en el día a día del entorno vecinal. Veremos cómo acaba el tema.