Gente que cree que el ‘bien común’ no es una quimera
La Comunalitat Urbana de Tarragona conecta a entidades de cuatro barrios dispuestas a mejorar la vida de sus vecinos
A priori puede parecer naif, pero el concepto ‘bien común’ es la clave para entender lo que pretende la Comunalitat Urbana de Tarragona creada hace menos de tres meses. Su lema es «Conectando personas para conectar la ciudad». Se trata de un programa del Departament d’Empresa i Treball de la Generalitat de Catalunya y este año ya se han puesto en marcha 22 en 18 ciudades.
En Tarragona la entidad que coordina la comunalitat es La Teulada (una red formada por 13 cooperativas de la ciudad) y participan otras once entidades con características de lo más variadas, desde asociaciones de vecinos hasta un grupo de teatro, collas castelleras o comercios de barrio. Cuentan, además, con el apoyo de cuatro más y están abiertos a más incorporaciones.
En esta primera convocatoria se ha puesto en marcha en cuatro barrios El Serrallo, Part Alta, Sant Salvador y Sant Pere i Sant Pau. La Generalitat aporta 350.000 euros para desarrollar todo el proyecto en un período de dos años.
Naret (Elena) Terán, Aurora Sáez y Nani Blasco son tres de los impulsores de la Comunalitat y explican que la primera parte del trabajo consiste en poner en contacto a las entidades. Terán dice que la idea es generar redes de apoyo entre las propias entidades para conseguir objetivos comunes. Son ellas las que harán el diagnóstico de las necesidades de los barrios (una de las que ha quedado clara desde el primer momento ha sido la supervivencia del comercio local y mejorar el transporte). Se trata de poner en marcha un ‘ecosistema’ que favorezca la creación de nuevas empresas y puestos de trabajo.
Los vecinos deciden
«Las personas son las que deciden y nosotros, como técnicos, les damos apoyo», señala Blasco, y pone el ejemplo de una de las primeras acciones que han realizado: unas sesiones de formación para un grupo de jóvenes de Sant Salvador aficionados a la fotografía que querían organizarse. Después de este impulso están constituyendo su entidad, que espera mostrar otra visión del barrio.
Pese a que son de ámbitos muy distintos, las entidades comparten preocupaciones. Una de las recurrentes es contar con relevo generacional. La idea es que colectivos que tienen protocolos para la llegada de nuevos miembros les expliquen cómo lo hacen, ejemplifican.
Otro ejemplo es el proyecto de ‘biblioteca de las cosas’, como el que ya existe en algunos barrios de Barcelona. Es un sitio donde los vecinos dejan herramientas y objetos que usan poco para que otros las alquilen a precios módicos.
La intención es que las entidades se beneficien de la experiencia de las otras, así como de los conocimientos de los técnicos sobre aspectos legales, subvenciones o digitalización. «Que sientan que no están solas», señalan.