Futuros ingenieros de la URV se juegan la nota en una competición de ‘cochecitos’

Alumnos del primer curso de Ingeniería Mecánica de la URV tienen cada año el reto de diseñar un sistema mecánico que propulse un vehículo. Esta tarde las creaciones de los estudiantes se han enfrentado en una competición

Como si de un combate de boxeo se tratara, los artilugios son medidos y subidos a una báscula. La competitividad se palpa desde el primer momento... Está a punto de comenzar la XIX edición del Concurso de vehículos autopropulsados en el campus Sescelades de la URV.

Se trata de todo un clásico en el que los estudiantes de primero del grado en Ingeniería Mecánica tienen el reto de diseñar un sistema mecánico que propulse un objeto o un vehículo para ponerlo a prueba en una competición por equipos. Gana el equipo que haya diseñado la máquina más precisa.

Y el premio es de lo más motivador: el equipo ganador obtiene un 10 de nota, tal como explica Ramón Artime, profesor de Proyecto integrado, la asignatura en la que, como su nombre indica, los estudiantes han tenido que integrar lo que estudian en el conjunto de asignaturas, para diseñar un artilugio que funcione. La parte teórica de la asignatura tiene un peso del 30% en la nota y el 70% corresponde a la parte práctica: un 35% evalúa el proceso de diseño del vehículo y el otro 35% es el que se jugaban ayer en la competición.

Cada año el reto es diferente, en esta oportunidad los vehículos debían propulsarse con un muelle (uno idéntico para cada equipo). A partir de allí los estudiantes tenían un presupuesto máximo de 50 euros para comprar materiales de una lista que también estaba prefijada. Podían, además, usar una impresora 3D.

Los alumnos del equipo RVAB, los primeros del grupo de 14 en competir, explicaban que el proceso de construcción había resultado más complicado de lo que habían pensado inicialmente. Elsa, una de las alumnas, apuntaba, no obstante, que se lo han pasado bien construyendo la especie de cochecito que tienen entre manos. Dicen que es muy de agradecer tener una experiencia así en un curso en el que hay muchas asignaturas teóricas. Artime confirma que esa es la intención, que desde un primer momento comiencen a sentirse ingenieros.

Al final hay competitividad (cada grupo llevaba sus creaciones en secreto) pero también compañerismo y gente cruzando los dedos, literalmente, para que el coche de algún amigo funcione. Todos aplauden con deportividad a cada uno de los competidores, independientemente de los resultados.

Finalmente el equipo ganador ha sido Mecatronix, formado por Nil Guitart, Mountasir Ararou, Mireia Salvadó, Aina Ferreira y Albert Sánchez. Su vehículo consiguió recorrer 23,4 metros. El Col·legi d’Enginyers Tècnics Industrials de Tarragona obsequió al cada miembro del grupo con un medidor láser.

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