Fundació Pere Tarrés: «Las colonias deberían ser un derecho, no un lujo»
El 67% de las familias que solicitan becas para las actividades de verano que organiza la entidad sufre pobreza extrema o severa
El ejemplo que pone Montse Vall, directora de la delegación de la Fundació Pere Tarrés en Tarragona, es de lo más ilustrativo: hay niños de la ciudad que podrían pasarse perfectamente todo el verano sin salir de ni un día de su barrio y sin tocar la playa, la piscina o hacer cualquier otro plan de ocio. Son chicos y chicas que probablemente tienen becas que les permiten hacer al menos una comida balanceada al día en el comedor de su escuela y que en esta época se quedan descolocados.
Contado así se entiende mejor por qué Rafael Ruiz de Gauna, director adjunto de la fundación es tajante cuando afirma que las actividades de ocio y, en particular, las colonias y casales de verano «deberían ser un derecho, no un lujo».
La fundación, de hecho, cada año convoca becas para las actividades de verano que organiza en Catalunya (el año pasado se beneficiaron 800 niños en la demarcación de Tarragona). La entidad realiza, además, un estudio sobre las condiciones de vida de esas familias que solicitan becas. Los datos de este año, aseguran, «indican un preocupante empeoramiento de la vulnerabilidad».
Pobreza severa
El 67,2% de las familias que pidieron becas el año pasado vive en condiciones de pobreza severa (sus ingresos son menos del 40% de la media catalana) y un 29,9%, en pobreza extrema (con ingresos inferiores al 20% de la media). El primer grupo, el de la pobreza severa, creció un 14% respecto al año anterior y el de pobreza extrema un 13,4%.
La renta anual de las familias que pidieron becas es, de media, de 12.823€ (la renta de las familias en la misma situación atendidas por la entidad en Catalunya es de 16.349€). Hay un 13,4% que sobrevive con menos de 5.000€ al año.
Alertan desde la fundación que estos datos son apenas la punta del iceberg. «Algunas de estas familias no tienen suficientes ingresos para mantener una alimentación equilibrada ni para calentar adecuadamente el hogar en invierno; algunas viven en viviendas insalubres, pequeñas y sobreocupadas, donde los niños no disponen de espacios con suficiente intimidad o comodidad para estudiar».
Según el mismo informe, los hogares analizados tienen una alta ocupación: viven 4,6 personas de media. De hecho, un 53,2% disponen del carné de familia numerosa y un 30,7% son monoparentales o monomarentales. La gran mayoría (un 83,6%) no dispone de la vivienda en propiedad. En cuanto a la nacionalidad, la gran mayoría; un 72% de los niños, tienen nacionalidad española.
La última de las prioridades
En este contexto para muchas familias el hecho de que sus hijos participen en actividades de verano es la última de sus prioridades.
Tal como explica Ruiz de Gauna, no se trata solo de que los niños tengan un espacio donde desconectar de situaciones frecuentemente muy difíciles, o de que tengan una comida garantizada cuando el comedor de la escuela cierra, sino de un tema de educación.
Asegura que maestros y profesores les explican que notan grandes diferencias entre los niños que participan en casales y colonias o tienen actividades estimulantes durante el verano y los que no. De hecho cada vez más estudios demuestran como la educación no formal, la que se desarrolla fuera del horario escolar, tiene un impacto directo sobre los resultados académicos. En países como Portugal, por ejemplo, la administración ha comenzado a financiar actividades extraescolares dos días a la semana.
Es por esto, señala, que la entidad ha puesto en marcha la campaña ‘Cap infant sense colònies’. Hace un llamado, un año más, a administraciones, empresas y particulares para ayudar a financiar las becas. Se puede participar tanto con material «necesitamos protector solar», dice, como con dinero.