Focas robot y viviendas sin adaptar: la vejez que nos espera

La Càtedra de l’Habitatge reúne a expertos nacionales e internacionales de distintas disciplinas para debatir sobre los retos de una sociedad que envejece. Las miradas se las llevó una foca robot llamada Nuka

Hay preguntas que ahora mismo parecen de ciencia ficción, pero que haríamos bien en comenzar a plantearnos. Algunas las asomaba ayer Pablo Ruiz, doctor en derecho por la URV quien acaba de escribir el libro La personalidad jurídica de los autómatas inteligentes.
Entre las muchas dudas que planteaba estaba la de elegir si a los robots inteligentes vamos a considerarles como máquinas, como animales, como personas... Javier Hernández García, Magistrado del Tribunal Supremo, le daba la razón: en la interacción entre autómatas y humanos habrá conflictos, y a la justicia le tocará dirimirlos.
Esta discusión, a priori futurista, era una de las que ayer tenía lugar en la jornada ‘Vejez, vivienda y robots’ organizada por la Càtedra UNSCO d’Habitatge de la Universitat Rovira i Virgili. En la misma se reunió a una cincuentena de expertos nacionales e internacionales de diferentes disciplinas como derecho, antropología, psicología o inteligencia artificial. La intención, como explicaba el director de la cátedra Héctor Simón, era generar un debate sobre los retos que se presentan en materia de envejecimiento de la población, crisis demográfica, crisis habitacional e inteligencia artificial. La idea, señalaba, era analizar todos estos aspectos en un mismo espacio y no por separado, como suele hacerse.

Una foca se lleva los abrazos
Una de las ponencias de la jornada que mejor ayudó a entender lo que viene fue la de la profesora Blanca Desudad, investigadora del Departament d’Antropologia, Filosofia i Treball Social de la URV y coordinadora del proyecto MyRobot, que monitorea el impacto de los robots de compañía en las residencias para mayores.
La estrella del proyecto es Nuka, un ‘robot social’ con forma de cachorro de foca desarrollado por Takanori Shibata, del Instituto de Investigación de Sistemas Inteligentes de Japón. Las reacciones frente al robot han comenzado a testarse en la residencia Llar Conca de Barberà, en Montblanc. En total se estudiará la reacción de unos ochenta mayores de Catalunya, Extremadura, Valencia y Castilla y León.
Aunque Deusdad dice que es pronto para sacar conclusiones, apunta que ya han podido ver cómo algunas personas mayores con demencia avanzada, que reaccionan con pocas cosas o con ninguna y no hablan, han intentado decir alguna palabra, se han reído y se han emocionado con la foca. Los efectos también se han visto en personas sin demencia. Una usuaria, de hecho, quiso hacer un collar para despedir al robot.
Pero mucho más revelador que la conferencia fue el final de la misma, cuando la antropóloga permitió a los asistentes coger en brazos a la foca. «¡Si recuerda a un bebé!», se le escapó a una de las presentes. Bastaba ver las sonrisas o la forma en la que la acariciaban, pese a que solo tenían un instante, para darse cuenta que aquello es bastante más que un caro juguete.
Al final quedaban más preguntas que respuestas y mucho por resolver. Para muestra un botón: Héctor Simón recordaba que en España solo el 0,6% de las viviendas son accesibles.

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