Fiebre por el Chartreuse de Tarragona
Mercadeo oculto. Desde hace unos años, se compran y se venden las botellas de Chartreuse de Tarragona a precios desorbitados
El pasado 5 de diciembre, un periódico de alcance nacional sorprendía con un anuncio de media página, que tenía como protagonista el Chartreuse de Tarragona. «Compro botellas precintadas de Chartreuse de los años 1950 a 1980», decía la publicidad. Era obra de Vicenç Ros, un abogado retirado, de 75 años y residente en Barcelona. Ros pertenece a un club de amigos selectos de la ciudad condal, amantes de los licores con historia y también de los puros.
El anuncio hizo saltar todas las alarmas. Y es que, pese a que hace casi 35 años que en Tarragona no se elabora este licor –la fábrica cerró puertas en 1989–, el Charteuse está en la actualidad más vivo que nunca en nuestra ciudad. Podemos concluir que existe un mercadeo oculto alrededor de este oro líquido. Tanto es así que, después de hablar con coleccionistas, vendedores y compradores, podemos asegurar que hay personas dispuestas a pagar hasta 2.000 euros por una sola botella de Charteuse de Tarragona.
Ros explica que, desde que puso el anuncio, se han puesto en contacto con él una quincena de personas. La mayoría de ellas de Barcelona y de Lleida. La razón, suponemos, es que los tarraconenses son más conscientes del valor que tienen estas botellas y no las venden a la primera de cambio. Ros asegura que las ha comprado a un precio de entre 500 y 800 euros la botella. «Cuanto más antiguo, más caro», añade Ros, quien asegura que el Chartreuse de Tarragona le llama la atención «porque tenía un proceso de fabricación más complejo y artesanal».
También hablamos con un brocantero de la ciudad, quien lleva años comprando y vendiendo botellas de Chartreuse de Tarragona. «Hace siete años pagaba 75 euros por una botella de estas, y la vendía a 125. Ahora, la cosa se ha ido de madre y estoy llegando a pagar hasta 750», explica el brocantero. Según este tarraconense, el Chartreuse de Tarragona empezó a revalorizarse cuando entraron en juego páginas de Internet, como milanuncios o todocolección. «En estas plataformas, hay botellas que se pagan a dos mil y tres mil euros», añade. El entrevistado asegura que, hace poco, un comerciante de la ciudad le pedía 48.000 euros por 66 botellas. Una auténtica locura, solo al alcance de unos cuantos. Lo más curioso es que estos vendedores aseguran que los clientes les quitan las botellas de las manos en cuestión de minutos.
Son muchos los factores que marcan el precio de una botella de Chartreuse de Tarragona. Si el tapón es de corcho, tiene un precio y, si es de color oro o plata, otro. También es importante la fecha en la que se elaboró, el estado de la etiqueta y si el alcohol se ha evaporado por el paso de los años.
El mercadeo ha llegado a tal punto que algunos optan por las falsificaciones «Cogen la botella vacía, le añaden Chartreuse de ahora, y lo sellan. Hay que ir con cuidado que no te estafen», dice otro comprador.
El Diari ha entrevistado a un coleccionista de botellas de Chartreuse de Tarragona. Él es Antonio Rebull. No sabe –o no quiere decírnoslo– lo que lleva gastado en su colección. Asegura tener al menos entre 80 y 100 ejemplares, pero no nos dice dónde. Algunas se las bebe y otras las guarda de recuerdo. «El Chartreuse que se hacía aquí era más bueno, más artesanal. Supongo que el clima también tendría algo que ver», explica Rebull.
La subida del precio tendría que ver con la ley de la oferta y la demanda. Cada vez estas botellas son más exclusivas y, por lo tanto, se pagan más caras. Es posible que haya personas que compran este licor con el único fin de hacer negocio, pero la gran mayoría lo hace motivados por el recuerdo y la nostalgia de aquellos años en los que el Chartreuse se elaboraba en nuestra ciudad.