Erigir el área metropolitana del Camp de Tarragona desde la perspectiva de género
Dos ponencias este martes en La Canonja dieron las pautas para que, a la hora de construir esta mancomunidad de municipios, se tenga en cuenta también la perspectiva y la voz de las mujeres
En un momento en que se está construyendo el futuro ámbito metropolitano del Camp de Tarragona, dos ponencias dieron ayer la pauta y las directrices para que esta área se diseñe también desde la perspectiva de género
«La mayor parte de inversiones se han dedicado –hablaba del caso de Barcelona– principalmente al vehículo privado motorizado. Y quien lo hace servir principalmente es el hombre–. Lo decía este martes en La Canonja Silvia Casorrán, profesional del Àrea Metropolitana de Barcelona y experta en movilidad sostenible, en la sesión Construir una àrea metropolitana amb perspectiva de gènere, la primera de las cuatro del ciclo Mirades metropolitanes, organizadas por la Diputació de Tarragona.
La primera en intervenir fue Coia Poblet, psicóloga y responsable de procesos de diagnosis y participación ciudadana del Gabinet CERES. Recalcó que a la hora de planificar el engranaje de la futura Àrea Metropolitana del Camp de Tarragona tiene que haber una «participación con perspectiva de género».
Y enumeró diversos pasos. El primero es el diseño de la participación –recursos humanos y económicos, de seguimiento –que sea paritario–, materiales –inclusivos y participativos– y una diagnosis de género –cómo afecta según los diferentes perfiles–.
Le sigue un mapa de actores –identificar los perfiles de persones que puedan estar afectados o puedan tener una opinión– y un plan de comunicación y difusión –con una información breve y concisa, utilizando las redes de proximidad y con un lenguaje e imágenes inclusivos–. Y finalmente lo que denominó «retorno», para rendir cuentas y realizar una evaluación –con cuestionario y análisis–.
La movilidad
Por su parte, Silvia Casorrán, con más de 20 años trabajando el tema de la movilidad, centró su intervención cogiendo como base la transformación de Barcelona y cómo evitar algunos errores cometidos precisamente porque dicho cambio urbanístico se ha hecho principalmente con visión masculina.
Hizo una evolución de la Ciudad Condal desde el Pla Cerdà –cuando todavía no había coches ni bicicletas, solo carros tirados por caballos– hasta la construcción de la meridiana, con 12 carriles en los años 60 a los ocho de hace 25 años, cuando se ampliaron las aceras.
Puso al descubierto que, en el siglo pasado, «la ciudad fue diseñada por hombres, unos hombres que no están al cuidado ni de los niños ni de las personas mayores», pensando en el vehículo privado.
Destacó que el 54% de las mujeres realizan una movilidad sostenible frente al 39% de los hombres –estos utilizan más el coche privado–. Por ello, sentenció que «si el espacio público no está adaptado a las mujeres, estas no saldrán de casa».