La empresa municipal de aguas de Tarragona producirá un 90% de la energía que consume
Ematsa ha puesto en marcha este año una nueva instalación que, con la gestión de los barros que se eliminan del agua residual, generará electricidad para la propia planta depuradora
La Empresa Municipal Mixta d’Aigües de Tarragona (Ematsa) ha puesto en marcha este mes de enero un sistema a través del cual utiliza los barros que se eliminan del agua residual para generar energía destinada a la planta depuradora.
Esta infraestructura permitirá que la empresa produzca hasta un 70% de la energía que consume anualmente. Sumada esta iniciativa a las cerca de 180 placas solares fotovoltaicas que hay instaladas en la estación de aguas residuales (EDAR), ese ahorro llegará hasta una media del 90%, con picos del 100%.
El proyecto ha contado con la financiación de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) a través de la recaudación del canon del agua. La planta de cogeneración ha tenido un coste de cerca de un millón de euros.
Se trata de una de las primeras depuradoras catalanas que se aproxima de esta manera a la autosuficiencia energética. La tecnología consiste en la cogeneración de energía, que lo que busca es no solo eliminar los residuos del agua, sino también aprovecharlos para generar subproductos.
La idea es servirse de esos sobrantes con los que entra el agua para originar tanto energía térmica –que se utiliza para climatizar edificios o calentar el agua sanitaria– como energía eléctrica.
De cada tratamiento que se lleva a cabo con el agua, se concentra el residuo eliminado. El año pasado, se retiraron cerca de 150 toneladas de basura como toallitas, plásticos, etc., y 7.400 toneladas de barros.
Esos remanentes se mezclan en una cámara que, a su vez, alimenta al digestor –un contenedor hermético en el que se depositan los residuos–.
Dicho digestor se ocupa de generar el biogás que se quema en los motores de cogeneración de energía recientemente activados por Ematsa.
El camino del agua residual
¿Cuáles son los pasos que sigue el agua del alcantarillado público? Una vez que llega a la planta, lo primero que se lleva a cabo es depurar los residuos físicos, es decir, eliminar la parte sólida, como las toallitas que se tiran por el inodoro.
Ematsa dispone de un proyecto para convertir ese proceso en pilas de combustible sólido. Posteriormente, se elimina la arena, y la empresa también plantea, en un futuro, reaprovecharla para fines como la construcción.
Después de esa eliminación, lo que se filtra son los residuos biológicos como el nitrógeno.
Esa depuración pura la llevan a cabo microorganismos que se encuentran dentro de la propia agua y que degradan e ingieren la materia orgánica. El oxígeno que necesitan los microorganismos es el principal consumidor de energía de la depuradora.
Cuando el agua ya está totalmente depurada, en el caso de Tarragona, se aprovecha por parte de la empresa Aguas Industriales de Tarragona (Aitasa) para el uso industrial.
Actuaciones en Vila-seca y Cambrils
La directora del Àrea de Sanejament de la ACA, Isabel Gandullo, ha resaltado que, desde que se inauguró la EDAR de Tarragona, se ha quintuplicado las depuradoras que gestionan los entes locales y la Agència. En la actualidad, son 555 en toda Catalunya.
El coste de mantenerlas es de, aproximadamente, unos 300 millones de euros anuales. De esas 555 depuradoras, 34 disponen de un sistema de cogeneración como el que ha activado Tarragona. En el Camp, tan solo Reus lo utiliza.
El jefe del Departament de Tecnologia i Depuració de la ACA, Jordi Robuster, ha diferenciado entre dos tipos de depuradoras: las de interior, que deben eliminar elementos como el nitrógeno, y las de costa –como la de Tarragona–, que no han de hacerlo.
«Llegar a la autosuficiencia energética durante los próximos años es muy importante», ha comentado Gandullo, quien también ha recordado que la Agència tiene planificadas inversiones en esta línea por valor de 140 millones de euros. Algunas de ellas se llevarán a cabo en Vila-seca y Cambrils con el objetivo de impulsar la cogeneración.
El ahorro, en el foco
El alcalde de Tarragona y presidente de Ematsa, Rubén Viñuales, ha apuntado que «la gestión eficiente y sostenible del agua es una de las prioridades de Ematsa».
En esta línea, ha remarcado que la nueva instalación evitaría la emisión de 724 toneladas de CO₂ anuales, que equivale a la capacidad de absorción de carbono de 1.316 árboles mediterráneos (pinos) o a las emisiones producidas por el consumo eléctrico de 796 hogares.