En estos 13 municipios siempre ganan los mismos las elecciones desde hace 40 años
Junts (y antes CiU) vence en 10 localidades desde 1979. El PSC manda en feudos concretos del Ebre y en Santa Oliva
Como aquella frase de Gary Lineker que decía que el fútbol lo inventaron los ingleses y al final siempre gana Alemania, aquí sucede lo mismo: en las 11 elecciones de la democracia siempre vencen los mismos, por mucho que haya más adversarios en las urnas, que se den vaivenes y hasta terremotos políticos de toda índole.
En la provincia hay 13 municipios de la alta fidelidad. Con el bipartidismo como una anticualla jurásica y en tiempos de fragmentación instalada y plenos atomizados, aún quedan feudos genuinos y bastiones históricos.
La mayoría son de un mismo espectro ideológico: la marca actual Junts, heredera de CiU y del éxito de un pujolismo que arraigó mucho en buena parte del territorio. «Aquí siempre hemos mandado y todavía aguantamos. Hay un voto tradicional histórico, muy consolidado, en un espacio ideológico bien definido, pero también hay trabajo hecho y validación de la labor», explica Joaquim Calatayud, alcalde de Les Borges del Camp, que aspira a su quinto mandato. Gobierna desde 2007, alargando la tradición convergente que arrancó en 1979. ERC plantó cara en 2019, con cuatro concejales frente a seis de Junts, que aguantó. «En algunos lugares hay marcas históricas bien asentadas y eso influye. También tiene mérito porque en muchos otros sitios vemos que hay cambios, pero aquí no», indica Calatayud.
El auge en los últimos años de ERC, compitiendo por ese electorado en el eje independentista, ha comprometido ese dominio de Junts. Si bien puede haber alternancia en otras citas, en cuanto a municipales nadie osa arrebatar el liderazgo. Junts no tiene rival en La Riba, La Riera de Gaià, Castellvell del Camp, Llorenç del Penedès, Maspujols, L’Aleixar, Llorac o Savallà del Comtat, poblaciones pequeñas y de interior de comarcas como el Baix Camp, la Conca de Barberà o el Baix Penedès.
No quiere decir eso que la fuerza principal haya acabado gobernando. A veces los pactos han otorgado alcaldías a candidatos con menos sufragios. ¿Quiere decir eso que en estos núcleos está todo el pescado vendido?
El ‘sorpasso’ de Capafonts
Por supuesto que no. A veces se dan vuelcos, como ocurrió en 2019 en Capafonts (Baix Camp). Allí la CUP puso fin a cuatro décadas de aplastante dominio primero de CiU y luego de Junts, al vencer por 57 votos a 36. Fue la pugna más ajustada de la democracia, puesto que hasta entonces los convergentes apenas se las habían visto con listas fantasma del PSC o del PP cuyo candidato no era del municipio.
«Había una hegemonía histórica y no estábamos de acuerdo con las formas de hacer las cosas, en esa línea conservadora», dice Eloi Borràs (CUP), alcalde en los últimos dos años, después de dos primeros en los que mandó Judit Giró, también de la candidatura de unidad popular. Borràs indica que «hace cuatro años nos unimos un grupo de personas que creíamos en otra forma de hacer las cosas».
Fue un sorpasso inesperado en el pueblo que rompía con el pasado. Borràs expone una teoría casi sociológica, desde Capafonts pero transportable a otras localidades y quizás clave de ese poder territorial histórico: «En cualquier municipio está la casa pairal, de los ricos, los que por herencia tienen las tierras, a costa de un trabajo que hacían los pobres, que eran los propios vecinos y que además estaban mal pagados. Todo ese sistema de familias que tomaban las decisiones se acabó trasladando a la política y lo hemos ido arrastrando hasta ahora. Por eso cuesta mucho impulsar un cambio desde fuerzas alternativas».
La lista de la CUP se vuelve a enfrentar ahora con la posconvergente. «Queremos seguir con el cambio», dice Borràs. Él va de cuatro y, si la CUP gana, será relevado en la alcaldía por alguna de sus compañeras de candidatura.
A veces la marca personal es la clave, como indica Antoni Anglès, candidato y alcalde de Vilaverd, en la Conca de Barberà. «Hemos ido evolucionando conforme la marca ha ido cambiando, CiU, PDeCAT, ahora Junts... pero yo ni siquiera estoy afiliado. En pueblos pequeños se vota a la persona y la ideología tiene poco que ver. Pero si te siguen votando también es un reconocimiento al trabajo que haces», reconoce Anglès. Aspira a su cuarto mandato. Esta vez se medirá con otra lista, la de ERC.
Diez de los 13 municipios monocolor en los triunfos son de ese paraguas posconvergente. Los otros tres son nichos con un secular ADN socialista. Nadie tose al PSC en Mas de Barberans, un pueblo de casi 600 habitantes en el Montsià; o en Ulldecona, un frente inexpugnable de más de 6.000; y en Santa Oliva, una población también de envergadura, de más de 3.500 vecinos, en el Baix Penedès. La localidad ebrense acumula 44 años de ayuntamientos socialistas, distribuidos en tres alcaldes y 11 mayorías absolutas en otras tantas elecciones celebradas.
El actual alcalde, Josep Maria Lleixà, pone fin a cuatro mandatos seguidos y no se presenta como cabeza de lista esta vez. ERC intentará romper ese dominio del PSC. «En los pueblos pequeños acabas haciendo más gestión municipal de los escasos recursos que tienes. Importan más las personas que las siglas. Creo que en ese socialismo histórico tiene que ver el tejido asociativo y el espíritu cooperativo que tiene el pueblo, que es muy importante», dice Lleixà.
Más intrincado está siempre el panorama en la emocionante Santa Oliva (Baix Penedès). Allí CiU y PSC se han ido repartiendo la alcaldía, después de vibrantes duelos en las urnas que se han decidido por unos pocos votos. La prueba más reciente son los últimos comicios: 570 papeletas socialistas frente a 491 republicanos, empate a cuatro concejales que abocó a pactos que dejaron fueran al PSC, la lista más votada. «Tiene un poco que ver con la composición sociológica. Hay mucha gente que se identificó con el proyecto socialista ya desde el principio, en los años 80», apunta Christian Martínez, concejal. El también cabeza de lista este 28-M añade: «La última vez pactaron ERC y Compromís y no pudimos gobernar. Históricamente hemos ganado siempre. Supongo que la clave es una mezcla de todo. Hay población de izquierdas pero también influyen las personas que se presentan».
Los municipios tarraconenses donde siempre gana el mismo partido desde 1979
Les Borges del Camp (Junts, CiU)
Vilaverd (Junts, CiU)
La Riba (Junts, CiU)
La Riera de Gaià (Junts, CiU)
Castellvell del Camp (Junts, CiU)
Llorenç del Penedès (Junts, CiU)
Maspujols (Junts, CiU)
L’Aleixar (Junts, CiU)
Llorac (Junts, CiU)
Savallà del Comtat (Junts, CiU)
Ulldecona (PSC)
Mas de Barberans (PSC)
Santa Oliva (PSC)