El tiktoker que ha llevado hasta Japón la rivalidad entre Tarragona y Reus
Alejandro Mesa, más conocido como ‘Buenos días por cierto,’ es profesor de español en la academia Tiempoiberoamericano de Fukuoka. Su forma de impartir las clases se ha hecho viral en las redes
El tarraconense Alejandro Mesa (abril del 1994) no esperaba que su experiencia en Japón le convirtiese en un tiktoker de éxito. Graduado en magisterio, su voluntad de vivir en otro país le llevó a estudiar un máster para enseñar español en el extranjero. Este sueño se hizo realidad hace tres meses cuando aterrizó en el país nipón. Desde allí comparte sus experiencias a través de sus perfiles en las redes, donde es conocido como ‘Buenos días, por cierto’
¿Siempre quisiste enseñar español en el extranjero?
No. La enseñanza me ha gustado toda la vida, tenía bastante claro que, aunque me gustaban muchas cosas, la rama de las lenguas era la que más me interesaba y especialmente me motivaba vivir en otro país y tener un trabajo. Eso me llevó a plantearme dar clases de español, que es un idioma que se aprende en todo el mundo.
¿Cuánto tiempo llevas en Japón?
Pues justo llevo tres meses. Al principio el tiempo me pasaba muy lento pero ahora ya no. La verdad es que está siendo una locura. Desde que sé coger el metro sin mirar el traductor o el Google Maps siento que ya estoy adaptado.
¿Por qué te decidiste por ese país?
Nunca pensé en un país concreto, siempre tuve la mente abierta. Mandé currículums a un montón de países con los que tenía contacto a través de la URV, que es donde estudié. La pandemia interrumpió todos mis planes, porque mi idea era acabar el máster e irme, pero tuve que esperar 3 años. Un día, de repente, una compañera de estudios me llamó y me avisó de que en una academia de Japón buscaban profesor de español y no me lo pensé. Aunque no todo fue tan fácil, el primer contacto fue en octubre de 2022 y no llegué aquí hasta septiembre de 2023.
¿Cuál es el mayor choque cultural que has encontrado hasta ahora?
La obsesión por el trabajo. Es un tópico que todo el mundo sabe, pero es que está integrado en su forma de ser, no conciben dudar, preguntar o cuestionar una orden. Yo trabajo con japoneses y les hago planteamientos con los que alucinan. Por ejemplo el teletrabajo, no lo conciben. Si no tengo clase y simplemente tengo que preparar las lecciones en el ordenador, les pregunto si puedo hacerlo desde casa y no lo entienden. Ha habido ocasiones en las que he visto a compañeros trabajando a las tres de la mañana.
Otra gran diferencia que he experimentado es la sensación de seguridad absoluta cuando vas por la calle. Al poco de llegar me perdí con la bici por un bosque y se me hizo de noche, oí un ruido muy fuerte y me asusté, por entonces ni siquiera tenía internet en el teléfono. Sin embargo, al instante me di cuenta de que no me iba a pasar nada. Es más, ellos se desviven por no molestar a los demás. Siempre se disculpan si creen que te pueden haber incomodado, incluso te dejan pasar en el supermercado...¡otra gran diferencia con nosotros!
Te has hecho viral en Tiktok mostrando algunas de las anécdotas que se dan en tus clases, ¿Cuál crees que ha sido la clave de este éxito?
Pues no lo sé, porque no era mi intención ser viral. Yo venía con la idea de hacer vídeos simplemente para documentar mi experiencia. Mientras esperaba en el aeropuerto me hice un Instagram para explicar mis aventuras Japón y no inundar a la gente en mi cuenta privada, pero nunca pensé que me pasaría algo así. Es más, no tenía ni perfil en Tiktok y mi primer vídeo es lamentable porque lo grabé nada más aterrizar en Japón tras 15 horas de vuelo, tres aviones y sin haber dormido. Sin embargo, un día subí un vídeo explicando mi experiencia en el gimnasio y ya tuvo 4.000 visitas. ¡En realidad era una tontería!
La primera vez que conseguí llegar a 100.000 reproducciones fue con un vídeo en el que les pongo a mis alumnos una escena de ‘Aquí no hay quien viva’. Soy un friki de esa serie y me pareció que podía ser divertido. Aunque hay que reconocer que el vídeo es bueno por ellos, por sus reacciones, no por mí.
Has llevado la cultura de Tarragona hasta Japón
Me encanta hablarles de Tarragona. Les enseño la ciudad en el mapa para que sepan dónde está y luego les pongo una presentación con fotos. También les he puesto vídeos de La Baixada de l’Àliga, los correfocs, los Castells, incluso de los calçots. Ellos alucinan y les encanta.
En uno de tus vídeos le hablas a tus alumnos sobre la rivalidad entre Tarragona y Reus, ¿allí también se dan esas tensiones entre municipios cercanos?
Por lo que ellos me han contado no existen rivalidades así. Y es que los japonenses no sienten ese orgullo por su ciudad o por su país. No hay ese nacionalismo ni el sentimiento de pertenecer a un sitio. Les da más igual. Hay alguna rivalidad por temas del pasado, pero no tiene por qué ser con la ciudad de al lado.
Por ejemplo, yo vivo en Fukuoka que es enorme, hay muchísima gente y es imposible conocerla entera, por lo que se pierde ese sentimiento de pertenencia. Para nosotros sería como si hubiese rivalidad entre Tarragona y Barcelona, no tiene sentido.
¿Alguno de tus alumnos conocía Tarragona, la ha visitado o tiene ganas de venir?
No la han visitado. Algunos han ido a Barcelona y les suena el nombre, o tienen amigos o conocidos que les han hablado de Tarragona. La verdad es que si vienen les llama más la atención Barcelona, pero yo a veces les digo que en tren en es una hora y les recomiendo algunas cosas que ver. Aunque es difícil porque uno de los grandes atractivos de Tarragona es el sol y la playa y ellos cuando ven un rayo de sol se tapan. Yo lo estoy deseando y ellos lo rehuyen. En verano he ido a la playa y estaba yo solo.
En cuanto a la situación de la educación en España y Catalunya, ¿crees que la profesión de maestro está menospreciada?
No es una cosa generalizada, pero hay gente que no lo valora, que todavía nos echan en cara temas como los días que tenemos de vacaciones. Es más, en Tarragona magisterio se hace en la facultad de ciencias, junto a las ingenierías. Ya entonces se metían con nosotros si nos veían tocando la flauta, sin embargo en el futuro alguien enseñará a tocar a los hijos de esos ingenieros. Además, ahora hay muchos padres que cuestionan nuestro trabajo. Yo soy el primero que aboga por la transparencia y que si algún padre tiene dudas sobre como lo hago, le invito a presenciar una clase. Hay que recordar que los que menos nos respetan son los gobiernos y que nos cambian la ley cada vez que cambian ellos. A mí me exigen títulos, nos prometen un 6% del PIB para educación, pero luego ellos no son capaces de bajar las ratios en las clases. El año pasado estuve en un colegio con 27 niños de primaria, 3 de ellos con diversidad funcional, otros con síndrome de Down y otros con problemas familiares, alergias o diferentes niveles económicos. Muchos compañeros están muy quemados, porque todo eso hay que gestionarlo y es muy complicado.
¿Le pedirías algo concreto al nuevo Gobierno?
Que cuenten con nosotros. Que piensen en los profesionales que estamos día a día, que nos dejen formar parte de la toma de decisiones. Cuando se hable de nuevos programas o talleres, que valoren si pueden funcionar en todos los colegios. Yo he estado dando clase en Torreforta y he visto el colegio caerse a trozos, con armarios rotos pero con una pizarra digital. No tiene sentido. Lo que hace falta es bajar las ratios y tener más personal. Un profesor con 30 niños no es viable si queremos una educación de calidad.
Otro debate candente en la educación es el del móvil en las aulas. Tú precisamente usas el teléfono para grabar parte de lo que enseñas y mostrar al mundo cómo es tu trabajo ¿Qué opinas de esta problemática? ¿Deben tener teléfono los alumnos de primaria?
Yo soy partidario de que un niño de menos de 14 o 15 años no necesita un móvil para nada. A nivel del uso que tenemos los adultos, no les hace falta. Los niños están en desarrollo hasta una edad muy avanzada y las pantallas hacen mella en la visión y en el desarrollo de las capacidades. Ya estamos viendo un aumento en los problemas de atención, las epilepsias, etc. La capacidad imaginativa y el saber aburrirse son muy importantes. Por otro lado, creo que igual que les enseñamos a usar una calculadora, es esencial que usen un teclado. Yo vería muy bien enseñar en las escuelas herramientas como Google Maps, dar pautas para enviar un correo electrónico de forma correcta o enseñar a los niños los peligros de las redes sociales. Este último punto es clave en la lucha contra el bullying, deben entender la diferencia entre una broma y el acoso.
No permitiría los teléfonos en las aulas porque son un verdadero problema, pero no soy muy partidario de las prohibiciones. Cada uno debería saber qué hacer y qué no. Ahora por ejemplo hay centros educativos que han prohibido jugar al fútbol porque consideran que genera violencia. Lo que no puede ser es darle una pelota a los niños y decirles id a jugar a fútbol y si se pegan, prohibir el fútbol. El trabajo de los educadores es ver porqué reaccionan así.