El solar abandonado de Tarragona que tiene en pie de guerra a los vecinos
Los habitantes de la calle Fortuny se oponen a la intención de un promotor de construir en la superficie junto a la Biblioteca. La presencia de restos arqueológicos condiciona el proyecto
El número 28 de la calle Fortuny es un solar que lleva varias décadas abandonado, donde las ratas han campado a sus anchas. En reiteradas ocasiones se ha apuntado que podría utilizarse para la ampliación de la Biblioteca Pública, para resolver los problemas de espacio. Sin embargo, esta opción jamás ha prosperado y tampoco lo hará, ya que un promotor inmobiliario acaba de comprar el terreno para la construcción de pisos.
La decisión ha sembrado la intranquilidad entre el vecindario, que ve con preocupación un proyecto que ya de partida está marcado por la presencia de restos arqueológicos. Su existencia ya se conocía de antemano.
En el año 2006 ya se había hecho un proyecto para construir pisos, que quedó en el cajón, a raíz de la crisis del sector inmobiliario.
En aquellos momentos ya se había hecho una excavación arqueológica previa, que sacó a la luz los restos de antiguas dependencias del periodo romano propias de los suburbios.
Con tal de salvar este obstáculo, los nuevos propietarios proponen la redacción de un plan especial, de forma que si no puede construirse un aparcamiento soterrado, el inmueble que tiene que construirse gane una planta de altura.
El resultado sería un edificio con dos plantas para el estacionamiento, planta baja más cuatro alturas, cuando lo que contemplan las normas subsidiarias es un máximo de tres niveles.
«Si esto prospera perdemos toda la luz y las vistas que tenemos ahora», lamenta un vecino.
En las últimas semanas este y un colectivo de vecinos han empezado a movilizarse para obtener toda la información y que esta modificación no prospere. Son cerca de una cuarentena las familias que aseguran que están afectadas.
Algunas de estas compraron el piso hace muy poco tiempo. Es el caso de Marc Civit, que vive en el número 33 de esta misma calle, justo enfrente del solar en cuestión. «Desde la inmobiliaria me dijeron que llevaba 40 años así y que podría seguir igual otros 40 años o no, pero en todo caso, la edificación máxima permitida llegaría a la misma altura y no nos taparía ni la visión ni la luz que tenemos ahora», afirma.
Civit vive en un segundo piso, que en realidad es un tercero porque en el bloque hay entresuelo. Si prospera el proyecto el nuevo edificio tendrá una altura adicional que afirma que «no vemos con buenos ojos».
Los afectados se acogen a un estudio realizado por la agencia inmobiliaria Barnes, según el cual «las vistas especiales o privilegiadas son un tangible que incrementa el valor de una propiedad en un 30%». De hecho, en los portales del sector este indicador se utiliza como un elemento favorable, que acaba repercutiendo en el precio de los pisos.
Para Denis la luz fue un factor clave cuando en octubre de 2021 compró el piso. Explica que tiene un problema visual que le condiciona y, por tanto, «la necesito». Ahora ve como la propuesta que se está haciendo sitúa el nuevo edificio a un metro y veinticinco centímetros de su ventana, lo que le dejaría «prácticamente tapiado y sin intimidad».
«Debajo hay un señor que no sale porque tiene una discapacidad y no tenemos ascensor en el edificio; si no le sale a la calle y le tapan las vistas, es importante. Estamos hablando de calidad de vida y que se están anteponiendo los intereses de un promotor de Barcelona por encima del perjuicio que comportará para todos nosotros», lamentan los afectados.
Los vecinos se han reunido con el arquitecto, Xavier Climent, quien apunta que «hemos tenido especial atención para no dejarlos arrinconados». La promoción se plantea con dos edificios, uno en la calle Fortuny y el otro en la calle Unió, siguiendo el esquema del antiguo garaje Segarra, que ocupó el solar durante muchos años.
En total está prevista la construcción de 18 viviendas.
En cuanto a la parte central se plantea un patio abierto, con una zona verde en la que los restos queden integrados. «Hemos actuado con la máxima sensibilidad, proponiendo un retranqueo con la voluntad de que no quede ahogado y no perjudicar a los vecinos», apunta este profesional, quien indica que «se les está ofreciendo mucho más de lo que haría cualquier promotor, ya que no se está compensando todo lo que se podría».
Los promotores ya han hecho una segunda excavación, más en profundidad, y han pedido la licencia de obras, ya que la voluntad es empezar a construir «cuanto antes». Previamente tendrá que aprobarse este plan especial por parte del Ayuntamiento de Tarragona, quien asegura que cualquier paso lo determinará la Comissió Territorial de Patrimoni Cultural.
«Son ellos los que, en base a los estudios, determinarán si los restos son valiosos o no». El informe que emita este organismo será «determinante» en el momento de decidir si el edificio puede ganar una altura o no.
Mientras tanto, los vecinos afectados están estudiando la posibilidad de judicializar el caso, si se aprueba el plan especial, ya que consideran que «sería para un bien particular».