El río Ebre llena los pantanos de Mequinenza y Riba-roja en plena sequía
Ambos embalses están casi repletos por las lluvias del norte de España durante el otoño. Esa agua abastece, gracias al minitrasvase de los años 80, a buena parte de Tarragona, aún sin los apuros del resto de Catalunya
El pantano de Riudecanyes (Baix Camp) está al 2,95% de su capacidad y el de Siurana (Priorat) al 3,39%. El de Riba-roja d’Ebre (Baix Ebre) ha rozado esta semana el 92%. La comparativa ilustra la heterogeneidad de los territorios y el contraste entre los embalses de la Conca de l’Ebre, más llenos, y los de las cuencas internas de Catalunya, que padecen una sequía extrema que ya se prolonga más de tres años.
Estos últimos pantanos rondan de media poco más del 16%, la cifra que sitúa a la puertas de la emergencia a buena parte de Catalunya, fundamentalmente el área metropolitana y Girona. ¿Qué sucede en la provincia? También aquí hay dos realidades, la de comarcas como el Priorat o el Baix Camp, con muchos apuros por la escasez de agua, y la de todo el litoral, alcanzando incluso al Alt Camp o al Baix Penedès.
Un mecanismo de solidaridad
Alrededor de 70 municipios tarraconenses no pasan tantos apuros porque dependen del agua del Ebre gracias al minitrasvase que se hizo en los años 80 y que está gestionado por el Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT). En total, 69 ayuntamientos, desde Alcanar hasta Cunit, y 26 industrias, desde Repsol a Lotte, están consorciados. El propio organismo lo cataloga como «una infraestructura que reforzaba el vínculo de solidaridad entre el norte y el sur de las comarcas de Tarragona».
«La situación es de preocupación porque todo ha empeorado en lo últimos meses, en los que no ha llovido. Pero no hay una homogeneidad territorial. Tenemos lugares donde la preocupación es mucho mayor. En el Camp y el Ebre la inquietud existe también y, sobre todo, no conviene estar al límite para comenzar a tomar medidas», explica Òscar Saladié, decano de la Facultat de Turisme i Geografia en la URV.
Flix, al 76%
Los pantanos de Riba-roja d’Ebre y de Flix (este, al 76%) dependen en realidad del de Mequinenza, el embalse más grande de toda la cuenca y el que marca la referencia para instaurar la emergencia en los municipios que dependen del trasvase.
Cualquiera de ellos muestra ahora una buena situación, incluso mejor que la de hace unos meses. ¿A qué se debe? Aunque en Catalunya no haya llovido, sí lo ha hecho en algunas regiones de la inmensa y vasta cuenca del Ebre. «En la zona de los Pirineos de Aragón, en Navarra o en la cornisa cantábrica ha habido precipitaciones, ha llovido durante este otoño y esa agua va al río y llega a los pantanos. Eso sí, otros suministradores del Ebre, como son el Segre y las dos ‘Nogueras’, de la cuenca de l’Ebre pero en Catalunya, también están mal por la falta de lluvia», añade Saladié.
Otra muestra de que no toda la cuenca ebrense está en esas condiciones óptimas: el pantano de Guiamets, en el Priorat, se encuentra al 5,34% de capacidad y hace un año estaba al 11%. Sucede porque, al tener una cuenca pequeña, es más vulnerable a los periodos de sequía.
He aquí otra descompensación: mientras la mayor parte de España se ha ido recuperando de la sequía del verano pasado, comunidades concretas como Andalucía y Catalunya lo siguen pasando mal. Una prueba de esa recuperación es la que se disfruta en Tarragona: si Mequinenza supera ahora el 80% de su capacidad, a principios de septiembre se situaba en el 28%.
Las lluvias en el norte peninsular han permitido que los pantanos se recuperen pero también el propio río, ya que en buena medida ha recobrado su caudal desde la Ribera d’Ebre a la desembocadura. La estación de Tortosa medía estos días un caudal de 349 metros cúbicos por segundo, ante los 80 metros (el caudal mínimo ecológico marcado por ley) que registró durante los meses en que estuvo oficialmente en emergencia por sequía, entre mayo y noviembre.
La posibilidad de desembalsar
Según los expertos, incluso puede ser que pantanos como el de Mequinenza tengan que abrir compuertas y desembalsar agua si se producen más lluvias en ese norte de la península que es vital para toda esta cuenca.
También se está a la espera del efecto del deshielo que pueda haber en primavera. Para Òscar Saladié, que «estos pantanos estén bien no significa que se pueda hacer lo que quiera con el agua del Ebre, porque toda actuación tiene su repercusión».
El profesor de la URV apuesta por «ser cada vez más cuidadosos con la gestión del agua, aunque en algunos momentos esté bien en términos de disponibilidad, pero tenemos que ir hacia una nueva cultura del agua de la que hablamos hace años pero que no termina de arraigar, y debe ser algo sistémico, más allá del ciudadano, para que todos los sectores económicos reduzcan el consumo».
Más allá de eso, lo que ha revelado esta sequía, ya catalogada como la peor por parte del Servei Meteorològic de Catalunya, es «el déficit hídrico estructural que sufre el área metropolitana de Barcelona», apunta Saladié.
¿Cómo solucionarlo? Los expertos apuestan por una diversidad de alternativas para aumentar la resiliencia. Saladié apunta a «unas estrategias que pueden ir en paralelo, para parar el golpe a corto plazo pero también trabajando a medio y largo plazo»: «Usar barcos para llevar agua del Ebre a Barcelona no es la mejor solución porque tampoco aportan tanta agua. La regeneración o las desaladoras pueden ser opciones, igual que reducir el uso de agua potable para según qué cosas».
Recuperación a finales de 2023
Así, los agobios de agricultores del Priorat o del Baix Camp, o los propios de Barcelona, contrastan con la situación relativamente calmada, aunque a la expectativa, en Tarragona. A finales de 2023, el comité de emergencia por la sequía del CAT acordó mantener activado su plan de emergencia en situación de normalidad, sustituyendo así el escenario de ‘prealerta’.
La decisión se tomó al detectar una «recuperación favorable y sostenida de los indicadores hidrológicos de referencia del CAT durante los últimos meses del año».
Influyó ahí «el incremento ya consolidado de las reservas de agua en el embalse de Mequinenza, actualmente al 85%, superando la cifra media de volumen de los últimos cinco años». A pesar de la progresiva recuperación, el Presidente del CAT, Joan Alginet, quiso hacer un llamamiento a la prudencia porque «nos encontramos en un escenario general bastante complejo, en medio de una sequía persistente, por lo que es importante seguir divulgando y fomentando los hábitos de consumo responsable de agua».