El personal del Joan XXIII de Tarragona se queda sin parking por el inicio de las obras
Hay profesionales que han llegado tarde a su puesto de trabajo al no encontrar plazas gratuitas en el entorno
Ana es vecina de La Pobla de Montornès y es auxiliar de enfermería del Hospital Joan XXIII de Tarragona. Hoy, por primera vez en los cinco años que lleva en el centro sanitario, ha llegado tarde a su puesto de trabajo. Las obras del nuevo hospital han obligado a cerrar el parking de los trabajadores, lo que significa que el personal debe buscarse la vida para dejar el coche. «He llegado tarde al trabajo pese a salir de casa una hora antes de lo habitual. He dado vueltas y vueltas, y todas las plazas que encontraba eran de pago. No es normal que tenga que pagar para ir a trabajar», explicaba esta mañana Ana, indignada, en la puerta del hospital.
A principios de esta semana, la dirección del centro ya comunicó a la plantilla el cierre del aparcamiento, donde aparcan cerca de 300 trabajadores. El motivo es el inicio de la segunda fase de las obras del nuevo complejo. El que será el edificio principal del hospital se construirá justo donde ahora está el parking.
«Hace un año que estamos alertando de que llegaría este día. Y ha llegado. También hace mucho tiempo que exigimos una solución alternativa por parte del Departament de Salut para que los trabajadores puedan aparcar sin dejarse el suelo en el parquímetro», explica Oriol Aguilera, delegado de personal del sindicato CATCAC-CTS, quien también ha pasado 45 minutos buscando aparcamiento.
Los profesionales aseguran que el cierre del equipamiento es un problema importante, ya que se alargará hasta la finalización de las obras, prevista para 2028. «Hace tiempo que es imposible aparcar en el entorno del hospital. Imaginar ahora con al menos un centenar de coches más», añade Aguilera. Según el sindicato, son muchos los trabajadores que vienen de pueblos y barrios de las afueras de Tarragona. «No se pueden fiar del transporte público porque las combinaciones que hay son un desastre», asegura Aguilera.
Antònia es enfermera del hospital y es vecina de La Riera de Gaià. Dice que puede ir a trabajar en autobús, pero no volver. «El único bus que pasa es a las seis de la tarde, tres horas después de acabar mi turno. Es inviable», explica Antònia.
¿Habrá solución?
Tanto el Departament de Salut como el Ayuntamiento de Tarragona se han comprometido en más de una ocasión en buscar una solución. Pero de momento, al cierre del aparcamiento, todavía no la hay. «Estamos trabajando en ello», decían hoy fuentes de la Generalitat.
Los trabajadores ponen encima de la mesa la opción de poder usar el parking privado que hay justo al lado del suyo –y que actualmente es para pacientes–, o habilitar temporalmente alguno de los solares vacíos que hay en el entorno del hospital y que son de propiedad municipal. «Otra posibilidad sería que nos dejarán para nosotros el aparcamiento disuasivo de zona naranja que hay en la calle Guillem Oliver», dice Aguilera, quien añade que «sea como sea, lo importante es encontrar una solución. No pedimos tanto. Solo lo que tienen todos los hospitales públicos de Catalunya».