El nido de tortugas de la Savinosa, protegido y con los bañistas como guardas
¿Por qué la tortuga caretta anida en las playas de Tarragona? ¿Cuándo eclosionarán los huevos? ¿Puede ser que lleguen nuevos ejemplares? ¿Y después qué?
José Antonio asegura que es el encargado de abrir la playa de la Savinosa. Todas las mañanas a las ocho ya está en su sitio con la toalla y la sombrilla, y cuando van llegando los bañistas más madrugadores él ya se ha echado el primer baño. El viernes cuando llegó ya se encontró con las vallas y la cinta de la Guàrdia Urbana, después de que a primera hora se habían activado las alarmas por la posible presencia de un nido de tortugas.
«Cuando vi todo aquello y después dos agentes que venían caminando pensé que había sucedido un crimen o cualquier cosa mala», explica. No fue así. La versión que ha trascendido es que una chica que paseaba por la playa, de noche, habría visto como entraba una tortuga dispuesta a nidificar. Llamó al 112 y a partir de ahí se activó el protocolo que corresponde en estas situaciones. A primera hora de la mañana, cuando los primeros bañistas llegaron a la playa ya se lo encontraron todo dispuesto.
Las huellas en la arena, el proceso de desplazar el nido para evitar que sufra daños si hay un temporal y la retirada de una parte de los huevos por parte del CRAM ha quedado en la retina de los bañistas que siguieron todo el proceso. También las fotografías y vídeos que inmortalizaron con sus teléfonos móviles. Transcurrido el primer fin de semana, la ‘normalidad’ volvía a la playa de la Savinosa, eso sí, con una responsabilidad compartida: la de custodiar el nido.
Una de cada mil
Este está protegido por una estructura de madera, con una malla en la parte superior, para evitar que los despertadores malogren la puesta. Asimismo, en la parte de arriba del nido se ha puesto una segunda red. También se ha instalado un panel informativo a través del cual los bañistas pueden saber que la incubación dura un periodo de unos 55 días o que tan solo un ejemplar de cada mil sobrevive y llega a la edad adulta.
José Antonio se ha erguido como uno de los ángeles custodios. «Está claro que si veo cualquier destrozo les llamaré la atención», indica. Los bañistas de la Savinosa son una pequeña familia que prácticamente se conocen todos. La presencia del primer nido de tortugas del litoral catalán de este verano ha sido la sorpresa que ha movilizado a toda una playa.
«Venimos todos los días y ya el viernes, cuando vimos las marcas nos explicaron que eran de una tortuga», explicaban Fina y Sara. Era la primera vez que se encontraban con estas huellas. «Ahora si las vemos de nuevo ya sabremos distinguirlas», decían.
La presencia de tortugas caretta caretta –o tortuga boba– en el litoral catalán ha pasado a ser una cosa común. ¿La causa? «La temperatura del agua», indica la responsable de comunicación del CRAM, Montse Pal. Las costas del Mediterráneo oriental, como Grecia, Turquía o Chipre, siempre habían sido una zona de nidificación estable. No obstante, en los últimos años esto ha cambiado, de forma que cada vez es más habitual verlas en la zona de Italia, Francia y España.
Tema de supervivencia
Los especialistas aseguran que es por el aumento de la temperatura del agua que hace que estos ejemplares busquen zonas de nidificación más agradables. No obstante, este factor también acabará determinando su supervivencia como especie. «La temperatura de la incubación es lo que acabará determinando el sexo, por lo que este incremento está llevando a una feminización. Si se quedaran allí podría suponer un problema», indica Pal.
La tortuga caretta caretta es la más abundante en el Mediterráneo, a pesar de que también puede encontrarse la verde y la laúd. De los 114 huevos, tan solo una pequeña parte acabará en eclosión. Por este motivo, es muy importante que el CRAM se quede una parte de la puesta en custodia, tanto para el estudio como para garantizar una parte de nacimientos si hay cualquier contingencia, ya sea en forma de depredador, lluvias torrenciales o vandalismo.
Pal reconoce que este ha sido «un nido abundante». Cuántos huevos se desarrollarán o cuántas tortuguitas acabarán llegando a una vida adulta es todo un misterio, aunque la estadística habla de que tan solo uno de cada mil ejemplares que nace llega a la edad adulta. Por este motivo, desde este centro de investigación se impulsa el programa de Head-Starting, una técnica de conservación que consiste en la cría temporal en cautividad de neonatos con el objetivo de aumentar su supervivencia durante su primer año. El fin de este proyecto es reintroducir estos ejemplares en un medio natural cuando alcancen un peso y tamaño que reduzca el abanico de depredadores naturales de la especie, así como el estudio de este periodo de su ciclo biológico.
Los ejemplares que lleguen a la edad adulta podrán alcanzar entre los 60 y los 70 años de vida. Veremos si cuando llegue su momento volverán a nidificar en la costa tarraconense o ya habrán tenido que buscarse nuevas zonas, por el incremento de la temperatura del mar. Lo que está claro es que esta ciudad ya tiene experiencia con las tortugas y ya puede afirmarse que están empezando a formar parte del verano tarraconense.