El misterio del Serrallo
Aparece, haste en cinco ocasiones, el rostro dañado de un vecino del barrio fallecido hace unos años
El Serrallo está enfadado. La pintura que hay detrás de la Plaça de la Església del barrio marinero ha sufrido el quinto acto vandálico en los últimos cinco años. Pero la historia va más allá.
En el dibujo se ven dos niñas bajando por un tobogán y un hombre ‘remendant’, lo que significa arreglando una red que sirve para pescar. Este hombre es Francesc Pedrol, más conocido como Ros de la Guita. Pedrol murió en el año 2019 y era el último superviviente de la Batalla del Ebro y uno de los últimos de la Lleva del Biberó.
El Ros de la Guita era una persona muy querida por el barrio, todo el mundo habla bien de él. Nunca tenía una mala palabra para nadie. Así lo explica su hija, Carme Pedrol –quien hace años fue presidenta de la asociación de vecinos del barrio–, y lo corrobora una servidora, quien también le conocía.
Pese a ello, su rostro ha aparecido hasta en cinco ocasiones dañado.
La primera vez que ocurrió, Pedrol todavía estaba vivo. Le pusieron unas orejas de burro. Era por allá el 2019. Lo acabaron restaurante. Después de fallecer, aparecieron insultos al lado de su pintura. La tercera vez, pintaron su rostro de color rojo. La cuarta de color negro. El último episodio tuvo lugar ayer por la mañana, cuando el barrio despertó con la pintura de Pedrol teñida de amarillo.
El Serrallo está enfadado y más teniendo en cuenta que el diseño fue restaurado hace apenas dos semanas por una pintora del barrio.
«Él no tenía enemigos, todo el mundo le quería. Era una buena persona, que nunca tenía una mala palabra para nadie», explica su hija, Carme Pedrol.
Nadie sabe quién puede estar detrás de estos actos vandálicos. El misterio está servido. Los vecinos se planteaban esta mañana la instalación de una cámara para poder esclarecer los hechos.
«La primera y segunda vez pensábamos que era una gamberrada, pero ahora ya no. Es alguien que le debe tener envidia por este reconocimiento. Si no, no lo entiendo», dice Pedrol.
Este mural ubicado detrás de la iglesia de Sant Pere del Serrallo fue promovido por el recién fallecido Ramon Grau, quien fue concejal de Cultura del Ayuntamiento de Tarragona. Se hizo en el año 2000 y ha sido restaurado en varias ocasiones.