El boom de las apuestas ‘online’ dispara las visitas por adicción al juego

Las primeras atenciones se han doblado en un año. La mitad han sido por juego por internet y a personas muy jóvenes

La adicción a los juegos de azar por internet ha aumentado en los últimos años y en edades cada vez más tempranas. Según un estudio dado a conocer recientemente por la Associació Catalana d’Addiccions Sociales (Acencas), uno de cada cuatro nuevos pacientes que llega a las unidades para recibir tratamiento lo hace por problemas con los juegos por internet.

Además, el trabajo asegura que las personas con dependencia son cada vez más jóvenes y se vuelven más adictas que con otros juegos de azar. La media de edad del jugador online (un 40% de ellos adictos a apuestas deportivas) es de 28 años y el tiempo que transcurre desde que empieza a jugar hasta que desarrolla la adicción es de cuatro años.

Estas preocupantes cifras también se reflejan en nuestro territorio. El Servei d’Addiccions i Salut Mental del Hospital Sant Joan de Reus ha tratado este año una veintena de primeras visitas por adicción al juego, más de la mitad por apuestas online. El año pasado estas primeras visitas se quedaron en cinco.

Tre Borràs, directora de este servicio específico de tratamiento de adicciones, explica al Diari que «tratamiento de personas adictas al juego siempre hemos tenido desde que pusimos en marcha esta unidad hace 40 años. Entonces, sobre todo, eran de jugadores de máquinas tragaperras. Pero la gran diferencia es que antes el jugador tenía que salir a la calle para poder jugar. Ahora, en cambio, con un teléfono móvil en la mano puede hacerlo desde donde quiera, a la hora que quiera y como quiera».

A la hora de buscar motivos por los que puede desarrollarse una ludopatía de este tipo, Borràs tiene claro que «todo influye. Factores ambientales, relacionales, de apoyo familiar y social, individuales, de experiencias vitales... Los factores de protección, como el apoyo familiar y educativo y un entorno social de calidad, son muy importantes. Pero la mayoría de personas con problemas de adicción al juego no han tenido estos factores protectores y son más vulnerables a quedar atrapados por estas propuestas».

Adrià, un joven de Reus de 30 años de edad que responde a este nombre ficticio, podría ser uno de estos casos. Con 18 años empezó a ir al bingo a jugar con los amigos para pasárselo bien, pero acabó haciéndolo solo, muy a menudo, y para ganar dinero.

Dos años después, con la veintena recién cumplida, conoció las apuestas online. «Se abrió ante mí un mundo de posibilidades. Por entonces también iba al casino a jugar a la ruleta y empecé a ver por televisión anuncios de casinos online donde poder jugar y empecé a hacerlo», recuerda en declaraciones al Diari.

La situación empezó a escapársele de las manos y, una vez que su familia se enteró de que jugaba en el bingo, «decidí autocensurarme y pedí incorporarme a la lista de personas con acceso prohibido a estos equipamientos de juego. Pero sirvió de poco, porque al final te acabas autoengañando y descubrí un sitio en el que poder entrar a jugar sin que me pidiesen el DNI», explica Adrià.

Este joven tiene claro el motivo por el que se desarrolló su ludopatía. «Hay personas que no sabemos o no tenemos los mecanismos para afrontar los problemas del día a día y buscamos válvulas de escape. En momentos de debilidad personal me desfogaba en el juego y todo lo que tenía en la cartera me lo gastaba. Huía de los problemas con la emoción del juego», comenta este testimonio, quien también reconoce que «después llegaban los momentos de bajón porque me había gastado el sueldo y volvía a estar mal. Entonces me refugiaba de nuevo en el juego. Era el pescado que se muerde la cola».

Con la situación bastante al límite, Adrià dio el paso de pedir ayuda a profesionales. «Estuve tres años en tratamiento, pero creo que no se acaba de superar nunca del todo. Estoy convencido de que no lo he superado. Ahora, si tengo algún día malo juego, pero tengo limitado el gasto online a 50 euros al mes. Lo sigo teniendo como algo psicológico, aunque jugar no me afecta la vida como antes», sentencia.

David Pere Martínez, doctor en psicología social y autor, entre más de una decena de libros, de Ludomorfina. El fenómeno o de las apuestas deportivas en la juventud española, recuerda que «demandas de tratamiento de adicción al juego siempre han habido, pero el punto de inflexión ha sido la irrupción de la cultura digital. Desde siempre han habido apuestas y juegos de azar, pero la gente tenia que desplazarse para jugar o sólo podía hacerlo unos días determinados de la semana. Ahora, a cualquier hora y en cualquier página web del mundo, puedes estar apostando en 400 o 500 mercados diferentes».

Otro aspecto importante, según este experto, es el periodo de cadencia entre la acción y la recompensa. «Me explico: convertirte en adicto al Gordo de la Lotería de Navidad es muy complicado. En cambio, lo que genera adicción es hacer una apuesta y tener la recompensa al minuto», asegura David Pere Martínez.

Este psicólogo social admite que «el joven es un target diana por diferentes factores y ha bajado la media de edad de las personas que juegan. Es cierto que el perfil de estos adictos al juego online es de más jóvenes, porque a la industria del juego le ha ido bien el paso al digital, que los jóvenes conocen y domina. Pero también hay hombres de 30 o 40 años». Por último, Martínez Oró cree que «otro factor que influye en las apuestas online es el anonimato. Puedes estar apostando en pijama, desde el sofá de casa, sin que nadie te vea. Y no perder el dinero en cualquier máquina tragaperras donde la gente te ve y te estigmatiza».