El Ayuntamiento de Tarragona sustituirá el andamio de Ca l’Ardiaca, ya que ha quedado obsoleto

Los trabajos se centran en tapar el agujero de la cubierta para evitar nuevas filtraciones. Se prevé acabar la actuación en «junio o julio»

Los trabajos de consolidación del palacete medieval de Ca l’Ardiaca comportarán la sustitución del andamio exterior que envuelve la fachada. Así lo ha explicado el concejal de Patrimoni del Ayuntamiento de Tarragona, Nacho García, quien asegura que «estas estructuras tienen un plazo y aunque no caerá, no está claro que aquello ahora aguante».

El Ayuntamiento de Tarragona ya ha encargado la construcción de la nueva armadura de hierro, que sustituirá la que se instaló en el año 2013. De momento, todavía no se sabe cuando podrá procederse a iniciar esta parte de la obra, ya que dependerá del plazo de entrega. No obstante, el Ayuntamiento de Tarragona confía en que «entre este mes de junio y julio» quede acabada la actuación de obras que empezó hace más de cuatro meses.

Esto debe permitir que pueda retirarse la valla metálica que rodea el perímetro del edificio, que se instaló tras detectarse algunas grietas en la fachada del inmueble, que hacían temer que pudiera registrarse algún desprendimiento.

En estos momentos se está enfilando la recta final de la actuación de obras que se inició el pasado mes de febrero. Esta se puso en marcha en fase de urgencia, tras detectarse la caída de una parte del tejado, que había generando un agujero de grandes dimensiones en la cubierta del inmueble.

Según explica el responsable municipal de Patrimoni, la fase inicial correspondiente a reforzar la estructura interior del edificio ha culminado. Era una de las partes que preocupó más desde el inicio, ya que han tenido que sustituirse algunos de los sistemas de apuntalamiento, mientras se han instalado de nuevos, por tal de reforzar una estructura en un avanzado estado de deterioro. «Fue lo primero para poder actuar y sacar los escombros que podrían haber provocado un colapso del edificio», indica García.

A partir de ahí pudieron retirarse los restos del techo artesonado de yeso del siglo XVI, que en parte se perdió a causa de este último episodio, y que ahora intentará restaurarse en el Centre de Restauració de Béns Mobles de la Generalitat, según informó la directora de los Serveis Territorials de Cultura.

En esta recta final va a abordarse la parte de la cubierta, que va a cerrarse para evitar que siga habiendo filtraciones de agua al interior del edificio. De hecho, durante estas semanas se había instalado un toldo de plástico de forma provisional. Sin embargo, el pasado día 9 de junio se registró un intenso episodio de lluvias, de forma que el plástico se desplazó por el peso del agua acumulada y el agua volvió a escurrirse hacia el interior. «Estábamos trabajando para cerrarlo antes, pero no nos dio tiempo», lamenta el edil socialista. En todo caso, desde la administración local ya se avanza que la solución que va a ejecutarse ahora en ningún caso consistirá en la restauración de esta cubierta, sino que se aplicará una medida «provisional que no permitirá que entre agua y vaya a peor».

Ahora el Ayuntamiento está estudiando a nivel técnico si cuando finalice esta parte de la obra cerrará la fase de emergencia y, a partir de ahí, la sustitución del andamio se hará de forma subsidiaria. En todo caso, la administración local asegura que cuando finalicen los trabajos pasará cuentas con la empresa Dearrollos Arbe SL, que es la propietaria del inmueble situado delante de la Catedral. «La idea es cerrarlo y cuando esté acabado pasarles la factura», indica García, quien ya avanza que «si hace falta iremos a los tribunales o a donde haga falta por cobrar».

La compañía también tendrá que asumir los costes del nuevo andamio y debería pagar la tasa de ocupación de la vía pública correspondiente. Pese a ello, el Ayuntamiento de Tarragona afirma que no se está pagando, como tampoco han pagado hasta el momento las sanciones de disciplina urbanística que se les ha puesto hasta el momento. La última fue el pasado 29 de abril, cuando los dueños fueron multados por valor de 2.000 euros, después de haber hecho caso omiso a las reiteradas peticiones desde el Àrea de Territori.

Se les exigía que se hicieran cargo de los trabajos de revisión de los sistemas de apuntalamiento interiores y un análisis del estado de conservación y estabilización de la fachada. Los dueños también tenían que hacer un peritaje/estudio de los sistemas estructurales y envolventes del edificio, aplicando medidas correctoras establecidas en un proyecto de rehabilitación, así como la solicitud en un plazo máximo de dos meses de la preceptiva licencia de obras para iniciar la restauración.

Ya en este primer expediente sancionador se advertía de que si transcurridos 30 días hábiles –desde el día 29 de abril, cuando se abrió el primer expediente– la empresa seguía con el «incumplimiento de las órdenes dadas», se interpondría una segunda multa coercitiva. En este caso, por valor de 3.000 euros. El culebrón de Ca l’Ardiaca sigue sumando capítulos, y esto que todavía no se sabe el futuro del edificio.

Temas: