Tarragona archiva el plan para construir 300 pisos en la Avinguda d’Andorra

Los restos arqueológicos de alto valor encontrados en el plan parcial obligarán al promotor a elaborar un nuevo proyecto y a reiniciar desde cero la tramitación administrativa

Las esperadas 333 viviendas que deben construirse entre la Avinguda d’Andorra y Països Catalans deberán seguir esperando. Los restos arqueológicos de alto valor encontrados en la zona obligarán al Ayuntamiento de Tarragona a archivar el expediente urbanístico del Pla Parcial 1, abierto desde los años ochenta, por lo que ahora el promotor que impulsa el futuro barrio deberá reiniciar desde cero todo el proceso administrativo.

Según ha podido saber el Diari, la Comissió Informativa i de Seguiment de Territori i Patrimoni municipal, convocada para hoy a las 8.30 horas en la Sala dels Personatges Il·lustres del Ayuntamiento de la Plaça de la Font, avalará «no continuar con la tramitación del proyecto de reparcelación del PP1», así como «archivar el expediente administrativo». Se da el caso de que esta carpeta ya contaba incluso desde mayo del 2023 con la aprobación inicial del proyecto de urbanización por parte de la Junta de Govern Local del consistorio.

«Nueva distribución de calles»

El paso que se dará hoy para dejar en nada todo el trabajo realizado durante los últimos treinta años será confirmado en el pleno municipal ordinario del próximo 18 de octubre. De esta forma, la reordenación urbanística del entorno entre la N-240 (la carretera de Valls) y la autovía A7 para conectar mejor el centro de la ciudad con Països Catalans y el Campus Sescelades –una zona muy transitada, por la que pasan muchas de las personas que a diario realizan el desplazamiento entre el centro de la ciudad y Sant Pere i Sant Pau– se verá paralizada sine die hasta tener un nuevo proyecto que tenga en cuenta los restos.

La decisión del gobierno municipal del PSC, que fue acordada en la reunión del pasado 6 de septiembre, llega después de que a principios de este año se hallaran restos de una construcción –que podría ser de la época romana del alto–imperial– y que corresponderían a una vivienda suburbana o a un mausoleo. También se localizaron restos de silos y posibles entierros.

La presencia de los restos afecta de manera importante a la definición final del proyecto, ya que estos están situados en medio de una calle prevista en la urbanización de la zona, que contempla una superficie global de más de seis hectáreas: 62.587 metros cuadrados.

En este espacio, aparte de las 333 viviendas, también se dibuja un parking disuasorio de 2.476 m2 para poner en marcha un nuevo estacionamiento. Este equipamiento contaría con una capacidad para unos 200 vehículos en una de las principales entradas en la ciudad en las que actualmente se aparca de manera no regulada.

Falta la segunda excavación

Fuentes municipales indican que la relevancia de los restos obligará a que la Generalitat «deba diseñar una nueva distribución de fincas», así como «un nuevo trazado de las calles», por lo que «no tiene sentido seguir tramitando el proyecto actual» porque este «deberá modificarse» de manera importante.

«Ahora se deja de tramitar. Cuando se haya reformulado el proyecto, este se iniciará de nuevo porque el nuevo plan que se presente ya no será el mismo que se ha tramitado», sostienen las fuentes municipales consultadas por este periódico.

El expediente que está a punto de ser archivado tiene pendiente todavía la realización de la segunda fase de las excavaciones arqueológicas. El motivo por el cual todavía no se ha podido llevar a cabo este trabajo es que, a día de hoy, aún no se ha desalojado a uno de los ocupas de la zona.

De hecho, la gestión de los restos ha abierto una pugna técnica entre Ayuntamiento y Generalitat, que discrepan sobre el tratamiento que debe realizarse cuando se urbanice el plan parcial: el Govern quiere que se proteja mediante una zona verde, mientras que el consistorio apuesta por que no se modifique sustancialmente la esencia del plan, por lo que avalaría que se integraran en un edificio.

Sea cual sea la vía definitiva, los 333 pisos previstos en el plan parcial de la carretera de Valls quedan ahora congelados, a expensas de que se apruebe un nuevo proyecto en lugar del que se avaló por primera vez... en 1991. Más de tres décadas después, el PP1 seguirá durmiendo el sueño de los justos.