El arzobispo de Tarragona: «Mosén Fort nos ha dado una masterclass de humanidad»

Último adiós al ángel de la bata blanca. El arzobispo Planellas presidió este sábado el funeral de mosén Xavier Fort. El momento más emotivo se vivió cuando los Xiquets del Serrallo levantaron un pilar de cuatro en honor al cura

Tarragona ha dado esta mañana el último adiós a mosén Xavier Fort, conocido como el ángel de la bata blanca, por haber estado más de 30 años acompañando a enfermos y a familiares en el Hospital Joan XXIII. Fort nació en la Part Alta en el año 1937 y, entre sus etapas más destacadas se encuentra su estancia en el centro hospitalario y en la parroquia de Sant Pere Apòstol del Serrallo.

El funeral se ha celebrado en la parroquia de Sant Pau, y la misa ha sido presidida por el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, quien ha dedicado unas emotivas palabras al difunto. «Mosén Fort nos ha dado una masterclass de humanidad a todos», decía el máximo representante religioso en Tarragona.

Foto: Carla Pomerol

La iglesia estaba llena a rebosar. Asistieron religiosos, políticos, enfermeras, médicos, además de una amplia representación de vecinos de El Serrallo. Uno de los momentos más emotivos de la mañana ha sido cuando los Xiquets del Serrallo han levantado un pilar de cuatro en honor al cura. Mosén Fort no solo fue uno de los fundadores de la colla castellera, también consiguió cohesionar un barrio que, por aquel entonces, estaba dormido.

Así nos lo cuenta Mònica Aguiló, serrallenca y miembro de los Xiquets del Serrallo. «Mosén Fort unió el barrio. Fue llegar él y que los jóvenes nos involucrásemos con la iglesia. El barrio es lo que es hoy en día gracias a él», dice Aguiló. A parte de la colla castellera, mosén Fort recuperó la procesión marítima de la Verge del Carme, creó la escuela de tambores, los Pastorets, el viacrucis y el esplai. Los vecinos recuerdan como cada mañana iba a despedirse de los pescadores. «Era el pegamento que necesitábamos», añade Aguiló.

Por ese entonces, en los años 90, la actividad en El Serrallo era puramente comercial. No había vida cultural. Mosén Fort la impulsó. Lluís Marçal, casteller y amigo personal de Fort, recuerda los inicios de su relación con el cura. «Era de una manera que no le podías decir que no a nada. Él tampoco tenía un no para nadie», explica Marçal, quien añade que «siempre estaba dispuesto a darlo todo por el resto a cambio de nada. Creo que hoy en día, soy como soy, en parte, gracias a mosén Fort. Me enseñó a ser altruista, a hacer a cambio de nada. Y esto me ha marcado la vida», explica, emocionado, Marçal. No hay nadie que hable mal de mosén Fort.

El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, le dedicó unas bonitas palabras. «Mosén Fort ha sido un maestro en el acompañamiento espiritual de enfermos, familiares e incluso trabajadores. Ha sido un ejemplo para todos nosotros», explica Planellas.

También han querido darle el último adiós al cura los profesionales del Hospital Joan XXIII. Enfermeras, médicos, administrativos. No faltaba nadie. «Estamos muy tristes por su pérdida, pero también contentos por haberlo conocido. Hemos tenido mucha suerte. El mundo ha perdido una buena persona, de las mejores que hemos conocido», explican un grupo de enfermeras a la salida de la iglesia.

Mosén Fort, entre otras cosas, tenía como costumbre visitar cada noche a los pacientes de la unidad de críticos. «Los trabajadores siempre le llevaremos en nuestros corazones», decían profesionales de la UCI.

Tampoco faltaron alumnos suyos que, más tarde, acabaron siendo amigos. Eran Jordi, Ramón, Pau, Joan y Víctor. Ahora tienen más de 60 años, pero mosén Fort fue su tutor en octavo de EGB en el Col·legi Sant Pau. «Recordamos como grababa partidos de fútbol en Super 8 o como fue el primer profesor que nos dio clases de educación sexual. También nos hacía reproducir programas televisivos de preguntas y respuestas con la temática de la Biblia. Nos la aprendimos todos», explica el grupo.

Tarragona se ha podido despedir como Dios manda de un gran hombre. De una persona que nos ha llenado en vida y que nos ha dejado el mejor legado posible.