Las dos madres que plantan cara al abuso sexual infantil

A Manoli y Míriam las unió el dolor de saber que sus hijas eran víctimas. Decidieron fundar una asociación y en dos años han pasado más de 60 familias

«Cuando algo así (el abuso sexual a menores) se sabe, toda la familia salta por los aires», explica Manoli Villarino. Ella y Míriam Arenas saben bien de qué hablan porque fue justo lo que pasó en sus casas al saber que sus hijas habían sido abusadas durante años.

De aquel dolor, pero, sobre todo de la soledad que sintieron durante todo el proceso posterior surgió la idea de crear una asociación. Así pusieron en marcha, hace dos años, AFASIT (Associació Families Abusos Sexuals Infantils Tarragona). Lo que no esperaban, reconocen ahora, es que tantas personas terminaran llamando a su puerta. Desde entonces se han acercado a ellas más de 60 familias.

El sistema, explica, ha dado pasos importantes para atender mejor a las víctimas. En Tarragona, de hecho, ha sido el primer sitio donde se ha abierto una Barnahus, un modelo de atención integral donde todos los departamentos que intervienen en un caso de abuso sexual se encuentran en un solo lugar.

Las familias, no obstante, suelen quedar en un segundo plano. La atención psicológica a estos menores, apuntan Manoli y Míriam, suele ser insuficiente, y las familias muchas veces deben buscar ayuda y pagarla de su propio bolsillo. La prioridad es atender a los hijos; así que muchos ya no pueden costearse ayuda para ellos, señalan. «Muchos padres están rotos, cuesta que no se bloqueen por el miedo y la culpa», apuntan.

Un espacio para la recuperación

En este sentido la asociación ha creado talleres guiados por especialistas en que las víctimas pueden encontrar un lugar seguro para expresarse junto a otras que han pasado por lo mismo. En función de la edad se trabaja desde con sesiones de cuentos hasta talleres de arteterapia. Atienden a adolescentes pero también a niños muy pequeños; de hecho hay cuatro menores de cinco años. La mayoría son chicas, pero también tienen a cinco chicos.

También hay grupos en que las familias se acompañan mutuamente. No se trata, apuntan, de sustituir la terapia. Para muchas, de hecho, es el momento en que descubren que necesitan ayuda.

Prevenir desde la primera infancia

Pero si en algo han puesto sus esfuerzos es en avanzar en la prevención, especialmente en la escuela, pero también en todos los ámbitos en que se desenvuelven los niños. Explican que, por falta de preparación, cuando son los docentes los que conocen un caso, suele comenzar una auténtica «patata caliente». Es por ello que organizan formaciones a demanda para maestros y profesores, pero también para monitores de comedor y actividades extra escolares o entrenadores de clubes deportivos.

Hacen, además, charlas para padres. Se han encontrado más de un caso, reconocen, en que tanto la madre como la hija han sido abusadas durante la infancia. «Esas madres nos dicen que pensaron que si algo así estaba pasando ellas se darían cuenta pero no, resulta que no hay perfiles, no hay un patrón; puede estar pasando en tus narices y no enterarte... Muchos no lo han descubierto hasta la adolescencia y ha sido porque las y los hijos se autolesionan o tienen intentos de suicidio».

Los datos las avalan. Según el último informe de Save The Children en base al análisis de más de 400 sentencias judiciales, en 8 de cada 10 casos de abusos sexuales contra la infancia el agresor es una persona del entorno familiar o conocida del niño o niña, y el 96% de los abusadores no tiene antecedentes penales relacionados con violencia sexual.

Es por eso que tienen programas de prevención en escuelas desde infantil hasta secundaria adaptados según la edad «hay que comenzar desde muy pequeños. A edades muy tempranas hay que explicarles donde están los límites. A esas edades no saben lo que es normal y lo que no», explica Eva Miralles, graduada en educación infantil cuya tesis fue justamente sobre la prevención de la violencia en la primera infancia y que colabora en los talleres.

En el caso de los adolescentes el foco está en la educación afectivo sexual. La prevención va por partida doble: aprender a detectar el problema también a prevenir futuras conductas de abuso.

La intención, además, es que el punto de vista de las víctimas esté presente en todos los ámbitos, por eso se reúnen con pediatras, fiscales, y cualquier profesional que se lo requiera. Han colaborado, además, en proyectos que hablan sobre el tema, como el cortometraje Anna, del joven director tarraconense Jordi Aldave.

Sustentadas por la solidaridad

De momento toda esta actividad está íntegramente financiada por las actividades que realiza la propia asociación y otras entidades amigas (no cuentan con ninguna subvención pública). Cuentan, además, con la ayuda voluntaria de profesionales de distintas áreas.

No obstante, explican las fundadoras de la asociación (que compaginan sus trabajos y sus familias con la entidad) las muestras de solidaridad han sido impagables; la genta ha organizado para ellas desde vermuts hasta carreras populares y todo tipo de actividades. Cuentan, por ejemplo, el caso de un corredor de Lleida que les conoció en una competición popular y ahora organiza una jornada de todo un día en su pueblo a favor de la entidad.

Cuando comenzaron, reconocen, no pensaron ni de lejos que las contactaría tanta gente, pero el esfuerzo, aseguran, compensa.

+ Información

. Para contactar con AFASIT y solicitar sus formaciones: afasit.cat

. En caso de abuso a menores: Infancia Respón 116 111 (teléfono confidencial y gratuito)

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