Devoción un año más en El Serrallo por la Verge del Carme
El momento álgido de la procesión se alcanzaba cuando la virgen, llevada de rodillas por los ‘portants’, entraba en la iglesia y los Xiquets del Serrallo alzaban dos ‘pilars de quatre’ en honor a la patrona
Tradición, emoción y devoción son, sin duda, las palabras perfectas para definir qué sienten los vecinos y vecinas de El Serrallo el día 16 de julio. Un año más, ayer volvió a ser un gran día en el barrio marinero. Y es que se celebró la tradicional procesión en honor a la patrona de los pescadores: la Verge del Carme. Este año, esta se vio obligada a modificar el recorrido debido a las obras que se están llevando en la zona.
Alrededor de las seis y media de la tarde la plaza Bisbe Bonet ya estaba llena de gente, así como también lo estaban las diferentes terrazas del Moll de Costa. La mayoría aprovechaban las pocas zonas de sombra disponibles porque el calor se hacía notar.
A las siete en punto los primeros tambores empezaban a redoblar. Detrás, los pequeños pescadores, la Vibrieta, los Gegants y Nanos y els Xiquets del Serrallo. En ese momento la Verge salía de la iglesia entre vítores y aplausos. Nadie quería perderse el momento en que esta pasaba por la colorida alfombra. De esta manera, daba inicio la procesión que llevaba a la patrona al muelle para subirla a una barca e iniciar su tradicional ruta marítima por el puerto, acompañada de una decena de embarcaciones más. Entre los presentes sorprendió la presencia de Salvador Illa.
Solo unos pocos afortunados la pudieron seguir desde el mar. La mayoría esperaban para recibirla en la orilla. Los más veteranos apostaban por guardar sitio en las escaleras de la iglesia. «Desde aquí se ve a la perfección. Es el mejor sitio, sin duda. Cada año vemos la entrada de la patrona desde este punto. No nos perdemos ningún detalle», afirmaba Maite.
La espera se hizo larga entre los presentes y los nervios se empezaron hacer notar. «¿Viene ya? ¿Cuánto falta?», se escuchaba entre el público.
Lo que es innegable es que para los y las serrallenses ese día es más que especial. «Es muy emocionante. Cuando éramos pequeñas veníamos con nuestros abuelos. Ellos nos inculcaron esta tradición», explica Júlia Renuncio. A su lado, su prima Maria Arjona añadía «durante muchos años acompañábamos a la patrona por mar. Un amigo de nuestros padres tenía una barca e íbamos toda la familia».
El momento álgido de la procesión llegaba cuando la virgen, llevada de rodillas por los ‘portants’, entraba en la iglesia y los Xiquets del Serrallo alzaban dos ‘pilars de quatre’ en honor a la patrona. Justo entonces, decenas de móviles se encendían para capturar el instante. La emoción se desbordaba. Se veía en las caras de los presentes y más de uno no pudo evitar soltar alguna lágrima.
«¡Viva la Mare de Déu del Carme! y ¡Viva El Serrallo!», se escuchaba. Una vez la patrona entró en la iglesia, la mayoría se acercó a la imagen de la virgen para venerarla.
De esta manera, se ponía punto final a uno de los días más importantes e intensos para el barrio marinero.
La gente iba abandonando, poco a poco, la plaza mientras comentaba cómo había ido la jornada. Más de uno aprovechó la ocasión para quedarse a cenar en alguno de los restaurantes del barrio y finalizar el día acompañado de los suyos.
Ahora muchos ya piensan y esperan el 16 de julio del año que viene.